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Su sonrisa no era para nada tranquilizadora, lo que desde luego me inquietaba un poco, pero no tuve mucho tiempo para pensar ya que pronto la niña rompió el hielo.

- ¿Y que jugaban con sus pies? Recuerda ser honesto.

- Bueno, sólo los… Masajeaba, y besaba… Y me pisaban.

- Mmm no sé si me guste nada de eso… –Exclamé de alivio. –… ¡Así que lo haré a mí manera! –Precipitadamente.

Ella se sentó en el suelo y me dejó en medio de sus 2 pies, que estaban casi cruzados, por lo que tenía sus 2 infantiles y enormes suelas a ambos lados de mi cuerpo.

- Sube a mi pie… Vamos. Quiero probar que tan fuerte eres, para no pasarme cuando juguemos y que estés a salvo.

 

No quise enfadarla, y luego de todo lo que le dije me parecía genial que se tomara esas molestias y quisiera jugar limpio, así que le hice caso y me subí a su suela derecha, al tenerla un poco más cerca.

 

- Recuéstate.

 

Eso hice, al principio no entendía muy bien lo que quería hacer, pero al ver que su otra suela se acercaba a mí no dejaba mucho margen a la imaginación.

 

- ¡¿Q-Qué haces, Marcy?!

- ¡Tranquilo, sólo quiero probar tu fuerza, si sientes dolor avísame, si no pues todo bien!

 

Si pie se acercó lentamente a mi posición, traté de no asustarme y respiré un poco, craso error ya que terminé oliendo el apestoso pie de Marcy, para luego ser presionado por sus 2 suelas. Estaba atrapado entre aquellas paredes de carne que desprendían un olor peculiar, no era ni de cerca como el de las otras chicas Turner, era notablemente peor, muy parecido al de los pies de Holly, y creo que por las mismas razones, al parecer (por el calzado que llevaba Marcy) había hecho educación física, lo que significa más mugre y sudor que me hagan compañía en mi prisión de pies. Aun así no me dolía ni un poco, ni siquiera cuando empezó a frotar sus pies de arriba a abajo de una manera bastante rítmica, ¿este era un masaje? La verdad eso creo, no es que haya recibido nunca uno, pero la sensación era parecida a la que yo proporcionaba al masajear los pies de mi familia o los de Joan anoche, aunque como siempre a una escala mucho mayor.

 

-¿Estás bien, Adam?

- S-Si… Estoy bien Marcy…

 

Al tratar de responder se me metió un poco de sudor en la boca de repente, por lo que al toser no pude evitar  el roce de mis labios contra las suaves suelas de Marcy, cosa que la giganta no pasó desapercibida.

 

- ¿Eso fue un beso?

- Emmm…

- Parece que no está tan mal, sigue besando.

 

Aunque con resquemor, obedecí rápidamente la orden de Marcy. Empecé a besar sus suelas, abarcando casi toda la superficie ya que ella seguía moviéndome entre sus pies, no sé cuánto tiempo pasó desde que empecé con este juego, si algo aprendí estando en su boca fue que la niña no se aburría rápidamente, por lo que estuve un buen rato probando el sabor de su suela, tragando parte de su abundante sudor, e impregnándome tanto de la suciedad en su suela como del olor de sus pies, uno que a partir de ese momento nunca podría olvidar. Finalmente la niña se detuvo, dejándome recostado en su suela mientras me veía con una sonrisa en su cana sin ninguna pisca de malicia detrás, a la par de que yo sólo pensaba en recuperar el aliento luego de besar tanto su suela.

 

- ¿Te gustó ese juego, pequeñín?

- ¿Eh?... Sí… – ¿¡QUÉ!? Mierda, hablé sin pensar.

- ¡Perfecto! Debo decirte que usé toda mi fuerza al presionarte con mis pies, así que si pudiste con eso, puedes con cualquier cosa que intente. Ahora juguemos otra cosa, ponte en el suelo.

 

Lentamente me levanté y me paré en el suelo, era agradable volver a una superficie sólida luego de estar suspendido tanto tiempo entre los pies de Marcy.

 

- Juguemos a las atrapadas, yo trataré de atraparte y tú de huir, si puedes escapar por más de 5 minutos te dejaré elegir el siguiente juego, pero si yo en ese tiempo te atrapo 3 veces haré lo que quiera contigo, ¿de acuerdo? –Dijo la niña, aunque a mí eso me parecía una locura.

- ¡Pero Marcy, tú eres muchísimo más grande que yo, me atraparás en segundos! –Dije yo, tratando nuevamente de hablar a su manera y no decirle simplemente que no.

- Entiendo… Entonces me pondré una desventaja para que estemos parejos… ¡Ya se! Sólo puedo usar mis pies para atraparte. Ok, entonces pondré la alarma.

 

Marcy sacó su celular de su bolsillo y al parecer puso el cronómetro, me explicó que sonará cada minuto para tomar el tiempo hasta que pasen los 5, y me dejó unos segundos de ventaja para alejarme de ella. Finalmente puso en marcha la cuenta atrás y empezó a perseguirme. Los pasos de la niña retumbaban a mí alrededor, para ella era simplemente caminar, para mí cada paso era un temblor cuya magnitud iba en aumento conforme se acercaba a mi posición. Volteé la mirada y vi cómo estaba por pisarme con su pie izquierdo, así que rápidamente salté a un lado tratando de evitarlo, con éxito. Sonó la primera alarma, quedaban 4 minutos para ganar, pero eso de hecho me distrajo ya que el pie derecho de Marcy se puso rápidamente sobre mí, dejando la mitad de mi cuerpo atrapado entre sus dedos. Entonces ella se sentó y presionó sus 2 suelas sobre mí, atrapándome.

 

- ¡Yupi! ¡Te atrapé! ¡Sólo faltan 2 más, mejor corre, pequeñín! ¡Jijijijiji!

 

Ese consejo no era uno que iba a pasar por alto, así que nuevamente recuperé el aliento y empecé a correr lo más rápido que mi magullado cuerpo me permitía. Empecé a pensar en mis posibilidades, ella sólo podía atraparme usando sus pies, así que tenía que ir a un lugar donde sus pies no puedan alcanzarme. La segunda alarma sonó y viendo mis opciones me percaté de algo: La cama. Si me escondía bajo su cama en medio de la habitación, ella no podría alcanzarme con sus pies, era perfecto, por lo que empecé a correr hacia su cama. Sin darme cuenta le había perdido la pista a Marcy, y ella apareció de repente frente a mí, dio un salto cerca de mi posición y el suelo volvió a estremecerse, haciendo que perdiera el equilibro y cayera sobre mi espalda en el suelo. Lo siguiente que vi fue a Marcy riendo con las manos en las caderas, levantando su pie para aplastarme. Traté de gritar pero mi voz se vio ahogada rápidamente por la suela de su pie derecho. Estuvo así jugando conmigo hasta que sonó la tercera alama, luego simplemente volvió a presionarme entre sus 2 pies y soltarme.

 

- Ahhhhhhh… –Suspiré.

- ¡Cielos, queda muy poco, pero sólo una más  y gano, mejor corre de una vez Adam, jijiji!

 

Y eso hice, seguí corriendo hasta que finalmente alcancé el borde inferior de su cama, y evitando sus pisadas como la primera vez, logré meterme debajo de ella. Corrí hasta llegar al centro, donde sólo podía ver a los pies de Marcy asomarse tratando de alcanzarme. La cuarta alarma sonó, estaba a nada de completar el reto, y con un minuto de descanso, pero de repente la cama empezó a moverse a un lado, y de nuevo me encontraba en el exterior, viendo cómo Marcy me veía con un pie en el suelo y con el otro sobre el borde de la cama, la había movido.

 

- ¡¿Pero cómo?!

- Te dije que no podía usar más que mis pies para atraparte, no que no podía mover cosas en el cuarto, más vale que corras, pequeñín.

 

Ella tenía razón, no rompió ninguna regla, sólo se adaptó para ganar como yo lo hice antes, vi como su pie volvía a acercarse a mí, pero no me dejaría atrapar, empecé a correr evitando ser capturado. Quedaban pocos segundos para ganar, cuando de pronto sus 2 pies aterrizaron a ambos lados de mi cuerpo, aturdiéndome el tiempo suficiente como para que Marcy saltara sobre mí cuerpo con sus 2 suelas, las presionara y ganara el juego a escasos segundos de que sonara la quinta y última alarma, la cual la niña fue a apagar quitándome sus pies de encima por el momento.

 

- ¡¡¡GANÉ, GANÉ!!! ¡Y como premio puedo hacer lo que yo quiera!... Oye, ¿estás bien Adam?

- Sí… Sólo trato de… Recuperar el… Aliento…

- Parece que estás cansado, jijiji. Yo hoy tuve gimnasia y corrí bastante.

- ¿Entonces me entiendes?

- Claro, ya te dije que no soy tonta… Y tampoco soy mala, en el siguiente juego no te pediré mucho ejercicio…

- Muchas gracias Marcy…

 

Ella sonrió y me recogió del suelo, luego puso la cama en su lugar se sentó sobre ella, para dejarme otra vez sobre aquel cubrecama color crema. Estuve al pendiente de lo que hacía, y sin pararse alcanzó sus zapatillas y sacó sus calcetines de dentro de ellas, para luego dejarlas otra vez en el suelo. Con delicadeza volvió a colocarse su calcetín derecho en su pie, me guiñó un ojo y volvió a recogerme.

 

- ¿Q-Qué estás haciendo, Marcy?

- Cómo quiero que descanses un poco, te pondré dentro de mi calcetín para que estés cómodo y descansemos  un rato.

- ¡Espera! –Dije algo asustado, mientras veía como abría la abertura de su calcetín debajo de donde yo estaba.

- No seas tímido, no pasa nada, nos vemos en un rato, pequeñín.

Dicho eso, Marcy me dejó caer dentro de su calcetín. Me deslicé por el borde hasta llegar a la punta, el olor era muchísimo más intenso dentro de la tela, ya que la esencia de sus pies sudados por horas quedó impregnada en ella, no sabía cómo, pero el olor era mucho más intenso que dentro del zapato de Holly. Los dedos de su pie izquierdo no se hicieron esperar, y entraron junto con el resto de su pie lentamente en su calcetín acerándose a mí como un depredador a su presa. Finalmente llegaron, y yo estaba en medio del espacio entre sus dedos y el arco de su pie. Como la cerecita sobre el pastel, ella me presionó con todos sus dedos, en un jugueteo tierno que en mi tamaño era como un gran abraso de oso.

 

- ¡Veré la tele un rato, tu si quieres puedes seguir con esos besitos y lamidas de antes, no creo que se te canse la lengua, jijijijijiji!

 

Entonces ella se acostó en la cama, prendió la tele, cruzó las piernas y empezó a relajarse, mientras yo no podía hacer otra cosa que seguir con lo mío. Empecé a besar sus dedos y a lamer los arcos de los mismos pro no sé cuánto rato, llenando mi lengua de su esencia fétida a pies de niña sudados. Mi mente estaba en otra en ese momento, no recuerdo cuanto tiempo estuve en eso, no recuerdo si me estaba gustando o no (aunque no me disgustaba), y no recuerdo si llegué a excitarme o correrme, eso se los dejo a su criterio, yo por ahí no paso. Luego de lo que parecieron semanas enteras adorando los pies de Marcy dentro de sus medias, la puerta se abrió de golpe y escuché una voz que me sacó de mi transe.

 

- ¡MARCELINE SUSAN TURNER!

 

Era Joan.

 

- ¿¡Mamá!? Llegaste temprano, ¿no?

- ¿¡No trates de esconderlo, jovencita, donde lo pusiste!?

- ¿Yo? ¿A quién?

 

De pronto los ojos de Joan se posaron en el bulto de adentro del calcetín de Marcy, pude ver como su silueta empezaba a temblar con forme se daba cuenta de que yo estaba allí.

 

- ¡Sácalo en este instante, sin excusas!

 

Marcy renegó un poco, pero la mirada inquisitiva de su madre no le dio otra opción y se quitó el calcetín, dejándome caer sobre la cama.

 

- No puedo creerlo… ¿¡EN QUÉ ESTABAS PENSANDO, JOVENCITA!?

- Sólo quería jugar con él, es todo.

- ¡ÉL NO ES UN JUGUETE, ES UN SER VIVO!

- Pero mamá…

- No hay excusas, date la vuelta.

 

Marcy lo hizo, y noté como la mano de Joan desprendía un brillo que ya había visto anoche, y que pude reconocer.

 

- No le vas a…

- No hay de otra, ya te vio Adam.

- ¡Pero no fue su culpa!

- ¿Cómo dices?

 

Sentí la necesidad de defender a Marcy, ella no había hecho nada malo (al menos no a propósito) y era verdad que era alguien lista y capaz de mantener un secreto como este, no estaba de acuerdo en que la separaran del resto sólo por ser la más pequeña, y eso le dije a Joan junto con contarle la historia.

 

- …Y eso fue lo que pasó, fue mi culpa que todo esto sucediera, debí quedarme en el cuarto de Eve como me dijiste.

- Ya veo… Pero no sé si sea lo mejor para ella. –Dijo Joan.

- ¡SI LO ES MAMÁ, YO PUEDO! –Dijo Marcy.

- Pero…

- Ella puede, mamá.

 

Alguien más entró por la puerta del cuarto, era Eve. Por suerte Joan no usó sus poderes y no hablamos nada de magia, ese secreto, aunque yo no estaba muy de acuerdo, seguía a salvo.

 

- Marcy es mi hermanita, mi niña linda, y aunque no lo parezca es tan capaz de cuidar de Adam como cualquiera de nosotras.

- ¿Estabas escuchando? –Preguntó Joan.

- Si, no era mi intención pero tampoco quiero que Marcy pague los errores del resto, lo que dice Adam es cierto, puede que pienses que no está lista, ¿pero quién lo está? Nosotras nunca hemos cuidado a un pequeñín como él, y creo que es mejor que estemos todas unidas en esto en vez de ocultarnos cosas.

- ¡Gracias, hermana! –Dijo Marcy con unas lágrimas en los ojos, aunque no tantas como yo al ver tal hermoso acto de fraternidad que había hecho Eve.

- Puede ser… ¡Pero no quiero que hagas eso de nuevo jovencita!

- ¡No lo haré, lo juro!

- Está bien.

- Mamá, también hay otra cosa, necesito a toda la familia abajo para decirles algo, es sobre cómo ayudar a Adam.

 

Yo me extrañé al principio pero me alegraba que al fin hubiera un progreso, así que las 3 (junto conmigo) bajaron a la sala de estar, donde ya se encontraban Dead, Lisa y Abby. Me pusieron sobre la mesa donde pude admirar lo colosal de la figura de las 6 gigantas Turner juntas por primera vez, mientras esperaba.

 

- Ok Ivy, ya estamos todas, ¿qué querías decirnos?

- Bueno, desde ayer que he tratado de contactar a una amiga para que nos ayude con este problema. Bueno, resulta que me respondió y parece saber más que nosotras de este tema.

- Entonces eso significa qué…

- Sí Adam, Rena al fin me contestó…

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