- Text Size +

Esa noche tuve un sueño extraño. Me encontraba en el mismo limbo blanco donde conocí a la Diosa Rachel, pero ella no estaba ahí, grité un par de veces su nombre pero no recibí respuesta alguna, hasta que, y luego de caminar bastante mientras llamaba, logré ver a una mujer a lo lejos. Corrí hasta ella preguntando quien era, y cuando estuve a escasos metros de ella de pronto me congelé, no podía moverme, y ella simplemente se volteó para verme a los ojos. Vestía una túnica de seda negra con bordes color violeta que le llegaba hasta los tobillos, dejando ver unas botas de cuero negras casi totalmente lisas. Su cabello estaba rapado en los laterales de la cabeza, dejando la parte superior algo alborotada, la cual era mitad blanca mitad violeta. Su tez pálida junto con sus ojos también violetas pero con un brillo tremendo hacían una combinación un tanto tétrica, potenciada por su expresión seria. Yo la veía fijamente y ella hacía lo mismo conmigo, hasta que empezó a hablar.

 

- Adam… Adam… ¿Dónde estás…?

 

Traté de moverme pero no pude, sólo podía mover la boca y entonces respondí como lo había hecho antes, sólo que con más miedo en mi voz, ya que al parecer una bruma oscura empezaba a subir por mis piernas.

 

- Quien… Eres… Tu…

- Soy la vida y la muerte… El Inicio y el Fin… El Amor y el Odio… Y pronto vendrás conmigo…

 

Su voz se fue desvaneciendo, junto con su figura, que empezó a alejarse de mí, o más bien yo de ella, mientras se desvanecía en una neblina cargada de magia y yo era tragado por la bruma. Empecé a gritar desesperadamente, el miedo se apoderó de cada parte de mi cuerpo…

 

Fue entonces cuando desperté. Oí fuera del calcetín que Eve ya se había despertado, y al parecer oyó mis gritos ya que no tardó en sacarme de mi cama de tela para hablar conmigo.

 

- ¡Adam! ¡¿Qué pasó, estás bien?!

- Sí… Solo tuve una pesadilla.

- Menos mal, imagínate que hubiera pasado si una de mis hermanas pasa y te oye gritar, ¿cómo les explico?

- ¿Tus hermanas?... Eve, hay algo que quiero decirte, pero por favor no te alteres.

- Está bien… ¿De qué se trata?

 

Luego de todo lo que ocurrió anoche con la familia de Eve, y luego de amanecer con mal cuerpo gracias a mi pesadilla, traté de ser lo más sincero que pude con mi mejor amiga, y empecé a contarle todo con la sutileza y calma que me caracteriza.

 

- ¡ANOCHE TU MAMÁ RECOGIÓ EL CALCETÍN CONMIGO ADENTRO Y LA METIÓ A LA ROPA SUCIA, DONDE ESTABA UNA MANGA QUE RECOGIÓ DEAD/ROXY PARA AYUDARLA A ESCRIBIR CONMIGO DENTRO, ME NOTÓ Y JUGÓ UN RATO CONMIGO HASTA QUE ENTRÓ LISA Y ME LEVÓ A SU CUARTO PARA ITERROGARME Y JUGAR MÁS CONMIGO, SE FUE A BAÑAR SONSTENIÉNDOME PERO RESBALÓ Y SE GOLPEÓ LA CABEZA, DEJÁNDOME EN EL SUELO DONDE ABBY ME PISÓ Y LUEGO DE AYUDAR A LISA SE FUE A SU CUARTO, CASI MUERO BAJO SU SUELA Y TUVE UNA VISIÓN DONDE VI A LA DIOSA RACHEL HABLÁNDOME PERO DESPERTÉ, ABBY ME CONTÓ DE SU VIDA, ERA MUY AMABLE, Y ME LLEVÓ CON TU MAMÁ DONDE AL FINAL SE METIERON TODAS LAS HERMANAS MENOS MARCY, ME DEFENDIERON DEL ENOJO DE JOAN Y LUEGO DE DARLE UN MASAJE ME DEJÓ DE VUELTA EN TU CALCETÍN MIENTRAS DORMÍAS!

- ¡¡¡QUÉ!!!

 

De la sorpresa que tuvo mi breve resumen en ella, por accidente Eve me dejó caer al suelo, pero afortunadamente movió su rodilla antes de que me estampara contra el piso para salvarme.

 

- Lo siento, no quería…

- Está bien Eve… Pero todo lo que dije es verdad, fue una serie de accidentes y eventos fortuitos, pero al fin conozco a casi toda tu familia.

- ¡Ayayayay! ¿Y ahora qué hago? ¿Acaso les caíste bien? ¿Mamá te dijo algo grabe, está enojada?

- No no, para nada, como te dije, causé una buena impresión en todas al final… Creo que debería hablar con ellas de esto, pronto.

- Sí… Tienes razón... Un momento.

 

Entonces Eve cerró su palma con cariño para ocultarme y bajó al primer piso de la casa, donde al parecer estaba toda su familia desayunando en la mesa de la cocina, y pude reconocer sus voces.

 

- ¡Buenos días! –Dijo Eve.

- Buenos días Eve, ¿despertaste temprano? ¿Hoy si nos acompañas a desayunar?

- No es eso, me gusta dormir, es sólo que tengo que hablar con ustedes de algo.

- ¿De qué? –Preguntó Marcy, al parecer.

- Algo de mayores, niña linda, parece que ayer las demás se divirtieron un poco sin mí. –Dijo Eve con un tono enfático en algunas palabras.

- No entiendo. –Dijo Marcy.

- No te preocupes, son cosas aburridas para niños que les gustan a las chicas más grandes, cosas “pequeñas”. –Dijo Eve.

- Ahhh, ya sé de qué hablas, cariño. Oye Marcy, ya terminaste tú cereal, ve a lavarte los dientes. –Dijo Joan.

- Pero mamá, quiero oír de las cosas divertidas que hicieron.

- Son cosas aburridas de grandes, sólo ve, ¿de acuerdo?

- Ok… -Dijo Marcy, antes de pasar al lado de Eve y subir las escaleras. Cuando dejé de escucharla y las chicas también, Eve abrió sus manos mostrándome ante las caras de pena de su familia.

- Adam ya me dijo todo, ¿qué tienen que decirme ustedes?

- ¿El? Uff, nada. –Dijo Lisa

- Nada de nada. –Dijo Roxy.

- No me acuerdo de nada. –Dijo Joan.

- ¡Él es Adam, hola Adam! ¿Dormiste bien? –Dijo Abby.

- ¡ABBY! –Gritaron las evasivas.

- ¿Qué? No puedo mentirle a Ivy.

- Gracias, hermana. ¿Y bien, qué pasó?

- Mira, todo fue por accidente, algunas se dejaron llevar, yo fui la más tranquila, claro. –Dijo Lisa.

- ¿Tranquila? Jugaste al BDSM con él, Lizzy. –Dijo Roxy.

- ¡¿QUÉ?! –Exclamó Eve.

- No es cierto, sólo… Rasgué la superficie, eso es todo.

- Niñas, cálmense… Hija, ¿qué te dijo Adam? –Preguntó Joan.

- Me dijo que lo encontraste en la ropa sucia, que pasó por R-Dead y Lisa que jugaron con él, que Abby lo pisó y lo ayudó junto contigo, y que te dio un masaje.

- ¿Qué más?

- Creo que es todo.

- ¿Te dijo de todas las veces que se corrió? –Dijo Lisa.

- ¡¿QUÉ?! –Ahora la mirada inquisitoria de Eve estaba sobre mí.

- Oye, no te enojes,  tú fuiste la primera. –Dijo Lisa.

- ¡YA BASTA! Esas cosas las pueden hablar después, lo que tienes que saber hija es que Adam pasó por todas nosotras, que lo apreciamos, es un buen chico y te ayudaremos a cuidarlo hasta que recupere su tamaño normal.

- De acuerdo… ¿Y estás de acuerdo con eso, mamá?

- Por supuesto, Adam es bueno y necesita de nuestra ayuda.

- Gracias…

- Pero no creo que debas llevarlo a la escuela si eso es lo que querías, que se quede en tu habitación en lo que vuelven.

- ¿Te parece bien eso, Adam?

- Claro, no veo el problema.

- Ahora guárdalo antes de que llegue Marcy, luego hablaremos de cómo ayudarlo.

- Ok mamá… Dijo Eve mientras se iba, recogió un par de hojuelas de cereal y le dio una mirada enfadada a Lisa. Finalmente volvió a su habitación, recogió el calcetín y lo puso encima de su escritorio junto conmigo.

- Bien Adam… Pues te dejaré aquí hasta que regrese, tengo Prime Video en mi Laptop para que puedas ver series y no te aburras, y… Aquí tienes un poco de cereal, sé que no es la gran cosa pero en tu tamaño seguro que servirá, lamento no estar más preparada…

- No tienes que disculparte, Eve, con lo que ya estás haciendo por mí es suficiente… Gracias.

- De nada, Adam. –Dijo Eve, luego fue a buscar su mochila y su celular para irse, ella siempre despertaba más tarde que sus hermanas por lo que me dijo una vez, así que ya era hora de ir a la escuela, pero antes de eso, quise decirle una última cosa.

- Eve.

- ¿Sí?

- Tu familia es genial, y pasaron varias cosas… Pero no lo olvides, tú eres mi mejor amiga, y yo te, te…

- Gracias Adam, en serio… Y eso guárdalo para un momento especial, jiji.

- De acuerdo.

 

Eve sonrió y se fue, dejándome prendida la computadora con la página. Unos minutos después vi al auto salir de la casa por la ventana, que daba a la entrada de la casa, y como el otro día allí manejaba Abby llevándose a todas sus hermanas a la escuela. Al poco tiempo y para mi sorpresa entró Joan a la habitación.

 

- Con permiso… Adam, tengo que hablar contigo.

- Hola, señora Joan, ¿qué pasa? Dije, presionando con ambas manos la barra espaciadora para pausar el episodio de Smallville que estaba viendo.

- Ya sabes, espero que no le hayas contado “todo” a Eve.

- Se lo prometí, no hablé de nada relacionado con su magia, lo más que le dije fue mi encuentro con Rachel.

- Comprendo, gracias por eso chico… Y trata de no mencionarlo mucho, te lo digo para cuando regreses a la normalidad, el Toque Divino es algo bastante especial, y mientras menos gente lo sepa mejor, en especial si son gente que también lo tiene.

- No entiendo, ¿a qué se refiere?

- Bueno, luego de dejarte empecé a leer más sobre esto en uno de mis libros por si encontraba algo que nos ayudara, y al parecer durante la Gran Guerra Santa las brujas descubrieron que el Toque Divino es una forma de comunicación entre distinta gente que lo haya tenido, consecuencia de haber conocido a Rachel, supongo. Y esta comunicación se daba por…

- ¿Los sueños?

- ¿Cómo lo sabes?

- Es que anoche tuve una pesadilla, una extraña mujer me congeló en el mismo lugar donde vi a Rachel, y me estaba buscando.

- Por todos los cielos… Creo que ella puede ser la mujer que te encogió. ¿La habías visto antes?

- No la recuerdo de nada, la verdad.

- Ok… Seguiré leyendo en el trabajo y veré si puedo saber más, igual le diré a Abby que me ayude con eso, por lo pronto quédate aquí, y no salgas de la habitación.

- Ok… –Dije, hasta que algo me vino a la cabeza rápidamente, recordando lo último que viví. – ¿Señora Joan, puedo preguntarle algo?

- Claro hijo, dime.

- Ayer cuando me topé con Roxy, con Lisa, con Abby y con usted, siempre me preguntaban si vi a Marcy o si ella me vio, ¿por qué?

- Bueno… Mi hija Marcy es especial, es muy animada y juguetona, así que si algún día viera a un reducido como tú, Diosa sabe lo que le pasaría, por eso ella no debe saber de ti, por eso no salgas del cuarto… Ay mira la hora, llegaré tarde al trabajo… Recuerda no mencionar la magia, adiós Adam.

 

Dicho eso Joan se tele trasportó fuera de la habitación, al parecer aprovechó de que sus hijas no estaban para usar magia e irse más rápido, por lo que vi. La mañana estuvo sin incidentes, vi unos 7 capítulos de Smallville hasta que, por desgracia, me dieron ganas de ir al baño. Dudo que los cereales me hayan caído mal, pero aun así no había ido al baño en muchísimo tiempo, así que las ganas me entraron de golpe. Joan me dijo que no saliera de la habitación, y ciertamente llegar hasta el baño me tomaría varios minutos, pero tampoco quería dejarle a Eve un regalo en su escritorio, sería horrible luego de todo lo que ha hecho por mí, así que vi una oportunidad en la ventana cerca de mí, estaba un poco abierta y podría aprovechar eso, era poco decoroso, pero dadas las circunstancias no podía esperar a tener más opciones. Subí hasta la parte inferior de la ventana y me puse en posición, esto no es necesario contarlo, así que digamos que misión cumplida, supongo. Cuando traté de bajarme pasó algo horrible, una briza azotó la ventana y me hizo perder el equilibrio, lo suficiente como para hacerme caer fuera de la ventana. Si una caída desde el escritorio podría lastimarme mucho en mi tamaño, una como la que estaba sufriendo seguramente me mataría. Estaba aterrado, grité pero fue en vano, sólo cerré los ojos antes del final y…

 

No morí. Al parecer aterricé en un charco de lodo dentro de la zona pastosa de la entrada de la casa Turner, y eso amortiguó la caía. Aun así me parecía raro, mi caída fue como saltar de un piso 30 en mi tamaño, ¿acaso el Toque Divino me protegió? Supongo que luego lo sabría, pero de momento estaba feliz de seguir con vida. Al otro lado de la calle vi mi casa, me recordó que no debía estar ahí así que empecé a caminar de vuelta a la casa Turner, no sin antes zambullirme en un charco de agua cercano para quitarme algo del lodo que me cubría. Logré pasar por debajo de la puerta y empecé a caminar, pero en mi tamaño me tomaría mucho tiempo llegar a la habitación de Eve. Aun así no tenía de otra, por lo que en media hora caminé por toda la sala hasta las escaleras, tarareando canciones como menso para no aburrirme. Al llegar vi que la escalada iba a estar dura, me costó de 1 a 2 minutos subir un escalón, y al décimo escuché algo aterrador, la puerta de la casa se abrió, y una voz aguda retumbó en las paredes.

 

- ¡MAMÁ! ¡ABBY! ¡ALGUIEN! Volví a casa, la profesora Brooks volvió a enfermarse y la mamá de Andrea me trajo de nuevo. ¿¡HOLA!?

 

Era Marcy, había llegado a casa. Yo traté de correr a una esquina para que no me viera o me pisara al subir a su cuarto, pero todo fue en vano, luego de dan un paso sobre la escalera todas las advertencias de Joan y preocupación de las chicas cayeron en picada, ella me vio…

You must login (register) to review.