Escarlata by GeaGts
Summary: Esta es una historia de amor entre un chico sofocado por el maltrato que recibe en casa, Adam, el cual fue encogido por un misterioso maleficio y su mejor amiga, Eve, quien es muy tierna ahora cuida de él, a pesar de su agitada vida con muchas hermanas tanto mayores como menores, y su estricta y peculiar madre. El chico tendrá que descubrir quién lo encogió en esta suculenta y adorable aventura, a la par de escapar de la persecución de su malvada familia, y del lívido de las chicas con las que ahora vive.
Categories: Mature (40-49), Giantess, Adventure, Breasts, Butt, Entrapment, Fantasy, Feet, Footwear, Gentle, Humiliation, Mouth Play, Couples, Teenager (13-19), Young Adult 20-29 Characters: None
Growth: None
Shrink: Minikin (3 in. to 1 in.)
Size Roles: F/m, FF/f, FF/m
Warnings: Following story may contain inappropriate material for certain audiences
Challenges: None
Series: Giantessverso
Chapters: 15 Completed: No Word count: 43044 Read: 25478 Published: January 21 2021 Updated: June 13 2021

1. Parte 1: El Final: by GeaGts

2. Parte 2: El Plan de Holly: by GeaGts

3. Parte 3: A Casa de las Turner: by GeaGts

4. Parte 4: Simbiosis: by GeaGts

5. Parte 5: Las Turner #1 Roxy: by GeaGts

6. Parte 6: Las Turner #2 Dead: by GeaGts

7. Parte 7: Las Turner #3 Lisa: by GeaGts

8. Parte 8: Las Turner #4 Abby: by GeaGts

9. Parte 9: Las Turner #5 Joan: by GeaGts

10. Parte 10: La Llegada de Marcy Primera Parte – El Encuentro: by GeaGts

11. Parte 11: La Llegada de Marcy Segunda Parte - Delicioso: by GeaGts

12. Parte 12: La Llegada de Marcy Tercera Parte – Juego de Pies: by GeaGts

13. Parte 13: Un paso más cerca de la Verdad: by GeaGts

14. Parte 14: Sometido: by GeaGts

15. Parte 15: Una dura Confesión: by GeaGts

Parte 1: El Final: by GeaGts

Hablar de esto no es mi estilo, pero luego de todo lo que ha pasado creo que es mejor sacarlo de mi interior de una vez, al menos para cerrar este agridulce episodio en mi vida y darle la bienvenida a cosas mejores, o eso espero. Sobra decirlo, pero empezaré desde el principio, halando como si todo lo acabara de vivir, y la verdad todo fue tan impactante que no será difícil hacerlo gracias a que tengo esos potentes recuerdos grabados en piedra para siempre en mi memoria.

 

Mi nombre es Adam Hudson, soy un chico rubio de ojos verdes de 1,70 que vive en la ciudad de Rachelton en colorado, y cursa el último año de secundaria. No tengo pensado ir a la universidad y definitivamente mi familia no me dejará, me gustan pocas cosas ya que no hago mucho por mi cuenta en casa, salvo ver televisión y leer libros de la biblioteca cuando puedo. Mis momentos favoritos son cuando estoy en la escuela, momentos que pensaba que estarían por terminar gracias a que en unos meses me graduaría, aunque nunca pensé que acabarían tan pronto. Era lunes 2 de Septiembre, el primer día de clases de mi último año, por lo que para poder vivirlo al máximo me desperté a las 5 de la mañana, me bañé y desayuné rápido y 10 minutos después estaba saliendo de casa mientras mi madre y hermanas aun dormían. No es que me despertara siempre a esa hora, la escuela empezaba a las 8 y quedaba a unos 10 minutos de mi casa caminando, por lo que a las 5:10 ya me encontraba en las bancas al lado de la entrada de la escuela, leyendo El Resplandor con la poca luz que tenía de un farol cercano, hasta que en unos minutos más empezara el amanecer.

 

Terminé de leer el libro poco antes de que empezara el amanecer, una vista hermosa que siempre contemplaba admirado cuando podía verla, era algo precioso, y esas cosas no abundan en mi vida. Sobre eso, si creyeron que me levanté temprano por poder terminar el libro, se equivocan, ya que a pesar de que hoy tenía que entregarlo de vuelta, ese no era el problema por el que quise salir muy temprano de mi casa, ya sabrán por qué fue eso. Pasé el tiempo que me quedaba pensando tanto en el libro como en lo que haría cuando viera a mi mejor y única amiga, Eve Turner, de 18 años quien iba en el mismo curso que yo desde que éramos niños. No es que pensara así de ella, pero no negaré que Eve es hermosa, medía poco menos que yo, 1,65, pero es la envidia de buena parte de las chicas de la escuela porque tiene el cabello pelirrojo anaranjado lacio y largo, como una ráfaga de fuego no tan cálido para quemarte, solo lo suficiente para calentarte. También tenía unos senos muy grandes, casi los más grandes de la clase, pero ese puesto se lo lleva otra compañera nuestra llamada Diane. A pesar de todo yo, a diferencia de muchos de los alumnos hombres del curso, nunca veía sus tetas, ya que siempre que hablaba con ella veía sus hermosos ojos avellana, que solían reflejar un bello resplandor dorado, que empataba con su tierna y cariñosa personalidad. Perdón por divagar un poco pero en serio Eve es lo mejor que me ha pasado en la vida, desde que éramos niños me dio su amistad sin prejuicios, nunca fui de hablar con nadie y ella se acercó a mí, fue la única que lo hizo en estos 10 años y es mi única amiga, y no necesito más, ya que siempre que estoy con ella y charlamos me siento muy feliz, lo suficiente como para olvidar mi penosa existencia por unos momentos.

 

Poco antes de las 8 vi que el auto de Eve llegaba, y de él bajó ella junto con 3 de sus hermanas, Marcy de 5to año de primaria, y las gemelas Lisa y Roxy, quienes iban 2 cursos debajo de nosotros. Quien las dejaba en el auto era su hermana mayor Abby, quien ya había salido de la universidad hace un par de años y siempre las llevaba a todos lados. Nunca he hablado con ninguna de ellas más allá de saludarlas cuando están con Eve, pero es más que nada porque me es casi imposible hacer amigos y relacionarme con la gente, cosa que Eve acepta y respeta, aunque no por eso deja de hablarme de sus hermanas, y un poco de su madre Joan, a quien nunca he visto. Al verme ella se despidió de sus hermanas quienes entraron a la escuela, y se acercó para saludarme, yo también me levanté del asiento, guardé el libro en mi mochila y antes de darme cuenta ella ya me estaba abrazando.

 

- ¡Hooooola Adam! 3 meses, te extrañé mucho.

- Yo también a ti Eve, ¿cómo estás?

- Pues yo bien, hice muchas cosas en vacaciones como de costumbre, ¿te las cuento en lugar de preguntarte cómo estás tú como cada año?

- Me encantaría, gracias por siempre hacer eso, me hace sentir como si hubiera ido contigo de vacaciones.

- Si, sé que no es una buena época para ti… ¿Pero…?

- Ahora mismo estoy bien, eso es lo que importa… Vamos a clases y me cuentas todo, ¿ok?

- De acuerdo.

 

Fuimos a clase y la profesora dio un discurso como de media hora sobre que este año era importante para nosotros y ese tipo de cosas, casi nadie escuchaba y ella tampoco es que lo dijera con muchas ganas, pareciera que todos en el salón estaban desanimados por el fin de las vacaciones, a excepción de 5 chicas al medio del salón, Jane, Ally, Sheila, Kanna y Diane, de quien ya les hablé, ellas por alguna razón parecían mucho más felices que de costumbre, pero tampoco es como si fuera a preguntarles por qué. De igual manera Eve y yo estábamos muy contentos conversando al fondo del salón, aunque ella hablaba la mayor parte del tiempo, y yo estaba feliz por eso, siempre le digo que me cuente de su vida y lo que hace, es como un… Escape de mi propia realidad. Me dijo que desde que salimos de vacaciones trabajó de cajera en un supermercado para juntar un poco de dinero, no sabe bien para qué lo usará pero confía que será útil pronto. Ella siempre ha sido así, cuando tiene una corazonada no duda en seguirla, y siempre logra lo que se propone, es alguien admirable.

 

También me dijo que se hizo amiga de la empaquetadora de su caja, una chica latina de unos 15 años llamada Rena Ramos, una chica de tez morena, su piel era como un bronceado leve y a veces brillaba por la luz como sus ojos, su pelo negro azabache algo alborotado y liso le llegaba hasta los hombros y tenía un flequillo que le cubría casi toda la frente de forma inconsciente, por lo que lo movía constantemente. También me dijo que era bajita, de un metro y medio más o menos. Sobre su forma de ser me platicó de su gran inteligencia, sabía todo lo que le preguntaba y sobre todo tenía memorizado el Libro de Rachel, en especial la última parte que suele ser la más popular. Eve no escatimaba en detalles, tanto porque yo se los pedía para poder saber más y escuchar más, y también porque esta chica Rena se oía como alguien interesante, cuando Eve hablaba de ella se le veía más alegre, en pocos meses se había hecho una muy buena amiga, y eso me alegraba. También quería detalles para saber cómo era, ya que al nunca salir de mi casa más que para ir a la escuela dudo mucho que llegue a conocerla algún día. Nuestra charla se vio interrumpida cuando la profesora dejó caer un pesado libro sobre su escritorio y sacó 2 bolsitas de su cartera.

 

- Bueno, habiendo ya dicho el discurso ensayado que yo no quería decir pero tenía que hacerlo y que ustedes obviamente no querían escuchar, es hora de algo de verdad importante, un trabajo sorpresa.

- ¡¡¡¿QUÉ?!!! –Gritó todo el salón al mismo tiempo.

- Pero profesora Mason, es el primer día de clases, siempre lo tomamos con calma. –Dijo Ally.

- Lo sé, he sido su profesora jefe por 4 años y los conozco muy bien, no todos son igual de buenos para estudiar y me he sabido adaptar al método de aprendizaje de cada uno, ¿o no?

- Si, es verdad, no podemos culparla. –Dijo Sheila.

- Exacto, no quisiera hacer esto, pero la junta de la escuela lo pidió, aunque si pude salirme con la mía por el bien de ustedes en una cosa. El trabajo es sencillo, consiste en una exposición oral de 5 minutos acerca de un tema que hayamos pasado durante estos años de secundaria, o de un par que la junta cree apropiado añadir. El trabajo es con nota así que no podrán evadirlo.

- ¿Y cuáles son los temas, profesora? –Preguntó Eve.

- Pues varios, pero quise hacer eso interesante y justo para todos. Hay 35 alumnos en la clase, y 35 semanas en el año escolar, por eso en estas 2 bolsitas tengo escrito el tema de cada exposición y una fecha específica para que hagan la exposición.

- ¿Entonces las exposiciones se harán durante todo el año? –Preguntó Jane.

- Pues así es. –Todos celebraron al saber eso, y varios le agradecieron a la profesora Mason por conseguirlo– Pero no celebren todavía, las exposiciones serán en nuestro bloque de los martes, y vendrán un par de profesores de toda la escuela para escuchar. Ahora sí, iré con todos ustedes para que saquen al azar los papelitos que les toquen.

 

Tomó unos minutos, pero al fin todos tenían su tema y fecha respectivos.

 

- ¿Qué te tocó, Eve?

- ¡Historia del mundo hasta hoy, y la entrega es mañana!

- ¡¿Cómo?!

- ¡Profesora!

- ¿Sí, Eve?

- Mi tema es muy largo y mañana es la entrega, no es justo.

- Bueno, si lo es, después de todo fue al azar… Pero entiendo tu preocupación, por lo que dejaré que recibas ayuda de quien quieras para escribir la disertación y presentarla mañana al final de la clase… Y sobre la extensión, pues puedes hacerlo sólo con los hechos que involucren a Rachel, tanto sus apariciones como la Gran Guerra Santa.

- Wow, eso me ayuda mucho, le pediré ayuda a mi amiga Rena, ella sabe muchísimo sobre eso. ¡Gracias profesora Mason!

- No es nada… ¿Y a ti que te tocó Adam? –Le enseñé ambos papeles sin ánimo– La última semana de clases, y tu tema es hablar sobre tu familia… Valla, la tienes fácil.

- No tanto, profesora.

- ¿Cómo dices, Eve?

- La familia de Adam es… Muy complicada, su relación con su madre y hermana mayor no es del todo buena.

- Ya veo, por eso nunca hablas de ello ¿verdad Adam?

- Así es.

- Bueno… Pero por desgracia no puedo cambiar tu tema, no sería justo para el resto de tus compañeros… Por suerte es el último, sé que sabrás como solucionar esto.

- Gracias profesora. –Ella se despidió y fue a ver al resto del curso, yo estaba algo afligido por el tema, y Eve lo notó.

- ¿Quieres hablar de eso? ¿Desahogarte?

- Ahora no, hay mucho que tengo que sacar.

- Te acompaño de camino a tu casa como siempre, ahí puedes contarme.

- Gracias Eve, lo aprecio mucho, sé que no es agradable escuchar esas cosas.

- Por eso lo hago, así no cargas con todo eso tu solo.

 

Ella sonrió al decir eso, lo que me animó un poco y pude mantenerme algo positivo por el resto del día. Al final caminé lento con ella hasta mi casa, demoramos unos 20 minutos pero fue suficiente como para desahogarme de todo lo malo que había pasado en mi casa estas vacaciones. Al llegar al frente nos despedimos y Eve caminó hasta su casa a unos metros de la mía, ambos vivíamos en las afueras de Rachelton en 2 casas bastante grandes, la suya era roja y tenía 3 pisos y una azotea con piscina tan grande como para ella y sus 4 hermanas, junto con un patio trasero enorme, con varias hectáreas de campo. Por mi lado mi casa era más grande, casi parecía una mansión pero era algo vieja y negra, con rejas altas que la rodeaban. Tenía 3 pisos y varios pasillos, junto con un gran sótano al que no podía bajar nunca. Abrí la reja y lentamente me acerqué a la puerta, con algo de miedo de abrirla, pero finalmente lo hice, y sentadas en el sillón de la sala estaban mi hermana mayor y mi madre.

 

- Hola Adam, ¿cómo estuvo tu primer día en la escuela?

- Bien, voy a…

- Espera un momento, ven aquí. –Me acerqué lentamente frente a ellas.

- Por favor, acabo de llegar y ya me tuvieron todo el verano, déjenme descansar un poco.

- Mira esto hija, el mocoso lleva sólo un día fuera y ya se puso insolente.

- Sí, que desastre, eres basura hermanito.

- Concuerdo. ¡DE RODILLAS!

 

Co miedo obedecí de inmediato, cuando mi madre dice eso significa que hasta nuevo aviso ya no soy Adam, sólo me llaman Esclavo.

 

- Hoy fui a vender una casa al pueblo de al lado y cuando regresé el auto se averió, tuve que caminar 2 horas hasta la casa mientras el mecánico se llevaba el auto y mis pies me están matando, ¡quítame los tacones ahora! ¡Y haz lo único en lo que eres bueno!

 

Resignado obedecí a las órdenes de mi dominante madre, le quité ambos tacones dejando sus pies cubiertos en medias de Nylon al aire frente a mi cara, y empecé a masajearlos. Ella era la líder de la casa desde luego, Harriet Hudson, de 48 años que llevaba bien, era muy alta, medía 1,85 y su talla de pies era 8, algo que por desgracia sabía de memoria. Su cabello es rubio como el mío, pero un poco más claro, es lacio y le llega hasta poco menos de los hombros, parecido al de Chloe de la serie Smallville, pero sólo en eso se parecen, ya que al menos la amiga de Clark no era una sádica dominante y cruel matriarca de una familia rica y feliz menos 1. Desde que papá murió ella ha vivido como reina en esta casa, el dinero nunca se acaba gracias al exagerado fondo de mi padre y de la paga ridículamente grande que recibe del jefe de su agencia de bienes raíces, nunca supe muy bien por qué, pero lo importante es que el dinero nunca falta y siempre se da gustos ella y a mis hermanas, obviamente a mí no.

 

Papá era un buen hombre, John Hudson, murió hace más o menos unos 10 años y él junto con mi hermanita Holly eran los únicos que me trataban bien, ya que mamá y mi hermana mayor Hilary siempre fueron frías. Falleció en un accidente de auto, el banco al que trabajaba le dio una enorme indemnización a mi madre y eso engordó aún más los fondos de las Hudson, y desde entonces todo en mi vida cambió, y que mi madre y mi hermana de entonces 13 años me dejaron en claro mi nuevo lugar en la vida, ya no sería un miembro de esta familia, sería el esclavo de ella, y Harriet, Hilary y Holly mis nuevas amas. Mamá me quitó todo, me cambió a la escuela más grande del pueblo y hasta me movió de curso, ¿pueden creer que ni siquiera sé qué edad tengo? Nunca he visto ningún documento que lo confirme, mi madre nunca me muestra nada y ni siquiera recuerdo que edad tenía cuando murió papá, así que solo puedo especular diciendo que debo tener entre 16 y 18 años. Ella me dijo que saber mi edad no importaba, ya que yo sería su esclavo por siempre y esa era la única medida de tiempo que necesitaba. Es algo raro, pero mi madre se ha ocupado de torturarme de esa y otras maneras desde hace unos 10 años, cuando empezó todo esto. Lo único bueno que me ha pasado en ese tiempo fue mi amistad con Eve, pero de fuera yo soy más el Esclavo de las chicas Hudson que Adam Hudson. Lo único que me distrae de esta vida es Eve y leer como loco, a la par de ver televisión en una tele de tuvo vieja que por suerte tiene cable, y los libros y esa tele son mis únicas pertenencias. Con el tiempo aprendí a no lamentarme por eso, es doloroso, sí, pero así es mi vida, y no puedo hacer nada por cambiarla.

 

A pesar de eso mi objetivo actual era masajear los grandes y apestosos pies de mi madre, y sin lubricante ya que con su abundante sudor bastaba.

 

- ¡Ya me toca mamá!

 

- Cierto Hilary, perdón. Será un esclavo asqueroso pero al menos sabe hacer muy buenos masajes.

 

- ¡Lo sé, ahora quítame los zapatos también, esclavo! –Dijo mi hermana.

 

Yo nuevamente no tardé en obedecer y le quité sus zapatillas Converse, no traía calcetines por lo que sus pies estaban aún más sudados y apestosos que los de mamá.

 

- ¡Antes del masaje quiero que les des a mis pies el amor que se merecen, perro!

 

Que me llamaran Perro sólo significaba una cosa, por lo que apoyé mis manos en el suelo, me puse en 4 y empecé a lamer las suelas sudadas de los pies de mi hermana, mientras mamá apoyaba los suyos sobre mi espalda. Si alguien podía llegar a ser más cruel que mi madre esa era Hilary. Su cabello negro sumamente largo le llega hasta las rodillas, y es liso y brillante como el suelo de la cocina, tan pulcro luego de que me obligue a limpiarlo “manualmente”. Parecía que ambas planearon no darme un respiro ni siquiera en mi primer día de escuela, mi último primer día, ya que “convenientemente” sus pies estaban más sudados que de costumbre por lo que habían hecho antes de este humillante momento. El sudor de los pies de Hilary era muy salado y sus pies apestaban al queso más rancio que puedas encontrar al fondo de un almacén, y esos eran los pies que diariamente yo tenía que lamer. No culpo a mi familia de nada, en un principio mamá me dijo que esta era su forma de superar la muerte de mi padre, y me dejó en claro que este era mi lugar en la vida y que debía seguirlo por el bien de la familia, y con el tiempo eso es lo que llegué a creer. Luego de un buen rato lamiendo y masajeando los pies de mi hermana de 23 años la puerta de la casa se abrió, revelando la pequeña figura de mi hermana menor Holly.

 

- ¡Hola Holly!

- ¡Hola mamá!

- Dime, como te fue en las pruebas del equipo de Futbol.

- Bueno…  ¡SOY LA CAPITANA!

- ¿En serio? Increíble, eso hay que celebrarlo, las 3 saldremos a cenar esta noche a donde tú quieras, pero ahora acércate, creo que tu hermano también te felicitará… A su manera.

 

Holly se acercó y se quitó los zapatos de Futbol, dejando salir de adentro un olor indescriptible, que increíblemente opacaba el de los pies de Hilary y Harriet juntos. Se sentó entre ellas en el sofá y puso sus pies en calcetines de deporte sobre mi cara, empapándola de sudor. Holly como dije no era mala, pero cuando estaba con mi hermana y mi madre tenía que hacerlo, y fingir que me despreciaba tanto como ellas. La verdad ella es la única persona aparte de Eve que me trata bien, cuando niños jugamos mucho antes de lo que le pasó a papá y después nuestra relación no ha cambiado, en secreto hablo con ella y cuando puede se encarga de que mi vida no sea tan miserable, podría decir que si sigo vivo es por ella. Sólo tiene 14 años y mide 1,55, sin mencionar que su cabello negro corto pero con volumen le queda bastante bien, aunque no sea lo común por estos lados. También es una excelente deportista, no por nada acababa de ser promovida a capitana del equipo de Futbol, y con las pruebas que eso implicaba no me sorprende que sus pies apesten tanto.

 

Luego de una hora a los pies de mi familia, mamá me ordenó lavar la ropa sucia y barriera toda la casa, recién cuando terminara podía comer los fideos con atún sobrantes de la cena de anoche (que yo mismo preparé). Para cuando eso ocurrió ellas ya se habían ido a cenar, y conociendo a Holly seguro escogió ir al KFC. Luego me puse a ver televisión echado en mi cama y me quedé rápidamente dormido. Unas horas después desperté, Holly había entrado a mi cuarto para apagar la tele y la luz y me despertó.

 

- Lo siento mucho, hermanito, ¿te desperté?

- Bueno, eso es obvio, conejita, jeje. –Dije y ambos reímos, ese es mi apodo secreto con ella, ya que sus 2 dientes frontales son un poco más grandes de lo normal, pero eso a mi parecer la hacer verse más tierna.

- Si… Igual quería despertarte, sin que mamá lo viera escondí esto en mi chaqueta para ti.

 

Entonces Holly sacó un par de presas de pollo envueltas en servilletas de su bolsillo y me las pasó con mucho cariño.

 

- ¡Muchas gracias, Holly!

- De nada, antes de irnos vi que quedaban pocos fideos y no quería que pasaras hambre.

- No tenías que preocuparte por eso, conejita.

- ¡Claro que sí! Detesto como te tratan, y detesto participar en eso y fingir que lo disfruto.

- Ya te lo he dicho, así tiene que ser, así es mi vida.

- No debería ser así, cuando te gradúes no te dejarán ir a la universidad, y pasarás el resto de tu vida como nuestro esclavo. Tú no te mereces eso hermanito, eres bueno, amable, diligente, podrías ser feliz allá afuera.

- Sabes que lo soy, Eve me ayuda con eso.

- Y siempre estaré agradecida con ella por eso, pero tienes que ver que tu futuro no puede ser en esta casa, mereces algo mejor.

- Lo se conejita, pero ¿qué más puedo hacer? Si me voy ellas pueden llegar a pensar que tú me liberaste, y ellas son capaces de hacer que tú tomes mi lugar si yo no estoy. Te quiero demasiado como para hacer eso.

- Podré manejarlo… Simplemente no quiero verte sufrir.

- Lo sé… Pero ¿Qué clase de hermano sería si permitiera eso? Te amo demasiado Holly, no puedo dejar que te hagan lo mismo que a mí. Además no te preocupes, ya me acostumbré.

- Está bien… Pero igual me molesta. Ya me tengo que ir, mamá quiere que descanse bien para las prácticas de mañana, adiós hermanito.

- Adiós conejita.

 

Ella se fue por la puerta, y yo empecé a degustar los exquisitos pollos que me había traído. Holly siempre me dice lo mismo, pero yo tengo que ser firme, prefiero sufrir yo a que lo haga ella, aparte ya estoy acostumbrado, y tengo asumido que mi vida será así para siempre. Puede que muchos digan que soy imbécil, que debería llamar a la policía y denunciar estos tratos que mi familia tiene conmigo, pero hacer cualquier cosa sólo empeoraría todo. Mi madre tiene muchísimo dinero y poder, y si pudo lograr que su jefe le diera tanto dinero por trabajar tan poco, puede comprar a cualquier policía o juez. Y si se llega a dar el caso de que no, a la final terminaría pagando su ira conmigo como nunca antes, y hasta con Holly si supiera que tuvo algo que ver. Lo peor que podría pasar es que yo escapara, algo que sólo nunca podría lograr a no ser que Holly me ayudara, y si se da el caso de que no me encuentren, nuevamente Holly sería la que tomaría mi lugar como esclava de mamá y Hilary.  A mi conejita puede molestarle verme así, pero ella no sabe que es mejor sentir lástima por mí, que vivir lo que yo vivo en carne propia. Además, luego de tantos años soportando todo esto, y a pesar de que con cada año valla a más la humillación, ya me he acostumbrado, esta es mi vida y siempre lo será, aparte no todo es tan malo, hay momentos donde puedo descansar yo solo, o pasarla bien con Eve o Holly en algunas ocasiones, y todos esos momentos me ayudan a sobrellevar mejor mi situación. Y bueno, llámenme loco pero creo que, en el fondo, muy en el fondo, esto me gusta un poco, creo que no habría podido tolerar todo esto sin desarrollar un poco de masoquismo.

 

Como sea, luego de comer me acosté y volví a dormir, y nunca más volvería a dormir de esa misma manera. A la mañana siguiente desperté en un lugar oscuro pero cálido, no sabía dónde estaba pero no tenía intención de quedarme, así que caminé un poco hasta que me caí por una especie de precipicio. Dolía un poco pero era tolerable, así que seguí caminando hasta el borde de este sitio y vi con horror lo que había pasado. El lugar donde estaba era mi ropa de dormir y la caída ocurrió desde el borde de mi cama, me había encogido. Sé que estas cosas son obra de las brujas, el propio Libro de Rachel lo deja muy claro, pero esto no tenía sentido, mi familia no eran brujas, nadie que yo conocía lo era, y mi madre odiaba tanto la magia y a las brujas que no tenía ningún producto de ST-Company, por lo que nunca antes me había pasado algo así, de lo contrario la magia y el encogerme habrían sido una fuente muy importante de mi esclavitud. No sabía muy bien que hacer, cuando de repente escuché un retumbo fuera de mi habitación, y mi ahora gran puerta se abrió, revelando la enorme figura de Holly, con su pijama verde y descalza, entrando.

 

- Oye hermanito, despierta, necesito que me des las servilletas, si mamá las ve se enfadará.

 

Ella notó que yo no estaba en la cama, por lo que caminó hasta el baño que tenía al fondo del cuarto para buscarme, y por desgracia yo estaba en medio de su camino…

Parte 2: El Plan de Holly: by GeaGts

Estaba aterrado. No solo me había encogido sin ninguna razón aparente, sino que mi hermana se dirigía hacia mí y no sabía que yo estaba en el suelo, con mucho miedo al verla acercarse rápidamente con sus pies descalzos, y de inmediato pasó por mi mente la idea de que estaba a punto de pisarme. Grité su nombre pero no me escuchó, agité mis brazos como loco pero eso tampoco hizo diferencia, su acercamiento era inminente, por lo que simplemente me cubrí la cara para no ver como el enorme pie de mi hermana de 14 años me aplastaba completamente… Pero eso no pasó.


 


Luego de un tiempo considerable sin que nada ocurriera levanté la mirada y vi que ella se había metido al baño a ver si yo estaba ahí, aparentemente su pie pasó de largo y no me aplastó. Sentí alegría de seguir con vida, pero logré caer en cuenta de que debía salir de su camino, porque cuando regresara era posible que no corriera con tanta suerte. Aun así me preguntaba qué es lo que haría después, estaba reducido y nadie lo sabía, evidentemente necesitaba la ayuda de alguien, pero ni mi madre ni Hilary eran opciones convenientes, de ninguna manera. Por otro lado Holly era una de las 2 personas en las que confiaba ciegamente, y si bien casi me pisa hace unos momentos, si logro llamar su atención podría conseguir que me ayudara con este problema de alguna manera. Se me prendió el foco poco después, ella vino a buscar las servilletas del KFC que me dio, las cuales estaban en el suelo al lado de mi cama, por lo que con todas mis fuerzas corrí hasta donde estaban y me subí en ellas. Holly no tardó en salir de mi baño poco después.


 


- Creo que volvió a irse temprano a la escuela, bueno, no puedo culparlo… Ahora ¿Dónde dejó las servilletas? –Dijo Holly mientras inspeccionaba mi habitación, hasta que puso su vista sobre los arrugados trozos de papel, en donde yo estaba. Luego de recogerlos yo me aferré duro a ellos, mientras seguía gritando el nombre de mi hermana sin éxito en que me escuchara. Ella bajó a la cocina para botarlos a la basura, y si lo hacía debía dar mi vida por terminada, por lo que grité mucho más fuerte para que me escuchara.


 


- ¡HOLLY, HOLLY! ¡SOY YO, ADAM, ESTOY AQUÍ EN LA SERVILLETA! ¡HOLLY!


 


Gritar su nombre no sirvió, por lo que en un arrebato desesperado usé lo último que me quedaba de voz y grité:


 


- ¡¡¡CONEJITA!!!



- ¿Adam? ¿Estás aquí? ¿Dónde estás?


- ¡¡¡SÍ, CONEJITA, ESTOY EN LA SERVILLETA, MÍRA LA SERVILLETA!!!


 


Ella lo hizo y me vio ahí encogido, pegó un pequeño grito soltando la servilleta, la cual calló dentro del cubo de basura junto conmigo. Traté de arrastrarme fuera y gritar “Conejita” para que me oyera, y luego de un minuto vi su enorme mano la cual me recogió, dejándome recostado en su palma frente a su rostro.


 


- Adam… ¿En serio eres tú, qué fue lo que pasó?


- No tengo idea, Conejita, gracias por salvarme.


- Ni lo menciones… Cielos, esto es de locos.


 


Procedí a contarle todo lo que había pasado desde que desperté, no fue mucho y tampoco reveló nada sobre mi situación, ya que Holly estaba tan extrañada como yo.


 


- Ya veo, bueno si tú no sabes qué fue lo que pasó, menos lo voy a saber yo, hermanito.


- Aun así, no sé como pero tienes que ayudarme.


- Eso es obvio, si mamá o Hilary descubren que te pasó… No quiero ni pensarlo.


- Tampoco yo, pero…


 


Dejé de hablar ya que tanto yo como Holly escuchamos algo que nos heló la sangre.


 


- ¿Holly, hija, estás ahí?


 


Evidentemente era mamá, Harriet Hudson, la última persona que quisiera ver estando en este estado, y tanto yo como Holly veíamos venir que esto era muy malo.


 


- Emm… Sí mamá.


- Es muy temprano, ¿qué estás haciendo?


 


Holly no tenía mucho tiempo para pensar, mamá se estaba acercando a ella y debía esconderme en algún sitio, pero estaba en pijama y no tenía bolsillos, por lo que no sé qué pasó por su mente, pero levantó un poco sus bragas y me dejó caer ahí dentro.


 


- Estaba buscando algo.


- ¿Qué cosa?


- Emm… Uno de mis aretes.


- Tú no usas aretes… ¿Qué está pasando?


- Es que…


- Holly, soy tu madre, dime la verdad ahora mismo.


- Bueno… No son mis aretes, eran para Hilary por su cumpleaños el mes que viene, los compré sueltos ayer en el descanso y se me debieron haber caído, y como Adam barrió pensé que estarían en la basura… Pero no los encontré.


 


Holly era brillante, no sé si mamá se tragaría eso, y a decir verdad no estaba pensando tanto en ello, ya que me encontraba cara a cara con su enorme vagina, que era mucho más grande que yo, podría devorarme entero si me descuidaba, por lo que me apegué mucho a la tela de sus bragas para evitar acercarme a sus enormes labios inferiores, mientras mi madre escuchaba a mi hermanita.


 


- Ya veo… Y no querías decirme para no arruinar la sorpresa, ¿cierto?


- Ajá, así es.


- ¡Muy mal! Debiste acudir a mí, mira, luego de la escuela te recogeré para que las 2 vallamos al distrito de lujo para que elijas unos aretes mucho mejores, ¿te parece?


- ¡Es una buena idea mamá, gracias! Y no le digas nada a Hilary.


- Por supuesto que no… Oye, ¿por casualidad has visto a Adam? Pasé por su habitación y no estaba.


- Bueno… Ayer se fue temprano, tal vez hoy hizo lo mismo.


- Puede ser… Como sea, aun no son ni las 6 de la mañana, ve a dormir un poco que hoy tienes práctica de Futbol, capitana.


- Eso haré mamá… Oye, ¿hoy vas al trabajo? Lo digo porque ahora pensaba bañarme.


- Hoy no querida, la ducha es toda tuya.


- ¡Gracias!


 


Holly corrió por las escaleras y se dirigió al baño, abrió el agua caliente del lavabo y de la ducha y me sacó de sus bragas, colocándome sobre la cerámica del lavamanos.


 


- Lo siento, ¿estás bien?


- Si… No te preocupes…


- Escucha, aquí no podemos hablar, me voy a bañar, tu haz lo mismo aquí y te llevaré conmigo a la escuela para que planeemos mejor que hacer.


 


Yo asentí con la cabeza y ambos nos quedamos en silencio. Ella se iba a quitar la ropa por lo que yo volteé y vi que de hecho había dejado corriendo el lavamanos para que lo usara como ducha en miniatura. Pensé en quitarme la ropa pero de hecho ya estaba desnudo, la vergüenza me invadió por un momento ya que no era tan consiente de ese hecho, pero por lo pronto procedí a bañarme para quitarme el olor de grasa de pollo, basura y la vagina de Holly de encima. Al terminar Holly salió de la ducha y se puso la toalla, ya podía voltear así que yo también terminé rápido mi “ducha” y ella me recogió en su puño, para llevarme a su habitación donde me dejó dentro de su mochila de deportes. La ropa de hoy estaba limpia, pero aun así el bolso  como tal olía terrible, pero no era como si me fuera a quejar con ella por eso. Unos 10 minutos después ella me sacó de la mochila y me puso sobre su palma, ya estaba caminando hacia la escuela.


 


- Ya estamos solos, no hay nadie en la calle y ya estamos algo lejos de casa, así que ahora dime si pensaste en algo que podamos hacer hermanito.


- Bueno… No del todo, pero si algo tengo claro es que no puedo regresar a casa así.


- Sí, tienes razón, aparte mamá me vendrá a buscar después de la escuela, creo que no podré seguir ocultándote sin que de mínimo empiece a sospechar.


- Es verdad…


 


De pronto se me prendió el foco, si bien casi no confiaba en nadie en este mundo, y Holly ya no podía hacer mucho más por mí, dadas las circunstancias, por mi mente cruzó el nombre de la única otra persona aparte de Conejita en quien confío.


 


- ¡EVE!


- ¿Cómo?


- ¡Eve, ella definitivamente podría ayudarme!


- ¿Estás seguro?


- Al 100%, sólo confío en 2 personas en mi vida, en ti y en ella, y como tú no puedes hacer mucho más por lo de mamá, Eve es mi única esperanza.


- Ya veo, ¿y qué hacemos?


- Búscala en el primer recreo, si lo haces antes podríamos llamar la atención de sus hermanas y no queremos eso. Entonces le explicamos la situación y me dejas con ella.


- Comprendo, pero hay un problema.


- ¿Cuál es?


- No tengo recreo, todo el primer bloque fue reservado por la entrenadora del equipo para las prácticas.


- Mierda.


- Si, recién estaré libre a la hora de almuerzo.


- ¡Esas son más de 3 horas!


- Así es, ¿estás seguro de que no puedo dejarte con ella antes?


- Para nada, si lo haces el riesgo de que sus hermanas nos descubran es altísimo, y lo que menos quiero es que todo el mundo se entere de esto… Tendré que estar en tu bolso hasta el almuerzo.


- Ni hablar, los guardamos todos al lado de la cancha de Futbol, es muy peligroso dejarte ahí por tanto tiempo.


- Ya veo, ¿entonces qué sugieres?


- Bueno… Creo que tengo una idea… Pero no creo que te guste…


 


Ella procedió a decirme lo que pensaba.


 


- ¡DENTRO DE TU ZAPATILLA! ¡ES UNA LOCURA!


- Piénsalo, tú mismo me dijiste que eres más resistente siendo tan pequeño, quiero decir mides como 1 centímetro, ahí dentro hay espacio y nadie nunca sabrá que estás ahí ni se topará contigo por accidente. Aparte no tengo otro lugar donde ponerte, es ahí o en mis bragas, y ni tú ni yo queremos que eso pase de nuevo ¿verdad?


- Si, tienes razón. Hay que hacerlo.


 


Luego de eso Holly corrió a un callejón y se quitó su zapatilla derecha de deporte, y con cuidado me dejó dentro de ella.


 


- Ve a la zona de los dedos, es la más blanda y hay espacio en la punta. Si estás en problemas sólo golpea mi dedo meñique, así podré sentirte… Lo siento, pero no veo otra salida mejor, nos vemos en unas horas hermanito.


 


Luego de eso mi visión de su rostro fue reemplazada por su colosal pie derecho cubierto con su media blanca de deportes, yo corrí hasta donde me dijo, pegando mi espalda a la punta interior de su zapato, mientras veía como su pie se acercaba más a mí. Por suerte sus dedos se detuvieron poco antes de tocarme, por lo que no me tocó entrar en contacto con su pie… Todavía.


 


Sus pasos eran firmes y sacudían todo mi mundo a cada segundo, trataba de no distraerme para mantenerme de pie todo el tiempo y no chocar bruscamente contra sus dedos, y así estuve un buen rato. No lo sabía con exactitud, pero podía deducir más o menos lo que Holly estaba haciendo en el mundo exterior (de su zapato). Ya había llegado a la escuela y estaba hablando con las que parecían ser sus amigas del equipo de Futbol, no podía seguir su conversación del todo, pero eso me parecía al juntar algunas frases que pude escuchar más o menos claro, al parecer estaban en los vestidores esperando a la entrenadora, y Holly hablaba con total naturalidad, y al rato empecé a pensar que tal vez se haya olvidado que yo estaba ahí. Sea como sea no iba a interrumpirla a menos que sea algo de vida o muerte, y la verdad tampoco la estaba pasando mal, estaba metido en mis pensamientos, pensando en que le diría a Eve cuando la viera. Lo único que me fastidiaba un poco era el olor al interior del zapato. Los pies de Holly no olían mal, después de todo se bañó, pero sus zapatos no, y en ellos aun quedaba impregnada la esencia rancia de su entrenamiento de ayer, entrenamiento que si bien pude experimentar con mi lengua en la tarde, ahora al medir tan poco lo sentía todo mucho peor, y ni siquiera estaba sudando, por lo que no quería pensar que pasaría cuando Holly empezara a jugar.


 


Finalmente la entrenadora llegó, les dio indicaciones a las chicas y todas salieron a la cancha, la hora de jugar había llegado, y empezarían corriendo alrededor del campo de Futbol. Todo dentro del zapato se agitaba bastante por los pasos de Holly, pero yo trataba de mantenerme firme, aunque cada vez mis brazos se cansaban más. Para mi sorpresa logré mantenerme de pie todo el rato que estuvo corriendo, cosa admirable ya que sus pies empezaban a sudar, volviendo algo pegajoso el interior donde me estaba agarrando. Entonces llegó el principio de mi verdadero suplicio, al parecer iban a practicar penales. Creo que Holly no pensó mucho en que zapato ponerme, ella era diestra y seguramente patearía con la pierna derecha, y eso fue lo que hizo. Su tiro fue tan fuerte que yo no pude aguantar más, y me desprendí del borde de su zapato, chocando con la punta de sus dedos sudados. Cuando su pie regresó al suelo, yo no alcancé a pararme antes de que volviera a correr, y terminé debajo de sus dedos de los pies, que poco a poco se estaban empapando de sudor, y a mí con ellos. A pesar de todo no me podía mover, sin importar cuanto lo intentara, sus dedos me tenían firme, era el prisionero de los dedos del pie de mi hermana, y lo fui como por 2 horas. Luego me empezó a dar hambre, recordé que no comía desde anoche, y a pesar del noble gesto de mi hermanita no comí mucho que digamos de todos modos, por lo que me empezaban a sonar las tripas. No sé si era por la desesperación de llevar tanto tiempo bajo el pie de Holly, o la incertidumbre de cuando sería que podría volver a salir, pero vi cerca de mi cara una pequeña pelusa de su calcetín, que para mí era del tamaño de una hamburguesa, y sin pensarlo mucho me la comí. Luego de eso empecé a sentirme cansado, y lo único que podía beber eran las gotas de sudor pegadas a los dedos de mi hermana, cosa que también hice. Luego de tanto rato ya estaba en un estado deplorable, y sólo pensaba en sobrevivir. En el momento menos pensado, el pie de Holly salió de su zapato, dejándome libre. Mi conciencia regresó a mi cuerpo, y vi como estaba pegado con su sudor en el fondo de su zapato, justo sobre las marcas que dejaron sus dedos en la suela. Vi que 2 de sus dedos de la mano entraron en el zapato y me sacaron, nuevamente me encontraba en un baño (esta vez el de la escuela) viendo el enorme rostro de mi hermana menor.


 


- Santos cielos, hermanito, ¿estás bien? ¿Hermanito?


- Sí… Estoy… Bien, Conejita… Sólo algo agotado.


- En serio lo siento, espero que no estés enojado conmigo.


- No te preocupes, estamos bien… Sólo báñate bien hoy, ¿ok?


 


Ella se rió de mi chiste, y a pesar de mi apestosa experiencia mis convicciones eran las mismas, no quería ver sufrir a mi hermana menor, mucho menos por mi culpa, así que traté de mantenerme lo más fuerte posible, a pesar de las circunstancias.


 


- Muy bien, ahora aguarda en mi puño de nuevo, iré a buscar a Eve para que hablemos los 3 en un lugar privado… Más privado que el baño.


 


Dicho y hecho, todo se oscureció ya que Holly me cubrió con sus dedos, no me apretó para nada, es más se notaba mucho cariño y preocupación en su agarre, siempre me pregunté cómo es que Holly era tan diferente a mi hermana mayor y a mi madre, era amable, compasiva, carismática, no sé si sea porque somos más cercanos en edad, o simplemente así es ella, pero la amo mucho y siempre estaré agradecido con ella por lo que hizo, sin importar que haya usado sus pies para ayudarme. Al poco rato escuché que ambas chicas se reunían.


 


- Hola Eve.


- ¡Hola Holly! Hace tiempo que no te veía. Oye, ¿por qué Adam no vino a clases?


- De eso quería hablar contigo, ¿puedes acompañarme?


- Está bien, pero por favor no tardes tanto, le prometí a mis hermanas almorzar juntas en la cafetería.


- Es complicado, no sé si pueda ser breve.


- ¿Le pasó algo malo a Adam? ¿Está bien? ¿Las otras le hicieron algo?


- Tranquila, nada fuera de lo común pasó con ellas… Pero mejor te sientas cuando te lo diga.


- ¿A dónde me llevas?


- Al cuarto de limpieza, nadie puede oír lo que debo decirte.


- Me estás asustando, Holly.


- Tranquila… Ya casi llegamos… Entremos.


- No se… ¡Ya dime lo que le pasó a Adam!


- ¡No puedo! Es complicado… ¿Confías en mí?


- …


- Sabes como soy con él, no soy como mi familia.


- Lo se… Ok vamos.


 


Ambas entraron en el armario del conserje, notaba mucha preocupación y ansiedad en la vos de Eve, por lo que no sabía muy bien cómo reaccionaría.


 


- Mira Eve… Esta mañana fui a despertar a Adam, y cuando lo encontré, pues…


 


Mi hermanita abrió su puño, revelando mi pequeña figura frente a la giganta Eve.


 


- ¡¡¡Diosa mía!!!


- Shhh… No grites, por favor.


- ¿Adam, que le pasó?


- Pues parece que se encogió, obvió.


- ¡Eso lo puedo ver! ¿Adam?


- Aquí estoy Eve, me alegra verte.


- A mí también pero, ¿cómo pasó esto?


- No tengo idea, cuando desperté ya estaba así, le pedí a Holly que me ayudara, y quería que tú también lo hicieras.


- Por supuesto, ¿cómo puedo ayudar?


- Si mi mamá descubre que tengo a Adam así, sólo Rachel sabe lo que le podría pasar, temo muchísimo por su seguridad, así que hasta que regrese a la normalidad no puede quedarse en nuestra casa. –Dijo Holly.


- Así es, por eso quería pedirte que, por favor, me dejes quedarme contigo, Eve.


- Quieres… ¿Vivir conmigo?


- No quiero importunar, es sólo hasta que averigüemos quién me hizo esto y cómo podemos revertirlo…


- ¡Claro que puedes venir conmigo!


 


Mi hermana y yo nos quedamos helados, no había terminado de hablar y Eve ya había aceptado. A pesar de todo no me sorprende, ella es mi mejor amiga, le confiaría mi vida y de cierta forma es lo que le estoy pidiendo, y no lo habría hecho sabiendo que me extendería la mano para ayudarme.


 


- Gracias Eve, en serio muchas gracias.


- No hay de que Adam, para esto estoy.


- También debo agradecértelo Eve, yo ya me voy, pero por favor mantenme al tanto siempre que puedas sobre cómo está mi hermano, confío en que estará bien, pero es más que nada para que no pierda la cabeza.


- Tranquila Holly, yo te mantendré al corriente, y trataré de averiguar qué fue lo que le pasó a Adam.


- También investigaré por mi cuenta… Adiós Hermanito.


- Adiós Conejita.


 


Dicho esto Holly salió del pequeño cuarto, y me quedé a solas con Eve. Pude notar al fin lo colosal que era, aquella chica que era un poquito más baja que yo, ahora era más grande que un rascacielos comparado conmigo, y aunque de cierta forma todo esto me intimidaba, pude notar como nunca antes lo hermosa que era. Su precioso rostro, su largo y sedoso cabello rojo, sus seductores ojos color avellana, por dios antes no me daba cuenta, pero tenía a toda una diosa de la belleza como mejor amiga.


 


- ¿Adam, por qué me miras así?


- ¡¿QUÉ?! Bueno… Es que es raro verte tan grande.


- Y para mi es raro verte tan pequeño… Ay, esto me toma por sorpresa, nunca pensé que algo así pasaría.


- No temas, lamento tener que acudir a ti, no quiero agobiarte pero no tengo a nadie más.


- Te entiendo… Está bien, voy a cuidar de ti y juntos averiguaremos que fue lo que pasó contigo, te lo prometo.


- Gracias Eve, sabía que no me defraudarías.


- Ni lo menciones… Pero ahora tengo que ir a comer con mis hermanas, y luego toca la exposición con la profesora Mason, y luego me iré con mis hermanas a casa… Ay, donde te pondré para que no te vean… ¿Adam?


- ¿Sí?


- ¿Puedo ponerte aquí? –Dijo Eve señalando sus pechos.


- ¡¿Cómo?!


- Si no quieres no, es sólo que…


- Está bien, puedes hacerlo Eve.


- ¿En serio?


- Si, Holly ya me escondió en otros 2 lugares, y ninguno fue ese.



- Ya veo, no preguntaré, pero agárrate fuerte.


 


Luego de eso Eve abrió un poco su blusa y me colocó dentro de su sostén, en su pecho izquierdo. Podía sentir los latidos de su corazón, y de cierta forma eso me tranquilizaba, ahora estaba con Eve, y tenía plena confianza en que todo a partir de ahora saldría bien… De haber sabido…


Parte 3: A Casa de las Turner: by GeaGts

Eve salió del cuarto de limpieza y se dirigió a la cafetería. No quería que nadie me viera donde estaba, así que traté de bajar entre los pechos de Eve lo más posible para ocultarme, tanto que apenas veía algo al frente de mí, ya que el 90% de mi campo visual era el escote de mi enorme y bella amiga. Ella notó mi movimiento y, cómo no podía hablarme sin llamar la atención, sólo agachó la mirada, sonrió u me levantó el pulgar, parecía que le parecía bien que tratara de ocultarme ¿o le gustaba que me moviera entre sus tetas? Como sea prefería no pensar en eso, simplemente quedarme quieto y escondido hasta que llegara la hora de salir de la escuela. En eso Eve entró a la cafetería y vio como su hermana, al parecer Lisa, la saludaba y le indicaba donde estaba sentada ella y sus otras hermanas.

 

- ¡Oye IVY! ¡Estamos aquí!

- Ya te vi Lizzy, voy.

 

Ahí estaban 3 de las 4 hermanas de Eve, quienes de cierta manera, también eran muy bonitas como ella. He hablado poco o nada con las 3, nunca pasé de saludar y despedirme cuando estaban junto a Eve, o “IVY” cómo le decían en casa, y ahora estaría más cerca y más tiempo frente a ellas, y ni cuenta se darían.

 

Lisa, quien fue la que llamó la atención de Eve, parecía ser una chica alegre y amable, su cabello era pelirrojo anaranjado algo ondulado y con una pequeña cola de caballo desde la nuca, con unos cuantos mechones que caían delicadamente sobre sus mejillas. Vestía una blusa color guinda y una chaqueta de Jeans azul, que más que nada estaba apoyada en la silla, dejando ver sus hombros, junto con una falda blanca y, aunque no lo parezca, era la hermana gemela de la chica a su derecha.

 

Roxanne como dije era la gemela de Lisa (o Lizzy, al parecer), según Eve era mayor que Lisa por 3 minutos, pero claro, eso a mí no me consta. Eve hablaba bastante de ella, ya que siempre era un tema en casa. Hace algunos años tiñó su cabello rojo carmesí de negro azabache, dejando sólo en sus puntas un  vestigio de su color de pelo anterior. No soy un experto, pero a juzgar por su larga cabellera alisada, su bincha negra con púas, sus cadenas en la muñeca izquierda, su manga cortada en la derecha, su blusa negra y falda roja con negro con cruces, y su maquillaje pálido, diría que es gótica.

 

Por último al lado de Roxanne estaba Marceline, la menor de las hermanas Turner, con sólo 10 años y muy baja estatura (aunque para mí ahora seguiría siendo una giganta). Cuando Eve hablaba de ella se notaba especial cariño y alegría en su rostro. No sé muy bien de relaciones estables con familiares, pero puedo asimilarlo con lo que es mi relación con Holly, si la relación entre Lisa y Roxanne era así, pasaba lo mismo entre Eve y Marceline, apodada Marcy por cierto. Parecía una niña bastante alegre, llevaba una blusa blanca, una chaqueta militar y unas pantimedias negras no tan gruesas, junto con un moño negro en la cabeza que mantenía ordenado el pelo en la punta de la misma, porque fuera de eso estaba totalmente despeinada.

 

- Ya era hora de que llegaras, Ivy.

- Perdón Lizzy, me reuní con una amiga de camino para acá.

- Uy, cuenta hermana. –Dijo Marcy.

- No hay nada que contar, en serio.

- ¿Segura? –Dijo Lizzy.

- Lizzy, déjala tranquila, todos merecemos algo de privacidad. –Dijo Roxanne.

- Gracias Roxy.

- De nada, y ya te dije que no es Roxy, es Dead.

- Ya te dije que no puedo llamarte… Así.

- ¿Así como? Es lo que soy.

- Si chicas, tienen que empezar a llamarla Dead, yo siempre le digo Dead, ¿verdad Dead? –Preguntó Lizzy levantando la mano, esperando que chocara esos 5.

- Ese es mi nombre, no lo gastes. –Roxy se quedó sin responder unos segundos, pero luego suspiró y le dio los 5 a su hermana, quien celebró lo más que pudo desde su asiento.

- Sólo tú la llamas Dead, Lisa.

- Es porque respeto su identidad, y ustedes deberían empezar a hacer lo mismo.

- Ya te lo he dicho mil veces, y a ti también Rox… Dead. No es que no respete quien eres, te amo de todos modos, es sólo que no puedo acostumbrarme a llamarte así, no me sale natural.

- Ok… Dejémoslo de una vez, no quiero ser es centro de atención… Mejor sigamos molestando a Eve. –Dijo Roxy con una leve sonrisa.

- Gracias… ¿Espera, qué?

- Sí, ya dinos, por qué te demoraste.

- Bueno… Mi amiga me pidió unos consejos para su disertación de la semana que viene con la profesora Mason.

- Es cierto, estuviste hasta como las 2 de la mañana practicando en voz alta en tu habitación. –Dijo Marcy.

- Perdón, pero justo me tocó disertar hoy, y tenía que aprovechar el tiempo al teléfono.

- ¿Hablabas con alguien? –Preguntó Lizzy.

- Con una amiga que conocí en el verano, Rena, ella sabe todo lo que hay que saber de la historia de Rachel, es como si la conociera, y si alguien podía ayudarme a tener listo una disertación oral en menos de un día sobre ese tema era ella.

- Si se quedó ayudándote con una tarea hasta esa hora por teléfono debe ser genial, quiero conocerla.

- Pues espera sentada Lizzy, salió de viaje y no regresará hasta el domingo.

- Ok esperaré sentada… Pero tú me prestas la silla.

 

Las chicas se rieron mucho y siguieron su charla por un rato más. Me sentía extraño, no sólo por estar desnudo entre los senos gigantes de mi mejor amiga, eso está claro, pero también porque sentía algo que solo había visto en las películas y series, amor fraternal, cariño, calidez, siempre pensé que, aunque era abusiva, la relación entre mi familia y yo era lo normal dadas las circunstancias que vivíamos, mamá siempre me lo decía “lo que pasa en esa TV es falso, lo que hay entre estas 4 paredes es real, así debe ser”, por lo que ver a Eve hablar así con sus hermanas era como ver hablar a 4 alienígenas, era algo completamente ajeno a mí. Sé que mi relación familiar es “poco común”, pero tenía todo tan asimilado que ver un núcleo familiar tan diferente me resultaba extraño. Sonó el timbre y las 4 chicas se despidieron para ir a sus respectivas clases. Eve fue al salón de la señorita Mason, preparándose mentalmente para su disertación. Nuevamente era la última en llegar, saludó a la señorita Mason con algo de vergüenza, y se paró frente a todo el curso.

 

- Recuerde señorita Turner, tiene máximo 5 minutos para disertar, le deseo la mejor de las suertes.

- Gracias, profesora… Hola, yo soy Eve Turner, obviamente, y… Bueno, hoy voy a disertar sobre la historia de la Diosa Rachel en nuestro mundo… Mmmm, bueno…

 

Los profesores que vinieron sólo para ver la disertación de Eve empezaron a anotar en sus libretas, mi amiga se estaba poniendo nerviosa, así que sin pensarlo mucho grité: “Tu puedes Eve, tranquila, lo sabes todo, tu puedes”. Ella me vio rápidamente, respiró, y como si esas palabras de aliento fueran lo único que necesitaba, empezó a hablar sin parar.

 

- La Diosa Rachel nació en un mundo muy parecido al nuestro, y murió en una época no muy alejada a la que vivimos en la actualidad. Su nombre real era Rachel Roberts, y a sus 29 años obtuvo toda la magia de su mundo y, luego de luchar contra la malvada Rebecca, terminó muriendo junto con todo el planeta. Pero resulta que no era una muerte, era el inicio de una nueva vida, la vida de nuestro mundo. Rachel es la Diosa de nuestro mundo, a través de su libro sagrado su apóstol Gera narró todas las vivencias de su vida pasada, y plasmó todos los acontecimientos ocurridos hasta hace 700 años, para que todos lo leyéramos. Según el libro, Rachel decidió recrear el mundo tal y como era, con muy pocas diferencias, y la principal era que las brujas ya no vivirían más en las sombras. A diferencia de su mundo, donde una guerra entre brujas fue suficiente para acabar con todo, ahora las brujas y los humanos viven en comunidad, y si bien la mayoría siguen ocultas a la vista del ojo público, su presencia es palpable en nuestra sociedad, y su magia regida por leyes humanas. El conflicto entre brujas y humanos se remonta a los inicios de la civilización. La esposa del mismísimo Gilgamesh resultó ser una de ellas, y tras su muerte y sus enseñanzas Rachel apareció por primera vez, con el mensaje de que los logros de estos monarcas no debían olvidarse, ellos crearon la primera gran civilización humana, y de sus hijos dependía continuar. No apareció sino hasta más de 100 años después, el siglo 14 antes de nuestra era, cuando ayudó a Moisés sin que él lo supiera a salir de Egipto con su pueblo, él pensaba que se trataba de un Dios, no de la Diosa Rachel, por lo que rogando encontrar la tierra prometida, vagó 40 años en el desierto sin rumbo, con la mitad de su pueblo muerto. La Diosa Rachel quiso darle algo de esperanza, y con ayuda de unas rocas logró que su pueblo recuperara su fe, y fueran guiados hacia la tierra prometida, pero sin Moisés. Al llegar su pueblo vio a la Diosa Rachel, quienes le dejó claro que ella era la única Diosa en este mundo, que lamentaba no aparecer antes, pero sólo lo hacía ante casos extraordinarios, y el pueblo de Moisés que tenía buena parte de las brujas de la región calificaba como uno de ellos. Su siguiente aparición fue durante la Gran Guerra Santa, librada en toda Europa y el oeste de Asia entre el año 1340 y 1360. En ella un grupo de brujas rebeldes, las Hijas de Axis, clamaban que habían encontrado a una nueva Diosa que las ayudaría a gobernar todo el planeta, y a por fin imponerse sobre la humanidad. Hubo millones de muertes, tanto de las Hijas de Axis como del bloque opositor, la Alianza de la Tierra, la cual contaba con brujas buenas de su lado. Se dice que el ejército de las Hijas de Axis contaba con un gran grupo de criaturas mitológicas bajo su mando, incluso dragones, pero eso es algo de lo que no quedan registros claros y no se puede corroborar. Al final la guerra la ganó la Alianza de la Tierra, quienes exterminaros a todas las Hijas de Axis e iniciaron una breve alianza con las brujas, que duró varias décadas, se crearon instituciones como la Academia Mágica de Goddesswork en Inglaterra, lugar donde se dio fin a la Gran Guerra Santa. Luego de la victoria Rachel apareció por tercera vez, y felicitó a sus adeptos, ya sean brujas o humanos, prometiendo que Axis no era ninguna Diosa, y que ya gracias a sus esfuerzos había sido derrotada. Los años pasaron y las distancias entre brujas y humanos volvieron a crecer. Hubo varias brujas que empezaron a usar sus poderes para beneficio propio, dejando a pueblos enteros en miserias, sobre todo en las colonias Inglesas en América, por lo que entre 1692 y 1693 se llevaron a cabo los Juicios de Salem en dicha localidad, donde se buscaba eliminar a todas las brujas posibles. Quemaron a cientos de mujeres, de las cuales muy pocas eran brujas, y entre ellas sólo la mitad eran brujas malas. Este hecho se hizo eco en el mundo luego del cuarto arribo de Rachel a la tierra, demostrando decepción ante el hecho, y prometiendo que no volvería a aparecer si este mundo no mejoraba. La historia en este punto tuvo altibajos, hubo muchísimas guerras a lo largo de los siglos, y por lo mismo Rachel nunca se presentó, sólo lo hacía a través de testimonios de personas que juraron haberla visto en sueños, como el visionario Nikola Tesla. El último avistamiento de la Diosa Rachel se llegó a cabo luego de las guerras mundiales, más precisamente el 20 de Julio de 1969, cuando el primer humano puso un pie sobre la luna. La Diosa felicitó a la humanidad, ya que al fin habían logrado algo importante de verdad, salir de su mundo, y los alentó a continuar con la carrera espacial. A día de hoy Rachel no ha vuelto a aparecer, pero quienes creen en ella quieren llevar una buena vida, no solo por ella, sino porque es lo correcto. Las brujas no han vuelto al ojo público desde los juicios de Salem, pero varios profetizan que eventualmente van a volver, ya que nos acercamos al año 2030, el último de la era pasada. Yo solo quiero que el mundo sea cada día mejor, tanto por las enseñanzas de Rachel como por nosotros mismos.

 

Todos aplaudieron, el recibimiento era unánime.

 

- Wow, 5 minutos exactos, felicidades Eve.

- Gracias, señorita Mason.

- Quédate un poco después del final de la clase, te daremos tu nota.

 

Eve volvió a agradecer y se sentó para escuchar el resto de la clase, estaba muy animada por su trabajo y volvió a mirarme, no sé muy bien lo que dijo, pero sus labios decían algo como “gracias”, por lo que ahora yo fui el que le dio un pulgar arriba. Las horas pasaron y la clase siguió, Eve se quedó unos minutos esperando en el aula hasta que la profesora volvió a entrar para decirle a Eve que había sacado un 10, lo cual la llenó de alegría y empezó a saltar, apretándome entre sus pechos. También le preguntó por mi ausencia el día de hoy, a lo cual Eve mintió diciendo que no tenía idea. Cuando al fin salió fue al baño, me sacó de su escote y empezó a hablar conmigo, dejándome sobre el lavabo.

 

- Ahora sí, gracias por apoyarme en la disertación, me había puesto muy nerviosa.

- Descuida, tu misma lo dices siempre, para eso están los amigos.

- Pues sí, ¿te sentiste cómodo ahí abajo?

- La verdad sí, aunque me apretaste un poco cuando Mason te dio la nota, pero estoy bien.

- Ay lo siento, no me di cuenta. Ok… Oye, ahora iré a casa, Abby me vendrá a buscar a mí y a las chicas, y cuando lleguemos y estemos solos hablaremos de cómo vamos a resolver esto. Ahora lo mejor sería guardarte en mi mochila, ¿te parece bien?

- Sí… No hay problema.

- Ok, nos vemos en unos minutos.

 

Con cuidado Eve me tomó entre sus 2 delicados y enormes dedos y me metió en su mochila, en un bolsillo interno para que estuviera más firme y seguro. La verdad estaba un poco decepcionado de que no me pusiera en sus tetas otra vez, pero desde luego eso había sido algo de urgencia y no lo pensó mucho. Aun así me encantó estar entre medio de esas enormes montañas, y esperaba que esa no fuera la última vez. No sabía muy bien lo que pasaba afuera, pero por los bamboleos intuía cuando Eve caminaba, cuando estaba sentada en el auto, cuando subía las escaleras y, al final, cuando dejó su mochila sobre su cama, para abrirla y sacarme de ella, poniéndome en su mesita de noche.

 

- Y bien, ya estamos solos, ¿ahora qué? –Preguntó Eve, esperando un plan de mi parte, yo no tenía nada, pero empecé a pensar, y nuevamente caí en cuenta de toda la situación, pensé bastante, pero nunca se me pasó por la cabeza lo que pasaría a continuación…

Parte 4: Simbiosis: by GeaGts

- Bueno… Ahora que lo pienso, mencionaste a una chica hace rato, y ayer igual… ¿Rena?

- Ok… ¿Qué pasa con ella?

- Dijiste que sabe todo sobre Rachel, ¿sabe de magia también?

- Pues sí, ella es como una enciclopedia ambulante, muchas cosas de mi informe yo las supe por ella ayer, antes no había odio de ellas.

- Entonces, si ella sabe tanto como dices, ¡debe de saber qué fue lo que me ocurrió!

- ¿Cómo?

- Bueno, no exactamente lo que me pasó a mí, pero debería saber de casos como el mío, y con suerte como solucionarlo.

- Pues no es mala idea, ella misma me habla de muchos hechizos, dice que los de cambio de tamaño son de los más comunes, creo que si alguien debe saber de qué rayos te ocurrió es ella, buena idea… La llamaré, espera.

 

Eve sacó su celular para llamar a Rena y lo puso en altavoz para que también pudiera escucharla, junto con sentarse a mí lado, dejando su celular entre los 2. La marcación sonaba y me impacientaba bastante, sonó 7 veces y dio al buzón de voz, por lo que Eve siguió intentándolo. Así pasó unas 5 veces, y no había respuesta.

 

- Qué raro, Rena siempre me contesta a la primera, debe estar haciendo algo importante, supongo.

- ¿Y ahora qué hacemos?

- Mmm… Pues lo mejor sería volver a llamar más tarde, y probar suerte. En el peor de los casos ella regresa el domingo al pueblo.

- Entiendo… Pues no queda de otra.

- No te desanimes, Adam. Te dije que te ayudaría hasta el final y así será.

- Lo sé, no me malinterpretes, no puedo terminar de agradecerte por lo que estás haciendo por mí.

 - Descuida Adam… Sobre eso…

 

Antes de que Eve pudiera terminar de hablar, alguien tocó a la puerta, alertándonos a ambos.

 

- Ivy, soy Dead, ¿puedo pasar?

 

Ambos nos aterramos, Eve tenía que esconderme y rápido, por lo que simplemente y sin pensarlo mucho puso su enorme mano sobre mí rápidamente y le indicó a su hermana menor que pasara.

 

- No quiero molestarte, sólo quería preguntar si tienes algún lápiz que me prestes, el último que me quedaba es tan pequeño que ya hasta me cuesta escribir con él.

- Emm… Claro, tengo un par en mi estuche, está en mi mochila, adelante.

- Ok…

- La presión que la mano de Eve ejercía sobre mí era bastante fuerte, pero no lo suficiente como para lastimarme. Se notaba que estaba nerviosa, su mano empezó a sudar mucho, empapándome. El problema no era ese, tampoco era que no había tanto aire y que el calor aumentaba, era que la piel empezaba a picarme. Rápidamente me di cuenta por qué, y es que el edredón de la cama de Eve estaba hecho de plumas, mi mayor alergia. Traté de aguantarme las ganas de estornudar para evitar ser descubierto, pero eventualmente no pude evitar hacerlo.

 

- *Achú*

- ¿Oíste eso?

- ¿Oír qué cosa?

- …No es nada, me pareció oír un estornudo.

- Pues no fui yo, no hay abejas cerca.

- Ya veo… Aquí está, gracias Ivy.

- De nada… ¿Oye, puedo decirte algo?

- ¿Qué cosa?

- Lamento si te hice sentir mal en el almuerzo… No es que no acepte quien eres, pero…

- Sólo no te gusta lo que soy ahora.

- Sólo no termino de entenderlo, pero no es nada contra ti… Espero que sigamos estando bien.

- …Sí, no hay problema… Puedes llamarme Roxy si quieres, pero ojalá pronto puedas aceptarlo.

- ¿Me puedes ayudar con eso?

- …Sí claro, mañana te contaré más. Gracias Ivy, nos vemos en la cena.

- Gracias Roxy.

 

Luego de eso oí como la puerta se cerraba, y Eve levantó su mando dejándome ver de nuevo su lindo pero preocupado rostro.

 

- Eso estuvo cerca, ¿estás bien Adam?

- ¡Achú! Sí… Son solo… ¡Achú! Las alergias… Lo siento.

- No te disculpes, olvidé que eres alérgico a las plumas, le pediré a mamá que cambie mi edredón luego… Ahora será mejor llevarte al baño.

- ¿Al baño?

- Ahí hay una crema para la urticaria, mamá me la pone cuando se activa mi alegría a las abejas, ven, sube a mi mano.

 

Sin muchas opciones eso fue lo que hice, subí a su mano y ella la cerró, como lo había hecho Holly en la mañana, y me llevó hasta el baño para ponerme la crema. Cerró la puerta con pestillo y de un cajón sacó el envase de crema, puso un poco en la punta de su pulgar, empezó a frotar sus dedos y se preparó para untarme la crema.

 

- Cierra los ojos.

 

Yo los cerré, y ella empezó a cubrirme con esa crema. Era una sensación muy rara, no sabría cómo describirlo ya que nunca experimenté algo parecido, pero puedo decir cómo me sentí, maravilloso. Los dedos de Eve recorrían mi cuerpo con una delicadeza legendaria, relajando cada zona por la que pasaban dejando un rastro de calidez y relajación, y dejando que todo el dolor se fuera. Untó mi cara, mi espalda mi pechos, mis brazos y piernas, pero se detuvo más debajo de mi torso. Abrí por un momento los ojos cuando vi lo que iba a hacer, ella simplemente dijo “con permiso” y con sumo cuidado frotó mi pene con las yemas de sus dedos, como si lo estuviera masturbando, aunque no sé si esa era su intención. No pude evitar tener una erección, yo no veía a Eve de esa manera, creo, pero toda la situación y con las emociones a flor de piel, sólo actué como mi cuerpo me lo pedía. Finalmente paró de frotar mi pene y mi cuerpo, me dejó parado sobre el lavamanos del baño y guardó la crema.

 

- Listo, espero que no te haya incomodado, Adam.

- No te preocupes, estuvo bien.

- ¿Bien? ¿Cómo bien?

- Bueno, es qué… –Me puse rojo de repente, me daba vergüenza admitir que los dedos de Eve me habían excitado, y si yo no podía con eso ¿cómo se lo iba a decir a ella?

- Ok, mejor piensa bien lo que me vas a decir pequeñín, ven, volvamos a mi cuarto.

 

Eve me extendió su mano de nuevo y regresamos a su habitación. Creo que ella pudo ver mi evidente vergüenza sobre todo lo que pasó, pero ella era muy amable, siempre lo fue, podía confiar en ella, y creo que era mejor decirle la verdad, por mucho que me diera pena admitirlo. Me puso sobre su mesita de noche, cerca de su lámpara, y ella misma se sentó en la cama.

 

- Bien Adam, ¿qué tienes que decirme?

- Bueno… Me gustó como me frotabas, sobre todo… Ya sabes. Se sintió bien, eso es todo.

- Ya veo… ¿No te sentiste incómodo?

- Para nada.

- Mmm… –Eve se quedó pensando un momento.

- ¿En qué piensas Eve?

- ¿Ah…? Oh, en nada importante. Pero me acordé de algo. Roxy casi te descubre hace rato, no podemos arriesgarnos que eso vuelva a pasar, nadie debe saber que estás aquí.

- Entiendo, necesito un escondite.

- Así es, ay, espero que no te moleste todo esto.

- Eve, calma, ya te dije que agradezco muchísimo lo que estás haciendo por mí, no voy a ser exigente.

- Lo se… Pero aun así me preocupo. No es tanto de tu lado, es por mis hermanas y mi madre, me aterra pensar en lo que pasaría si te llegan a ver. Las amo y todo, pero… Ellas no son como yo.

- No te preocupes por eso, yo estaré contigo hasta el final.

- Gracias Adam, en serio lo aprecio… Bueno, volvamos al asunto, necesitas esconderte en algún sitio, no muy sospechoso, que esté cerca de mí por si pasa algo…

- Escondido a plena vista.

- Exacto, ¿pero dónde puede ser? –Mientras Eve pensaba, a mí se me ocurrió un buen lugar al ver algo tirado en el suelo, era algo raro, pero ya había funcionado algo así en el pasado.

- ¿Y si pones un calcetín en tu mesita de noche? Yo podría meterme dentro si alguien viene, y hasta podría dormir ahí.

- Mmm… Sí, podría funcionar, un momento.

 

Eve se levantó y fue a buscar un calcetín, pensé que simplemente recogería los que vi en el suelo, pero fue hasta su armario y de un cajón sacó un par y se llevó uno, poniéndolo a mi lado.

 

- Ahí está…. ¿Qué pasa, por qué esa cara?

- Bueno, pensé que me darías uno de esos calcetines del suelo, así se me ocurrió esto.

- ¡¿BROMEAS?! ¡Esos están sucios y apestosos! ¡Nunca te haría algo así, es de locos!

- Sí, creo que tienes razón, no sé por qué pensé eso.

- Pues sí, jijiji.

 

Ambos reímos, aunque yo seguía pensando en ¿por qué de entre todas las opciones pensé en un calcetín sucio de Eve para ocultarme?

 

- ¿Bueno, y ahora qué, Eve?

- Pues tengo algo de tarea de biología que hacer. Tú habrías tenido igual, pero bueno, dadas las circunstancias…

- Sí, habrá que pensar en qué hacer con eso luego.

- Ok, como no quiero que te aburras tampoco mientras yo estudio, te prestaré mi celular para que veas alguna película. –Dicho y hecho, apoyó su celular en la mesita de noche frente al calcetín. – ¿Netflix, Hulu o Prime Video?

- ¿Cuál es la diferencia?

- Cierto, tu no… Ok, Prime Video será.

 

Ella presionó la App de Prime Video en su celular y se abrió una interfaz con cientos de series y películas, muchas de las cuales nunca había oído. Escuché que estas eran aplicaciones donde podías ver series y películas cuando quisieras, pero debido a, bueno, mi familia, eso nunca estaría a mi alcance, y verlo fue una experiencia casi divina.

 

- ¡Tienen Smallville! Ponme esa, por favor.

- Ok, ¿desde el primer capítulo? –Asentí. –Ok, diviértete, te avisaré cuando termine.

 

Dicho eso Eve se fue al otro lado de la habitación con su mochila, se sentó en su escritorio y empezó a estudiar. Yo pude al fin ver el primer capítulo de Smallville, la serie no recuerdo haberla visto completa, pero es de mis favoritas, y ahora me sentía increíble de poder verla. Con el pasar de los minutos veía como Clark se fue adaptando a su secreto, a su vida complicada, sé que no era para nada lo que me había pasado, pero verlo tan impotente ante las situaciones de su vida, a pesar de ser alguien tan poderoso, me generaba algo, me identificaba con el personaje, siempre había sido así, no lo hacía muy a menudo, pero de vez en cuando al ver la serie me preguntaba si yo podría también salir de mis problemas como lo hacía Clark Kent. Sabía que tenía problemas, pero no podía saber muy bien cuales eran. Mi madre y mi hermana me trataban mal, aunque yo nunca lo vi así, si no fuera por Molly no sabría que eso no era normal, pero esa es mi vida, pero viendo lo que me había pasado desde esta mañana, me preguntaba si podría decir alguna vez que esa “era” mi vida. Vi 4 episodios y al empezar con el quinto volví a escuchar que alguien tocaba la puerta, pero no preguntó si podía pasar, simplemente abrió la puerta. Yo rápidamente pausé la serie y me escondí en el calcetín, tratando de ver desde las costuras interiores de quien se trataba.

 

- Hola hija, ya vine.

- ¡Ah! Hola mamá.

- ¿Te asusté?

- No… Sólo estaba haciendo mi tarea, no te vi venir.

- Entiendo, ¿te fue bien en la escuela?

- Sí… Oye, te quería pedir si me podías traer otro edredón para mi cama.

- ¿Que tiene este?

- Es qué… Las plumas empezaron a molestarme un poco en la noche.

- Ok, iré a buscar uno, pero mientras tú baja y pon la mesa, traje comida china para cenar.

- Bien, gracias mamá.

 

Eve se levantó, pasó a mi lado y cuando pasó frente a la abertura del calcetín, noté como me hacía un gesto con su mano apuntando al suelo, como si me dijera que me quedara ahí y no me moviera, y yo desde luego no iba a desobedecerla. No podía ver bien por la tela, apenas distinguía la silueta de la madre de Eve, llevaba un vestido rojo que hacía juego con su peinado, levantó el edredón de plumas y se lo llevó, no sin antes pisar con sus tacones uno de los calcetines del suelo.

 

- Ay, esta chica debería ordenar más su habitación, hay mucha ropa tirada…

 

Al salir del cuarto pude ver poco o nada de ella, después de todo estaba de espaldas, solo pude ver su figura y la verdad es que no estaba mal, al menos su cuerpo estaba bien conservado. Creo que Eve me dijo hace tiempo que su mamá se llamaba Joan, si mal no recuerdo. Poco después volvió con un edredón rosa entre sus manos, pero era algo abultado y le cubría un poco la cara, por lo que nuevamente no pude verla a detalle. Se dio la molestia de tender la cama de Eve con el nuevo edredón y salió, volviendo a tropezar con su ropa sucia. Por un lado entiendo la molestia que una madre puede tener con el desorden, cuando Hilary o Holly son desordenadas, mamá las regaña, pero cuando yo lo soy… Bueno… Digamos que mejor trato de no serlo. Por el otro lado me sorprendía el cariño que tenía Joan con Eve, sé que una madre debe ser así, lo he visto en varias películas, pero desde luego mamá nunca fue así conmigo, sólo con mis hermanas, y yo nunca la culpé por eso, no creo que sea mala, ella simplemente se desahoga conmigo por la muerte de papá, no soy quien para juzgarla. Hilary por otro lado…

 

Sea como sea, ahora estaba con Eve y no quería pensar mucho en mi familia, aunque me preocupaba Molly, y como afrontaría esto de mi ausencia en casa. Traté de despejar mi mente y seguí viendo Smallville, terminé el capítulo que empecé hace un rato y, antes de que siguiera con el 6, Eve volvió a la habitación. Eran como las 9 de la noche ya, este día se me hizo eterno, pero ver nuevamente a mi amiga me alegraba al instante.

 

- Hola Pequeño Adam, ¿no te aburriste?

- Para nada Eve, adoro esta serie.

- Ya veo, oye, te aviso que entre la cena fui al baño y llamé a Holly, le dije que estás bien para que no se alterara demasiado.

- ¿En serio? ¿Te dijo algo de cómo están las cosas por allá?

- Pues no, no me dijo nada.

- Entiendo…

- Si te preocupa mañana en la escuela volveré a preguntarle.

- Gracias Eve.

- No hay de qué. También llamé a Rena pero aún no hay respuesta, habrá que intentarlo mañana… Oye, ahora que terminé mi tarea de biología, quería ponerte al día de un par de cosa.

- ¿Cómo cuáles?

- De momento no hemos pasado materia nueva, pero el Profesor Andrews nos dijo que repasáramos los conceptos que habíamos aprendido durante estos años de preparatoria, eugenesia, mitocondrias, simbiosis, ¿recuerdas que era la simbiosis?

- Más o menos.

- Pues una relación simbiótica era, en términos simples, una relación de beneficio mutuo entre 2 organismos, de manera consiente o inconsciente, como los tiburones y los peces rémora, o los humanos con los Demódex.

- ¿Qué eran los Demódex?

- Emm… Eso no importa, lo que quiero decir es que nuestra relación casi nunca ha sido así, yo te ayudo mucho pero tu poco.

- Ay, lo siento, es que no puedo…

- No, no, no te disculpes, te entiendo bien Adam, pero a lo que voy es que ahora que estás encogido y estoy haciendo tanto por ti… Bien podrías devolverme el favor.

- Pues claro, tienes razón, ¿qué quieres que haga Eve?

- Bueno, pensaba en un masaje con final feliz.

- ¿Final feliz?

- Ya lo verás, ven.

 

Ella me agarró y me dejó sobre la cama, ahora al no tener plumas cerca todo era mejor y más cómodo, sobre todo con mi tamaño. En eso Eve empezó a desvestirse en frente de mí, dejándome impactado al instante.

 

- ¡E-E-EVE! ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!

- No es justo que solo yo pueda verte desnudo, ¿no?

- Bueno, eso creo.

- Bien.

 

Esto me parecía muy raro, Eve no era así, ella por lo general era tímida, algo reservada, sólo se soltaba un poco cuando hablaba conmigo, pero jamás pensé que tanto. Mientras que ella se quitaba lentamente los zapatos, los calcetines, la falda, la blusa, y su ropa interior, yo pensaba en qué le había pasado, qué había cambiado entre nosotros aparte de… Mi tamaño.

 

- Muy bien Adam, estoy lista. –Dijo Eve luego de quitarse toda la ropa y acostarse sobre la cama, dejándome al sobre su hombro.

- N-No entiendo Eve. ¿Quieres que te de un masaje, así?

- Pues claro, empieza por mis hombros y luego ve bajando, sin miedo.

- Ok… Pero esto me parece raro, nunca pensé esto de ti.

- Bueno… Creo que al verte tan pequeño, eso me hace sentir más grande, me da algo de confianza. ¿No te molesta verdad?

- No, para nada…

- Porque si te molesta no tienes que hacerlo, no te voy a obligar.

- Eve, tu tenías razón, debo devolverte todo lo que has hecho por mí, si quieres que haga esto, lo haré.

- ¡Muy bien, me alegra oírlo! ¡Yo estaré aquí acostada, ánimo!

 

Y pues así es, estaba masajeando los enormes hombros de mi amiga. Me arrodillé y empecé a frotan mis manos en círculos sobre la superficie de sus hombros, no sé si ella lo sentía o no por mi tamaño, pero yo igualmente seguía haciéndolo, con tal de hacerla feliz. Yo no estaba angustiado para nada, de hecho todo lo contrario, me gustaba mucho lo que estaba haciendo porque no era un masaje a Hilary o a mi mamá, era a Eve, mi mejor amiga, quien me respetaba y me cuidaba, incluso me lo pidió con amabilidad, y bueno, no puedo negar que toda esta situación del masaje y que ambos estuviéramos desnudos me excitaba un poco, algo reflejado también en mi miembro erecto bajo mi abdomen. Recorrí su cuerpo hasta su otro hombro y seguí masajeando, creo que ella si lo sentía, ya que de cuando en cuando empezaba a gemir un poco, por lo que supuse que todo esto la relajaba. Vi mi siguiente destino y mi pene se puso mucho más duro, ya que eran sus enormes pechos, que parecían 2 montes gemelos desde mi perspectiva.

 

- Adelante Adam, con confianza. –Dijo Eve, alentándome a seguir.

 

Yo avancé y empecé a escalar su pecho, mi simple escalada era suficiente como para que Eve lo sintiera, y siguiera gimiendo, a la par que mi pene rozaba su suave piel, sin querer obviamente. Finalmente y algo cansado llegué a la cima de su pezón, y empecé a jadear para recuperar el aliento, cosa que mi enorme amiga no pasó por alto.

 

- ¿Te cansaste pequeño Adam? Pues sólo dale unos besitos a mi pezón, relájate.

 

Sus palabras retumbaron en mi cerebro, pero llegaron fuertes y claro, por lo que me recosté boca abajo y empecé a besar la punta de su pezón un buen rato. Ella seguía gimiendo y yo pues me dejé llevar un poco, así que empecé a lamer su pezón con pasión. Ella lo sintió y me puso en su otro pezón, donde yo continué mi labor. A pesar de sus gemidos, no sé quién de nosotros disfrutó más de estos momentos, lamer su pezón que cada vez se endurecía más era algo celestial, pero no se comparaba a lo que estaba por ocurrir.

 

- Con permiso…

 

Eve me tomó con sus 2 dedos y me acercó a su vagina, que ya estaba mojada, y me introdujo dentro de ella. Todo esto me daba algo de miedo, pero el placer era más fuerte, yo froté, lamí, y empujé mi pene contra sus húmedas y palpitantes paredes, mientras detrás de mí sentía como entraban y salían sus dedos. Todo este momento era maravilloso, hace menos de 24 horas estaba comiendo pollo frito en mi habitación, y ahora estaba encogido y haciendo el amor con Eve, mi mejor amiga, la mujer más importante de mi vida. Yo la quería, no sé si de esta manera, nunca lo había pensado, pero aquel cálido momento me hizo sentir como si la amara de toda la vida, fue algo especial, inolvidable. Luego supe que ambos habíamos perdido la virginidad en ese momento, lo que no hizo más que volverlo mucho más especial, pero en aquella instancia yo simplemente me dejé llevar, acabé dentro de la húmeda vagina de Eve, y ella hizo lo mismo, dejándome empapado de fluidos vaginales y pegado a sus 2 dedos. Ella los sacó conmigo aun en ellos y, luego de que ambos nos relajáramos, los llevó frente a su cara.

 

- ¿Te gustó el final feliz?

- Me… Encantó… Eve…

- Me alegra oírlo. –Entonces ella se agachó para recoger una caja de pañuelos que había bajo la cama y me limpió, dejándome nuevamente en el calcetín, mientras ella hacía lo propio.

- Fue maravilloso Adam.

- Lo mismo digo.

- Bueno… Ha sido un largo día, mejor descansemos y mañana vemos que más podemos hacer.

- Ok, buenas noches Eve.

- Buenas noches Adam, duerme bien.

 

Eve se puso el pijama, apagó las luces y se fue a dormir. No le tomó mucho quedarse dormida, al parecer tenía el sueño pesado, o puede que sea por el sexo, la verdad no sé. Yo me dormí poco rato después, pensando en lo que había ocurrido minutos atrás. Había hecho el amor con Eve, perdí mi virginidad con ella, todo estaba yendo muy rápido en todos los sentidos, pero no me desagradaba, me sentía seguro con ella, incluso empezaba a sentirme atraído, pero no quería asustarla ni decirle que la amaba, aunque bueno, con todo lo que hemos pasado tanto hoy como desde que nos conocimos, de hecho tiene mucho sentido. Dormí más o menos una media hora, pero de repente desperté, ya que repentinamente escuché algo inconfundible, el sonido de una puerta abriéndose lentamente, alguien iba a entrar…

Parte 5: Las Turner #1 Roxy: by GeaGts

No sabía quién era y pero si sabía qué hacer, me escondí en lo más profundo del calcetín de Eve para evitar ser visto, y aunque funcionó, no sirvió de mucho. Quien entró recogió toda la ropa del suelo, junto con el calcetín suelto donde yo me encontraba y salió de la habitación, bajó las escaleras y caminó por el primer piso. De prontos sentí como me estaba cayendo junto con toda la ropa, ya que aquella mujer, que por lo que pude notar era la madre de Eve, dejó la ropa sucia en un cesto dentro de lo que parecía ser la lavandería.

 

- Esa chica… Le dije que recogiera su ropa sucia… Qué remedio.

 

Traté de salir del calcetín y noté que me encontraba en la cima de una montaña de ropa sucia, no sólo de Eve, de toda su familia. Blusas, playeras, faldas, calcetines y bragas todas eran muchísimo más grandes que yo, y su olor se mezclaba de una manera formidable, y sobra decir que era una fragancia entre excitante y soporífera. El lugar estaba lleno de feromonas, de sudor, el aire estaba saturado por la fragancia abrumadora de las colosales prendas de vestir de la familia Turner, y yo casi no podía respirar, por lo que caí de espaldas. Noté que no sólo había ropa en el cesto, sino que también estaba el edredón de plumas de Eve, la piel no se me irritaba por el ungüento, pero si estornudé bastante, y con todo la carga de olor del lugar cada vez me quedaba con menos aire en los pulmones. ¿Así es como moriría? ¿Sofocado por la ropa de la familia de Eve? No era el final que me esperaba… Y por suerte no lo sería. Poco antes de desmayarme noté que alguien habría la tapa del cesto de ropa sucia, y no era la madre de Eve, era…

 

- Ay, le dije a mamá que no lavara mi manga todavía, maldita sea.

 

¡Era Roxy! Oh bueno, Dead. Se me vino a la cabeza una idea loca luego de recordar cómo fue que me encontró Holly, y sin muchas más opciones en mente la llevé a cabo. Me metí dentro de la manga suelta negra que ella estaba buscando y me aferré como si mi vida dependiera de ello, cosa que de hecho así era, para luego esperar a que ella se valla. Mi plan era que cuando ella volviera a su habitación, escapar cuando no me viera y volver con Eve, me tomaría horas hacerlo por mi cuenta así que era mejor que ella en su tamaño me ayudara, pan comido. Como pensé ella volvió a su habitación, cerró la puerta y se sentó sobre su cama, dejando la manga a un lado. Para mi sorpresa ella empezó a ponérsela y yo estaba indeciso sobre qué hacer, hasta que no tuve otra opción que soltarme. Cuando caí sobre su cama empecé a correr antes de que me viera, pero frené en seco cuando oí un grito detrás de mí, era Roxy quien ya me había visto.

 

- ¡¡¡AHHH!!! Q-Q-QUE ES ESO…

- Ay… No temas, sólo soy…

- ¡QUÉ ASCO, MUERE! –Dijo Roxy antes de pisarme fuertemente con su pie.

 

Su pie derecho tenía un calcetín negro y el izquierdo estaba descalzo, y con ese fue que me aplastó. No veía nada salvo la sudorosa piel de su enorme pie, tan pálida como la del resto de su cuerpo, haciendo más presión para aplastarme. Traté de resistirme, pero la fuerza de mis brazos luchando no se comparaba ni un poco a la enorme fuerza de su pie, sin mencionar que el olor era bastante potente. Repentinamente volví a estornudar, y para mi sorpresa ella sólo me quitó el pie de encima.

 

- Un momento… Tú no eres un bicho.

- Claro, que no… S-Soy una persona.

- Espera… ¿Yo te he visto antes? ¡Ahh! ¡Eres el amigo de Ivy!

- Adam Hudson… Sí…

- Santos cielos… Te encogiste… pero…

- Si, si, así fue, escucha… ¿Cómo que santos cielos?

- ¿Disculpa?

- Bueno, como eres gótica, pensé que hablarías de Satán y esas cosas, pero…

 

No acabé de hablar cuando su pie nuevamente volvió a pisarme, ahora con ira, luego su otro pie, y así estuvo por varios segundos que se me hicieron eternos. Luego me levantó con su mano y me puso frente a su cara.

 

- ¡ESCÚCHAME ADAM! ¡LOS GÓTICOS NO SOMOS SATÁNICOS, ESO NO TIENE NADA QUE VER!

- Lo… Lo siento… No quería ofenderte, Roxy.

- ¡¡¡ES DEAD!!! –Dijo, apretándome más en su puño.

- ¡AAAARGH! Si… Lo siento Dead.

- Para tu información creo en Rachel como todos aquí, no formo parte de ninguna de esas sectas o dogmas religiosos alternativos, yo creo en los hechos, y es un hecho de que estás en mi habitación, encogido y desnudo, así que mejor empieza a hablar, y se honesto.

- Está bien… Pero Dead… ¿Podrías no apretarme tanto?

- ¿Cómo…? ¡Ay, lo siento! Me enojé un poquito. –Dijo Dead luego de colocarme sobre su cama frente a ella– Yo por lo general no muestro tantas… Emociones, es que tú me sorprendiste, y, bueno… ¡Es tu culpa!... Como sea, volveré a mi estado normal… –Dead tomó un largo respiro y relajó los músculos de la cara antes de seguir. –Ahora sí, dime que fue lo que pasó.

 

Ella me aterraba, para ser gótica era muy emocional, y aunque yo lo que quería era evitar que mucha gente supiera de mi “pequeña condición”, decidí que lo mejor en este caso era ser honesto y contarle toda la historia. Le hablé de mi casa, de cuando me encogí y le pedí ayuda a Holly, de cómo sobreviví hasta llegar a Eve, y que ella me iba a cuidar y a buscar una solución a mi predicamento.

 

- Ya veo… Pero eso no explica ¿por qué estás aquí entonces?

- Tu mamá fue al cuarto de Eve hace rato a buscar la ropa, entonces yo terminé por accidente con la ropa sucia.

- Y aprovechaste que yo buscaba esto para salir de ahí. –Dijo Dead, señalando su manga suelta.

- Así es, bueno, lo que quería era que me llevara contigo para así yo poder volver antes con Eve, supongo que ahora que no tengo donde dormir la despertaría y le pediría que…

- ¡NO HAGAS ESO!

- ¡Ahhh! Espera… ¿Por qué no?

- Lo siento… Ivy se pone como una fiera cuando alguien la despierta, sale algo dentro de ella, una furia incontrolable.

- Ya veo… Ella nunca me dijo eso.

- No tiene por qué, es algo que se queda entre la familia, aparte la entiendo, si yo fuera ella tampoco querría que se supiera algo así.

- En cambio tú te enojas con los bichos.

- ¡Es diferente!... Por cierto, ¿no te vio Marcy, verdad?

- Emm… No…

- Uff menos mal.

Y eso por qué… No importa. En fin, si regreso con Eve a mitad de la noche ella podría molestarse, y en mi tamaño eso sería muy peligroso… ¿Puedo dormir aquí?

- ¿Perdón?

- N-No me malentiendas, no era mi intención, pero… No sé qué más hacer, no quiero que nadie más se entere de esto.

- Mmm… Entiendo, es una situación peligrosa la que tienes entre manos, ¿verdad?

- Pues sí, por eso te pido ayuda.

- No vas a dormir conmigo.

- Claro que no, no quiero hacer eso… Pero si me puedes ayudar, estaré en deuda contigo.

- En deuda conmigo ¿eh? Ok, no le diré a nadie de ti, puedes dormir en mi habitación, pero sólo después de que hayas pagado esa deuda que acabas de adquirir conmigo…

 

Dead me miró directamente a los ojos con los suyos, unos lindos ojos avellana como los del resto de sus hermanas, y con una ligera sonrisa en su rostro. Ella me espantaba un poco, pero no tenía muchas opciones, acepté el hacer lo que ella me pidiera sin saber mucho más, esperando que no fuera nada malo…

Parte 6: Las Turner #2 Dead: by GeaGts

Roxy mantuvo esa sonrisa leve sobre su cara, y sin dejar de mirarme, empezó a hablar.

 

- Bien, para empezar toma esto. –Dijo dejándome cerca de sus pies, pasándome un hisopo y dejando al lado mío una botella de quita esmalte.

- ¿Entonces quieres que te haga las uñas?

- Por ahora sí, voy a… Hacer tarea, y de momento quiero que calentemos con eso.

- ¿De momento?

- Tú sólo hazlo.

- Pero… ¿Puedes quitarte el otro calcetín?

- Lo haría, pero me quiero concentrar, sé que podrás manejarlo, me avisas cuando termines, por favor.

- Ok…

 

Caminé hasta su pie derecho envuelto en aquella olorosa tela blanca, y con mis manos empecé a jalar. Estaba muy duro así que usé todas mis fuerzas para sacarlo, y eventualmente lo hice, cayendo de espaldas sobre la cama, con aquel calcetín negro encima de todo mi cuerpo. Me cubría por completo, si alguien entrara ahora no notaría que yo estaba ahí, era como un toldo enorme comparado conmigo, y uno que guardaba el olor y sudor del pie de Roxy de un día entero, si no es que más. Me arrastré hasta salir y empujé su calcetín a un lado, y procedí a empapar la punta del hisopo con quita esmalte. Yo solía hacer esto con mamá y mis hermanas en casa todo el tiempo, pero obviamente esto era algo muy diferente, tenía que usar mis 2 brazos para sostener el hisopo en lugar de simplemente 2 dedos como siempre, pero al menos la técnica la tenía, y poco a poco empecé a retirar lo que quedaba de esmalte negro de sus dedos. Ahora sé que muchos dirían que cedí muy rápido, y es que bueno, he tenido una vida entera para acostumbrarme a hacer este tipo de cosas, pero a lo que no estoy acostumbrado es a que me digan “por favor”. Todo lo que me dice mi madre y Hilary son órdenes, ya que soy el esclavo de la familia, por lo que no estoy acostumbrado a esas palabras, a veces me las dicen Holly o Eve cuando les es posible, pero nada más, por lo que era agradable que alguien además de ellas me pidiera algo de forma amable. Fuera de eso al rato terminé de quitar el esmalte de sus 10 dedos, y aunque su olor era fuerte, en especial a este tamaño, no se comparaba con el de sus pies, que era uff… Otro nivel. Puede que sea porque usa botas de cuero todo el día, o bueno sólo la he visto así, incluso hoy. A pesar del olor cumplí con mi tarea.

 

- Ya están listas sus uñas, mi ama.

- Gracias… ¿Cómo que ama?

- Bueno… Así le digo a mi familia en casa cuando me hacen hacer este tipo de cosas.

- ¿En serio? Ivy habló de que tenías una vida dura, pero nunca dijo nada de eso.

- ¿Eve les habló de mí?

- Muchas veces, eres su mejor amigo, aunque no nos habló de eso, ¿me puedes decir más?

- ¿Es una orden?

- Bueno… ¿Sí?

 

Procedí a resumirle mi historia a Roxy, si hace rato estaba metida escribiendo, ahora su atención se dirigía a mi relato. Le hablé del luto de mamá, de cómo ella y mi hermana mayor me trataban como esclavo, y de la amabilidad de Holly, en síntesis, le dije como ha sido mi vida en esa casa.

 

- Wow… Eso es mucho dolor, Adam.

- Yo no lo veo así, bueno, puede que sean algo duras, pero es su forma de desahogar su dolor por la muerte de papá, y obedecerlas es la mía, aparte si no soy yo quien recibe todo eso, lo haría Holly, y no quiero que eso ocurra, no creo que ella pueda con toda la carga que implica ser el esclavo de las Hudson.

- Cielos... No sé qué decir… Gracias por ser tan sincero conmigo, apenas me conoces.

- De nada, es que tú has sido muy amable conmigo, no quería faltarte el respeto.

- ¿Muy amable? Wow, en tu casa sí que son duras… Hasta me siento un poco culpable.

- ¿Culpable? ¿Por qué?

- Bueno… Mi intención era usarte como un esclavo a mis pies esta noche, saber cómo se sentía eso, ya sabes, jugar un poco.

- Pensé que los góticos no sentían.

- Bueno… Yo soy un poco distinta, trato de serlo.

- Ya veo… Bueno, si quieres hacer eso conmigo, adelante.

- ¿E-En serio?

- Claro, sólo será un juego, aparte te lo debo por dejarme dormir aquí.

- Muy bien, entonces empecemos, no des marchas atrás.

- No creo que… –Sin dejarme terminar de hablar, Roxy nuevamente puso su pie sobre todo mi cuerpo, aplastándome entero.

- Ahí es a donde perteneces, esclavo, bajo los pies de tu ama. Ahora de rodillas y empieza a lamer. –Dijo Roxy levantando un poco su suela sobre mi apoyada en el tobillo, ya tenía una pequeña sonrisa en el rosto y no parecía hablar con muchas emociones como antes, ya estaba en modo Dead.

 

Yo ni tonto ni perezoso me puse de rosillas y levanté la cabeza para lamer la suela de su pie, como un perro. Nuevamente tuve reminiscencias de lo que hacía con mi familia, pero esto era otra cosa. El pie de Dead era monumental, mucho más grande que yo, y tenerlo encima de esa manera me hacía sentir mucho más pequeño, y eso es decir bastante. Pasaba mi lengua por su húmeda suela con todo lo que tenía, pero no alcanzaba a abarcar ni una pequeña parte de esta. Dead lo notó y se dio la vuelta en la cama, quedando boca abajo y dejando las plantas y los dedos de sus pies frente a mí.

 

- Bien hecho esclavo, pero quiero más. Sube a mis suelas y lame todo el sudor que encuentres, vamos.

- Si, mi ama.

 

Empecé a subir por su dedo gordo derecho, era muchísimo más grande que yo, en mi tamaño yo apenas medía como su dedo meñique, pero eso no me desmotivaba, iba a cumplir con mi tarea. Aunque bueno, nadie dijo que sería sencillo, sus 2 pies estaban muy sudados y sus dedos no eran la excepción, por lo que cuando casi estaba en la cima resbalé y caí para atrás, quedando atrapado entre su dedo gordo e índice, cosa que Dead no pasó por alto.

 

- ¡JAJAJA! Qué patético bicho, atrapado entre de una chica de 16 años, debe ser muy humillante, ¿acaso no puedes salir? –Dijo ella mientras con su celular ponía algo de música, no soy experto pero por lo que he escuchado parecía My Chemical Romance.

 

Yo traté de salir dela agarre de sus dedos pero era imposible, sólo con 2 de ellos ya me superaba en fuerza, y me tenía completamente sometido. El olor entre sus dedos era muchísimo más fuerte que el de sus plantas, me resultaba difícil respirar, sobre todo porque en la posición que quedé tenía la cara pegada en medio de sus dedos olorosos.

 

- Ya que estás ahí comienza con lamer entre mis dedos, Esclavo.

- Si, mi ama.

 

Aguantando la respiración empecé a lamer entre sus dedos, tragando un par de pedazos de mugre que quedaron entre ellos. Esto podía ser un juego, pero en mi tamaño era bastante más duro y peligroso, pero aun así no era un tormento, incluso lo seguía pasando mejor que con mi familia, al menos Roxy era amable, y Dead simplemente jugaba conmigo, y eventualmente pararía. Lamí un buen rato entre sus dedos hasta que tuve que volver a respirar, y todo el hedor entró en mi nariz de golpe, haciéndome toser un poco. Entonces ella con sus 2 dedos me lanzó hacia su suela, la cual golpeé de cara.

 

- Muy bien, ahora empieza a beber mi sudor, esclavo.

- Si, mi ama.

 

Me puse en 4 y empecé a arrasarme por la suela de Dead, buscando los puntos donde hubiera más concentración de sudor para lamerlos. Buena parte de su suela estaba así, por lo que me tomaría bastante tiempo terminar de lamerla, más o menos unas 6 canciones de My Chemical Romance después acabé con su pie derecho, y eso que ahora faltaba el izquierdo. Salté hasta su otra suela y volvía ponerme en 4 para seguir lamiendo, no sé cómo podía beber tanto pero lo hice, si tuviera mi escala normas había bebido varios litros de agua en comparación, aunque bueno, el agua no tiene ese sabor salado y ese gusto fuerte que nubla tus sentidos con un hedor inimaginable, como si lo tenía el sudor de los pies de Dead. Con más canciones pasando y varios “litros” de sudor después, terminé de lamer los pies de Dead, y estaba bastante cansado, creo que todo lo que bebí aun está luchando por encontrar un lugar en mi estómago, por lo que simplemente me acosté sobre su enorme (y ahora limpia) suela para descansar un poco.

 

- Ya terminé… Ama.

 

Ella me colocó sobre la cama nuevamente y empezó a verse los pies, para verificar como hice mi trabajo.

 

- ¡Cielos! Em… Quiero decir, buen trabajo esclavo, has bebido todo el sudor de mis plantas, deben gustarte mucho mis pies, di que te gustan.

- Me gustan sus pies, Ama.

- Vamos, sigue. –Dijo ella colocando sus pies cerca de mí y moviendo los dedos.

- Adoro sus pies, Ama, gracias por dejarme lamerlos hasta limpiarlos, ha sido un honor para mí haberla servido... –Paré un momento al ver cómo ella ponía 2 de sus enormes dedos de los pies al lado de mi pene, y empezaba a frotarlo suavemente.

- Continúa, no te detengas.

- Sus pies son maravillosos… Soy el esclavo más dichoso del mundo por haber tenido el honor de lamerlos… –Mi pene empezó a ponerse duro, más de lo que ya estaba. – Usted, ama Dead, ha complacido a un simple esclavo con el deleite de poder haberlos adorado… –Ya estaba casi en mi límite. – Si por mi fuera los lamería por toda la eternidad~

 

Finalmente llegué al clímax, por segunda vez en la noche, y salió casi tanto como la primera vez. Dudo que yo sea una máquina sexual, pero en mi casa casi nunca me masturbo, de hecho son contadas las veces que lo he hecho en toda mi vida, más por fuerza que por gusto, por lo que tenía bastante que dar.

 

- ¡Jajajaja! Eso estuvo genial, esclavo, creo que…

 

Dead no pudo terminar su oración cuando de pronto su puerta se abrió sin previo aviso, dejando entrar a su querida hermana gemela.

 

- Oye Dead, ¿qué tanto hablas…? ¡MIERDA!

 

Apenas logré verla, era Lisa, la hermana gemela de Roxy, quien acababa de vernos en esta tan rara situación.

 

- Emmmm… ¿Hola Lizzy?

- ¿Hola Lizzy? ¿Qué carajos está pasando? Ahí tienes… ¿Un chico encogido?

- ¡Espera Lizzy, no mires!

 

La advertencia de Roxy fue en vano, noté que ya tenía los enormes ojos de Lisa mirándome fijamente, mientras yo seguía en estado de éxtasis. Ni lo noté, pero ella me levantó con sus 2 dedos.

 

- Espera… ¿Este es el amigo de Ivy?

- ¡Puedo explicarlo!

- Oh, eso espero, hermana.

- No… No te enojes con ella… Me ha tratado bien –Dije para defender a Roxy.

- Eso puedo verlo, te ha tratado muy bien, jejeje.

- ¡Lizzy!

- Creo que me llevaré a este pequeño, necesito un par de explicaciones de su parte.

- ¡Pero hermana!

- Dead, en serio necesito saberlo, sabes que te protegeré siempre, sea cual sea la situación, ¿verdad? –Dijo Lisa, con un tono algo más serio.

- Lo se hermana… Pero te juro que no pasó nada malo, Adam es amable, no…

- Está bien Dead… –Dije.

- ¿Cómo dices?

- Ella tiene razón, si sólo quiere protegerte, le ayudaré respondiendo lo que sea que me pregunte.

- Ya veo… Lo siento, Adam.

- Descuida, estaré bien.

- Eso espero. ¡No lo trates mal, Lisa! Él no merece eso.

- Eso dependerá de lo que me diga, pero creo que saldrá ileso, si se comporta, claro. Luego volveré contigo, Dead, ¡Chao!

- Chao…

Ambas hermanas se despidieron y Lisa salió de la habitación, conmigo entre 2 de sus dedos, empapado de sudor de pies y semen. Mientras recuperaba la compostura empecé a pensar en lo que me aguardaba, me topé hace rato con Roxy y ahora estaba con Lisa. No sé bien como será ella pero antes se le veía mucho más risueña y juguetona que su hermana gemela, pero como Dead podía que esa solo fuera la capa de arriba de una personalidad más compleja. No sabía muy bien lo que pasaría, pero siendo Dead tan dominante dudo que su hermana sea igual o peor, ¿verdad?… ¿Verdad?...

Parte 7: Las Turner #3 Lisa: by GeaGts

Lisa se dirigió a su habitación, que se encontraba cerca de la de Dead, pude notar entonces la disposición de la casa, al menos la del segundo piso, estaba en un pasillo con una escalera que bajaba en un extremo y otra que lo subía en el otro, en las paredes del pasillo habían 4 puertas, una era la del bajo, 2 correspondían a las habitaciones de Dead y Lisa, y la cuarta no lo sé, pero tenía que ser la de otra hermana de Eve. El cuarto de Eve estaba en otro pasillo paralelo a este, el cual se conectaba en medio, llevando al otro lado de la casa, y ese pasillo por lo que vi tenía una disposición similar: Un baño, el cuarto de Eve, y otras 2 habitaciones para otras hermanas. Habían 3 a las que no había entrado, supongo que una sería la de Abby, otra la de Marcy, y otra la de su madre supongo, aunque no estoy muy seguro, y tampoco tenía ganas de averiguarlo. Finalmente Lisa entró a su cuarto y se sentó frente a su escritorio, dejándome en él y apuntándome con la luz del flexo para verme mejor, como si viera un germen en un microscopio (y así me sentía). Luego de unos segundos rompió el silencio.

 

- Como pensaba, eres el amigo de Ivy, Adam ¿verdad?

- Sí…

- ¿Por qué tan serio? ¿Acaso te doy miedo? Jejeje.

- Bueno, un poco, pero es normal.

- Creo que si, en tu condición cualquier cosa más grande que tu es una amenaza, como eso. –Lisa golpeó la mesa con su puño muy cerca de mí, haciéndome gritar de repente. –Ahora será mejor que me digas la verdad, ¡¿Qué estabas haciendo con mi hermana?!

- ¡Nada malo, lo juro, ella fue quien estaba jugando conmigo!

- Parece factible, ¿pero por qué Dead perdería el tiempo con un pequeño bicho como tú? ¡¿Acaso ella te encogió?!

- No.

- ¡¿Te hizo leer sus libros?!

- No…

- ¡¿Te topaste antes con Marcy?!

- ¡No! –Era raro que ella también me preguntara eso, pero algo más llamó mi atención. –Espera, ¿Cuáles libros?

- ¿Cómo? Ya veo, ella no te dijo nada de eso… Entonces yo tampoco lo haré, pero será mejor que tu si empieces a hablar, porque de lo contrario… –Ella volvió a golpear su puño contra el escritorio, aún más cerca de mí.

- ¡OK, OK, NO ME LASTIMES, HABLARÉ! Pero es una larga historia.

- Tengo tiempo, escupe.

 

Al igual que con Roxy, empecé a hablarle de toda mi travesía a Lisa desde que me encogí hasta este momento, obviando las partes más obscenas para evitar que se enojara más conmigo, ya que lo que dijo era cierto, me aterraba la escala titánica de su figura y su capacidad ridícula de acabar conmigo cuando quisiera.

 

- Ya veo… ¿Entonces Dead hizo que la sirvieras como un esclavo?

- Así es, pero fue un juego nada más.

- Mmm no lo creo, ella puede aparentar ser muy dura y apática en el exterior, pero se parece más a mí de lo que le gustaría admitir.

- Si, creo que lo noté, fue muy efusiva varias veces, me sorprendió.

- No lo dudo… Oye, ¿mencionaste que todo fue por la excusa de dejarte dormir en su habitación?

- Sí, pero no sé si fue una excusa.

- Si lo fue, te digo que ella se parece a mí, es algo parecido a lo que yo habría hecho, y ahora que lo pienso…

 

Rápidamente Lisa bajó su puño sobre mí, pero en lugar de aplastarme me agarró en su mano y me llevó frente a su cara, muy parecido a como lo hizo antes su hermana gemela. Apenas tuve tiempo de reaccionar, y menos con lo que dijo después.

 

- Dadas las circunstancias entenderás que no voy a permitir que duermas con mi hermana, pero estoy de acuerdo con que no podemos despertar a Ivy, así que quiero que lo digas.

- ¿Cómo?... Ah… ¿Me puedo quedar a dormir en tu habitación?

- Sí, puede ser, pero quiero me lo supliques… Esclavo, jijiji.

Con eso último entendí por dónde iban los tiros. Lisa pudo haberme llevado consigo para proteger a Roxy en un principio, pero se estaba aprovechando de la situación para tenerme a su disposición, aunque de una forma mucho más directa que Roxy. No podía hacer nada contra eso, así que decidí seguirle el juego, después de todo ella era la hermana Turner que más miedo me daba su presencia, al menos hasta ahora.

 

- Oh, Diosa Lisa, no soy digno ni de ser la tierra que pisa, pero por favor le suplico que en su divina voluntad, me deje pasar la noche aquí, se lo ruego.

- ¡JAJAJAJAJA! Parece que has tenido práctica. Pero aun así no me termino de convencer, creo que lo mejor será que demuestres que mereces lo que me pides.

- ¿Y cómo haré eso, Diosa Lisa? –Luego me arrepentiría de haber preguntado eso.

- Bueno, tengo varias ideas, jeje.

 

Acto seguido ella me dejó en el suelo en medio de su cuarto, y sin previo aviso empezó a desnudarse, dejando caer su ropa cerca de mí como si no fuera la gran cosa. Su cuerpo era verdaderamente hermoso, muy bien proporcionado y de tetas bastante grandes. Su cabello pelirrojo que colgaba de una cola de caballo estaba muy bien cuidado y reluciente, y si no fuera por su peinado diría que era una de esas Diosas de la mitología Griega, porque su cuerpo era digno de la escultura más hermosa que haya visto. Toda la fascinación que sentía por su figura en ese momento se vio reflejado en mi pene, que quedó erecto a una velocidad impresionante, algo que aquella diosa ante mis ojos no pasó por alto, dedicándome una sonrisa pícara antes de empezar.

 

- De rodillas, esclavo.

 

No tardé en obedecerla y me incliné ante ella, sin dejar de mirarla.

 

- Ahora adórame.

 

Alcé mis manos y empecé a inclinarme hacia adelante varias veces a modo de reverencia, tal cual como si lo hiciera ante una deidad, a ella parecía encantarle todo esto, así que puso su pie encima de mí, sobre mi espalda, para luego ordenarme continuar. Con el enorme peso de su pie y su aroma sofocándome, seguí con mi labor de adorar a mi ahora Diosa Lisa, era duro, y aunque no alcancé a moverme como antes debido a la presión, a ella parecía encantarle todo esto, por lo que empezó reírse bien fuerte, para luego sin previo aviso aplastarme bajo su pie.

 

- Agradece que tienes el honor de estar bajo mi pie, esclavo. Casi nadie tiene ese privilegio.

- Gracias… Diosa Lisa… Es muy amable…

- ¡Lo sé, jajajajaja!

 

Ella siguió aplastándome, quedé atrapado bajo su pie en cuestión de segundos, y antes de que me diera cuenta ella levantó su pié, aunque yo seguía pegado a su planta. La volteó frente a su rostro para verme, y ahí yo vi su cara, riéndose a más no poder, claramente amaba tenerme subyugado de esa manera.

 

- ¡Deberías ver tu cara, es increíble, Jajaja! –Luego de reírse un buen rato, la Diosa Lisa me despegó de la planta de su pie y me tomó con 2 dedos, sentándose en su cama y acercándome a un lugar que no dejé de ver desde el inicio de esto.

- Quiero que lamas mi teta, esclavo, ¡ahora!

 

Con la cara a escasos milímetros de su pezón, empecé a chuparlo. Era algo sumamente excitante, no puedo negarlo, y aunque me sentía mal por Eve, no tenía otra opción que dejarme llevar por el momento, no es que Lisa me diera otra opción tampoco. Así que ahí estaba yo, chupando la teta de mi nueva Diosa como un bebé de la teta de su madre, la máxima señal de sumisión y dependencia, y aun así mi erección no hacía más que crecer. Ella lo notó y, rápidamente se masturbaba, me colocó entre sus 2 tetas y empezó a presionarlas con sus antebrazos, mientras metía sus dedos en su vagina. Posiblemente esta era la paja rusa más grande de la historia, y yo formaba parte de ella. Luego de un par de minutos no pude más y me corrí sobre sus pechos, era increíble que lograra hacerlo ya 3 veces en una noche, no era mucho de hacerlo, aunque aprendí mucho las veces que tuve la oportunidad, y todos los libros XXX que he podido leer me han dado una idea de como sentirme, pero para ser honestos ni toda la literatura erótica del mundo se acercaba a describir mi sensación exacta en ese momento. La Diosa Lisa volvió a tomarme entre sus dedos, que aunque estaban algo húmedos, al parecer no alcanzó a correrse.

 

- Me debes otra así luego, Esclavo. Por ahora vamos a bañarnos.

- ¿B-Bañarnos?

- Sí, es raro pero me gusta bañarme de noche, mamá dice que ahorra algo de tiempo por la mañana, y si, tu vienes conmigo.

 

Sin mucha más parsimonia fue a buscar una toalla de su armario y salió al baño, que quedaba a pocos pasos (suyos) de su habitación. Antes de entrar completamente ocurrió algo que no me esperaba, Había algo de jabón líquido derramado en el suelo del baño, y para su mala suerte (y la mía) Lisa la pisó, cayendo de espaldas y soltándome. Volé por los aires hasta caer a unos 3 metros de ella, quien estaba en el suelo algo aturdida. Por suerte el suelo del pasillo del segundo piso era afelpado, o si no sabría decir qué me hubiera pasado. Traté de correr para ayudarla, pero al parecer no era el único, ya que una voz femenina hizo eco en la habitación luego de oír el estruendo.

 

- ¿Hola?

 

Subiendo las escaleras se encontraba alguien a quien no había visto mucho antes más que en fotos de Eve, era Abby, su hermana mayor, la cual llevaba sólo unas bragas rosadas y una blusa blanca, con un emparedado en una mano y un vaso con jugo en la otra.

 

- ¡LIZZY!

 

Dejó su comida sobre un calefactor a un lado de la pared y corrió para ayudar a su hermana desmayada, todo fue tan rápido que no lo tengo tan claro, pero el enorme pie de Abby se posó sobre mí, aplastándome en el acto.

 

- ¡¿LIZZY, QUÉ PASÓ?! –Preguntó Abby, logrando hacer reaccionar a su aturdida hermana menor.

 - ¿Abby? Yo, em… No recuerdo bien. Creo que me caí.

- Ya veo, estás bien, quieres que te traiga hielo para el golpe.

- No, no te preocupes… Creo que iba a bañarme, ya se me pasará.

- ¿Segura?

- Sí.

- Ok… Parece que te tropezaste con ese jabón de ahí, recuerda limpiarlo.

- ¿Ah? Ok, ya veo, vale.

- Recuerdas algo antes del golpe.

- Bueno, creo que no. Lo último que recuerdo es ir a ver a Dead a su habitación… Pero no te preocupes, estaré bien.

- De acuerdo… Ve a bañarte, y si necesitas algo me avisas.

- Ok, gracias hermana.

- Para eso estamos, Lizzy.

 

Dicho esto Abby se dio media vuelta y, luego de buscar su comida nuevamente, empezó caminar por el pasillo en medio del segundo piso hacia el otro conjunto de habitaciones. No parecía notarme bajo su suela, y era bastante malo que Lisa haya olvidado que me tenía, ya que ahora estaba a merced de Abby, quien no sabía de mi existencia…

Parte 8: Las Turner #4 Abby: by GeaGts

Era un tormento. Estaba pegado al gigantesco pie de Abigail Turner, la hermana mayor de Eve y el resto, y ella ni siquiera sabía que me encontraba allí. Mi cara se pegó fuertemente a su suela, por lo que sin querer pude saborear su sudor apestoso, y a esencia misma de su pie me envolvía por completo, más aun cuando volvía a pisarme otra vez. A estas alturas no era más que la tierra pegada a su suela, es más, creo que esos pedazos de tierra tenían más dignidad que yo, y aun con mi resistencia aumentada sentía como cada paso me hacía algo de daño. Finalmente Abby entró a su habitación y al parecer se sentó frente a su escritorio, cruzando las piernas y dejando un pie en el aire, justo en el que yo estaba pegado. Por desgracia la gravedad no se presentó en esa ocasión, ya que la mugre y el sudor no era ni poca y excesiva, estaba en la cantidad suficiente como para que cualquier cosa se pegara a la suela con un agarre impresionante, y desde luego yo era una de esas cosas. Lo que si abundaba en la suela de Abby era el olor, era como si hubiese estado descalza buena parte del día, y el hedor de su pie era tal que podría decirse que violaba mis fosas nasales.

 

Desde luego traté de luchar para salir, no pretendía quedarme bajo los pies de Abby por el resto de mi vida, y aun estaba a tiempo porque ella seguía sin notarme, simplemente estaba metida en lo suyo, sea lo que sea, mientras yo trataba de mover mis brazos y mis piernas para liberarme, aparentemente sin resultados. Mi fuerza proporcional a mi tamaño se vio mermada por las continuas pisadas de su suela contra mi cuerpo, el cual estaba algo malherido, logrando luchar con mucho menos fuerza de la que normalmente lo haría (normalmente para alguien de mi tamaño). Aun así no dejé de intentarlo, el casi abuso sexual que el aroma de su pie infringía sobre mí era demasiado fuerte como para tolerarlo, y aunque me doliera, seguiría luchando. Al cabo de unos 10 minutos logré despegar un brazo, y el resto de mis extremidades empezaron a despegarse en cadena, quedando suspendido en el aire en caída libre hacia el suelo. A diferencia de las grandes y largas alfombras que cubrían los pasillos del segundo piso de la casa, el suelo de Abby era de una fría madera oscura, y eso hizo que el dolor que ya sentía se magnificara.

 

Me arrastré lejos de los pies de Abby a una velocidad tal que una tortuga me diría lento, pero no podía hacer mucho más en mi condición. Por desgracia cuando estaba cerca de salir del ratio de sus suelas, ella volvió a cruzar las piernas, colocando ahora su otro pie en el suelo, justamente en el que tanto luché para escapar, y como no podía ser de otra manera aplastó casi todo mi cuerpo. Sólo mi cabeza y mis brazos estaban libres del yugo de su suela, la cual Abby estaba moviendo de formas inconsciente, aplastando mi pequeño cuerpo sin darse cuenta. Entre tanto moler ella logró pisarme entero, y sentí de primera mano como todo mi cuerpo cedía ante la presión de su colosal pie. Sentía que ese era mi fin, algo que ya era común en este día tan loco, pero ahora era más serio que nunca, con mi cuerpo magullado, sólo era cuestión de tiempo para que perdiera la conciencia y no volviera a despertar, por lo que con lo que me quedaba de aliento dije mis últimas palabras:

 

- Lo siento… Eve… En serio lo siento…

Acto seguido caí desmayado, esperando mi final…

 

 

Desperté en un lugar completamente blanco, con la ropa que solía llevar a la escuela y completamente sano, sin rastros de que haya sido pisoteado.

 

- Así que esta es la otra vida… Ya debo estar muerto.

- No tan rápido, Adam Hudson.

 

Escuché una voz resonar en todo el lugar y salir de la nada, cuando un destello aun mayor se generó sobre mí, el cual luego de apagarse dio paso a que una figura monumental apareciera al frente de mí, mientras yo me elevaba por los aires. Era una mujer, rondando los 30 años, de cabello negro azabache y muy largo, que desprendía un aura con una extraña luz negra en su contorno desnudo, que brillaba aun más que toda la habitación, por lo que en mi cabeza surgió la idea de quien era.

 

- ¿Sabes quién soy?

- Es… La Diosa Rachel, ¿verdad?

- Bravo, con el paso del tiempo más gente tiende a demorarse en responder eso.

- Bueno yo leo mucho, he leído su libro varias veces, y mi mejor amiga Eve…

- Te sientes desanimado, ¿tengo razón?

- Si, acabo de morir bajo la suela del pie de la hermana mayor de Eve… Me duele no poder volver a verla.

- La amabas.

- No… Sí… No lo sé, pero ya no importa.

- De hecho te equivocas, tú aún no has muerto.

- ¿C-Cómo dice…?

- Esto es algo que suelo hacer a menudo, salvo a aquellas personas que creo que no deben morir tan pronto, si fuera por mí lo haría con todos los inocentes que mueren, pero eso daría una imagen contradictoria, sin el riesgo de morir la humanidad sería menos cautelosa, y eso ocasionaría muchas más muertes.

- No deja nada al azar… Siempre creí eso, que rodo lo que hacía tiene una razón detrás.

- Así es.

- ¿Puedo preguntarle algo, Diosa Rachel?

- Claro, pero que no sea tan trascendental, ya sabes.

- Jeje, pues no es eso, es sólo… ¿Por qué salvarme a mí?

Ella se quedó callada por un momento antes de responder.

- Espero que nunca llegues a averiguarlo, Adam Hudson.

 

 

Nuevamente desperté, esta vez en lo que parecía una placa verde con líneas blancas, y frente a mí estaba la enorme cara de Abby, volví a ser yo.

 

- ¡Oh por Diosa! L-L-Lo siento mucho, en serio… Dime, ¿e-estás b-b-bien? –Dijo Abby con un tono entre preocupado y apenado.

- Yo… –Noté que mi cuerpo entero había sanado, no sé si esto también sea obra de la Diosa Rachel, pero sea como sea, me sentí agradecido– Estoy bien, gracias.

- ¡LO LAMENTO MUCHÍSIMO! No quería pisarte, lo juro, no sabía que estabas ahí, y luego se me cayó un lápiz al suelo, y pude sentirte, y…

- Tranquila, no pasa nada, no te preocupes. –Dije, tratando de calmarla.

- Ok… Lamento ponerme así, soy algo… Bueno…

- ¿Tímida?

- Pues si… Tímida… Pero dime, ¿Quién eres? Tu rostro me suena de algo.

 

Y de nuevo procedí a contarle mi historia a otra chica Turner, obviando las partes más subidas de tono y mi encuentro con Rachel, ya que era algo tan especial que no lo iría diciendo a la ligera, aparte aun no terminaba de asimilarlo.

 

- Ya veo, has pasado por mucho Adam, lo siento… –Dijo Abby.

- No tienes por qué disculparte, me topé con el resto y contigo por casualidad.

- ¿Y no te llegaste a topar con Marcy?

- ¡No! –Dije, exaltado de que otra vez vinieran con la burra al trigo, sin yo saber por qué, por lo mismo noté como la cara de Abby se enrojecía, apenada por mi reacción.

- Lo siento, no quise…

- No, yo lo siento, no debí gritarte.

- Bueno… Pero volviendo a lo que dijiste antes… Es cierto, no podemos despertar a Ivy, no te imaginas como se pone cuando la despiertan.

- Ya me lo habían dicho.

- Pero tampoco puedes quedarte con alguna de nosotras.

- ¿Cómo?

- Bueno, con las gemelas no por lo que ya han pasado, no creo que sea bueno, con Marcy ni hablar, y con migo tampoco… ¡No es que no quiera! Es sólo que voy a  tener que trabajar toda la noche, eso no te dejaría dormir, no sería justo.

 

Me quedé u momento viendo a Abby, era… Cómo decirlo… Muy tierna. A pesar de ser la mayor de las Turner (25 por lo que recuerdo que digo Eve), se comportaba como una niña, era dulce y amable, y ese carácter tímido enaltecían su dulzura. Era muy bello ver que otra persona se preocupara por mí de esa manera tan desinteresada.

 

- Oye Adam, ¿te pasa algo?

- ¿Qué? ¿Cómo? Lo siento, me distraje… –Dije, tratando de buscar un tema para desviar este incómodo momento, mientras vi unos lindos dibujos a un lado del escritorio. –Y… ¿De qué trabajas?

- Bueno… Soy diseñadora.

- ¿Diseñadora? Genial.

- Sí, me gusta mucho, aunque no trabajo para nadie todavía, soy FreeLancer.

- Y no has pensado… Ya sabes ¿buscar una agencia algo así?

- ¿C-Cómo dices?

- ¡Disculpa! No quise importunarme, no es algo que me concierna, pero… No pude evitar ver esos dibujos de ahí, son geniales, tienes mucho talento.

- G-Gracias, aunque no son dibujos como tal. –Dijo, ruborizándose un poco por lo halago, moviendo su enorme cola de caballo.

-Ojalá tuviera tu talento Abby.

- Gracias… Pero no puedo buscar un trabajo más común… Prefiero quedarme en casa.

- ¿A sí? ¿Cómo?

- No sé si estoy lista para salir… Aparte no quiero dejar a mi familia sola, siempre las he ayudado desde que papá…

- No tienes que decirlo si no quieres, Eve me contó… La guerra no perdona.

- Si… Desde entonces he ayudado a mi mamá en todo lo de la casa, a cuidar a mis hermanas. Si me voy, me aterra pensar en lo que les pasaría sin mí.

 

Lo que dijo me llegó al alma, ya que Abby sentía exactamente lo mismo que yo siento por Holly, ese amor fraternal y cariño por los más cercanos a ti… Sin querer solté unas cuantas lágrimas, las cuales Abby no tardó en notar.

 

- Ay, perdón, ¿dije algo malo?

- No… Por el contrario… Así me siento yo con mi hermanita, Holly… Temo que en mi ausencia algo pueda pasarle. Pero no puedo volver, no hasta volver a la normalidad.

- Awww… Ven aquí, pequeñín.

 

Dicho eso Abby me tomó entre sus manos y me acercó a su pecho, no para aplastarme, sino que para darme un abrazo, un ENORME abrazo. Al rozar mi cuerpo sus pechos noté algo que no había notado hasta ahora, y es que aún seguía con mi erección, y con eso volvió a endurecerse al extremo. Abby luego me llevó a sus labios y me dio un suave beso que envolvió todo mi cuerpo, para dejarme otra vez sobre su escritorio, a punto de acabar.

 

- Lo siento, mamá hacía eso cuando yo me sentía triste, pensé que te animaría.

- Gracias Abby… ¡MIRA, QUE ES ESO!

- ¿QUÉ? ¿Dónde?

 

Ella se volteó y volví a correrme, esta vez dejando mi semen sobre el suelo de madera, no quería que ella lo notara, menos luego de todo lo que hemos hablado. Limpié mi pene con las manos y traté de cubrir mi “rastro” como pude, y por suerte funcionó.

 

- No vi nada, ¿qué era?

- No lo sé… Creí ver una luz fuera del cuarto. –Dije sin pensar mucho en la excusa.

- ¡VISTE UNA LUZ ROJA FUERA DEL CUARTO!

- Yo… No dije que fuera roja.

- ¿Ah no? Jejeje, me confundí, lo siento. –Dijo sonriendo exageradamente mientras se tocaba la nuca. – Pero volvamos al problema, no tienes donde quedarte para dormir bien… Creo que se cómo ayudarte a volver con Eve sin que se dé cuenta, pero tienes que confiar en mí y no contar nada ¿de acuerdo?

- De acuerdo… Supongo.

- Necesito que lo prometas, por favor.

- Ok, lo prometo. –Dije poniendo mi mano sobre mi corazón. –Pero, de qué se trata.

- Sube a mi mano, te mostraré.

- Ok…

 

Subí a la palma de Abby y ella juntó ambas manos para sostenerme mejor y más cerca de su pecho, parecía que no quería dejarme caer por error, preocupación de esta chica me generaba más ternura a cada minuto. Ella salió de su habitación y caminó al fondo del pasillo, subiendo unas escaleras hasta el tercer piso. Este era sólo un pasillo que conectaba con el del otro lado del segundo piso, y al frente había una pared con una única puerta, por lo que la habitación al otro lado debía ser sumamente grande. Abby me sostuvo firmemente con una mano mientras que con la otra tocaba a la puerta, y quien la abrió unos segundos después no hizo más que dejarme sin palabras, las cuales Abby logró formular.

- Hola mamá, necesito tu ayuda…

Parte 9: Las Turner #5 Joan: by GeaGts

Ahí estaba ella, de un corto cabello rojo oscuro, el más oscuro de las Turner, sedoso pero que no pasaba más allá de su cuello. Su cuerpo curvilíneo era despampanante aun para su edad, cosa que se dejaba ver a través del camisón de seda rojo que llevaba puesto. Al igual que Abby, ella también tenía los ojos de un bello rojo carmesí y su mirada con sus ojos ligeramente rasgados sólo podía calificarse como seductora. Fuera del camisón se encontraba descalza, aunque sólo tenía un ligero adorno en su cabello que lo recogía un poco de un costado. Era toda una belleza, y era la madre de Eve: Joan Turner.

 

- Ya es tarde Abby, qué es lo qué… –Joan dejó de hablar al verme sobre las palmas de su hija mayor, y empezó a inspeccionarme.

- Yo lo conozco… Te he visto antes, jovencito… ¿Quién es?

- Es el amigo de Eve, mamá, se llama…

- Adam, ¿verdad? –Preguntó la Milf.

- S-Sí señora, Adam Hudson. –Respondí algo nervioso frente a la mirada de la mujer.

- Eve no deja de hablar de ti, ¿pero por qué eres tan pequeño? Abby, acaso tú… –Dijo Joan volteando los ojos a su hija.

- ¡Claro que no mamá! Él… Es una larga historia, y creo que ha tenido que contarla varias veces ya… ¡Pero no es malo! Sólo necesita ayuda, ¿verdad, Adam?

- Sí… ¿Usted puede ayudarme, señora Turner? –Pregunté de la forma más cordial posible, ella me miró un buen rato y por fin respondió.

- Dime Joan… Entren, rápido.

 

Y así lo hicimos. La habitación de Joan era más grande de lo que ya parecía desde afuera, prácticamente era una sala de estar, tenía una cama bien grande, varios sofás, librerías de caoba llenas de libros adornando las paredes, un baño privado, armarios colosales, un enorme televisor curvo al lado de un equipo de música por casete y un gran ventanal que luego sabría que tenía vista al patio trasero de la casa, junto con todas las hectáreas de la residencia Turner. Ambas gigantas se sentaron al borde de la cama y Joan le pidió a Abby que me pasara, como si fuera la sal o algo, aunque luego de lo que he pasado tampoco empezaré a quejarme por eso, y Abby tampoco, quien con cuidado me colocó sobre la palma de su madre, quien no dejó de mirarme. Empecé a contarle toda la historia, nuevamente omitiendo los momentos picantes y mi revelación mística, pero a diferencia de las otras chicas, Joan notó rápidamente que estaba ocultando cosas, y no tardó en hacérmelo saber tan pronto como terminé mi discurso.

 

- ¿Hay algo más que quieras compartir con nosotras, Adam?

- Em… No, eso es todo…

- ¡NO ME MIENTAS! –Gritó Joan en un tono autoritario, que me puso los pelos de punta al pensar en que haría si seguía mintiendo.

- No le grites mamá, por favor… –Replicó Abby.

- No puedo ayudarlo si no es completamente honesto, ¿qué más paso?

- Bueno… Yo… Me corrí… Varias veces…

- ¡¡¡QUÉ!!! –Gritaron ambas al unísono.

- No fue mi intención, lo juro, sólo…

 

Antes de que intentara defenderme de la aterradora mirada de la madre, alguien tocó la puerta, y Joan no tardó ni un segundo en cerrar su mano conmigo dentro, dejándome solo escuchar lo que estaba ocurriendo afuera, al parecer eran las gemelas.

 

- Lisa, R… ¡Dead! ¿Qué hacen aquí?

- ¿Y tú que tanto gritas, mamá? –Preguntó Dead.

- ¡¿Lo tienes?! ¡Queremos verlo! –Exclamó Lisa, no había que ser un genio para saber que hablaba de mí.

- Shhh… Pasen.

 

Ya con las gemelas también en la habitación, Joan volvió a abrir la mano y pude notar que las 4 enormes mujeres estaban en círculo viéndome.

 

- Adam dijo que se corrió estando con ustedes, ¿es cierto?

- Bueno, es vergonzoso decirlo… –Dijo Lisa.

- Se honesta hija, no las voy a juzgar.

- Esta bien, sí, lo hizo, antes no me acordaba, me golpeé la cabeza, pero ya estoy bien.

- Conmigo también, pero con Marcy no, no se topó con ella.

- Adam, ¿tienes algo más que agregar?

- Bueno… Con Eve también… Y con Abby.

- ¿Conmigo, cuando?

- Cuando te dije “qué es eso” y volteaste para ver si vi una luz ro…

- ¡SHHHH! –Exclamó Abby, al parecer no quería que dijera eso en voz alta por alguna razón, pero extrañamente su madre no le preguntó, sólo volvió a verme.

- ¿Y bien chico?

- Lo siento, pero no pude evitarlo, las situaciones, mi tamaño, el estar desnudo, simplemente no pude evitarlo, me hubiera gustado no hacerlo, pero pasó, y les pido disculpas a todas.

- ¡Eso no es excusa! Lo siento chico pero…

- ¡Mamá! –Gritaron las 3 hermanas al mismo tiempo.

- Antes que digas algo más, escúchanos por favor. –Dijo Abby. Joan guardó silencio por un momento, atenta a lo que decían sus hijas, y desde luego yo también quería escucharlas.

- Adam no tiene la culpa de nada, el sólo buscó a Eve por ayuda, y por accidente terminó conmigo y las demás, no te enojes con él. –Dijo Dead.

- Es cierto, además fuimos nosotras los que lo llevamos al límite, si a alguien debes regañar por eso somos nosotras. –Dijo Lisa.

- Adam es un buen chico, no lo conozco mucho, ninguna de nosotras, pero al menos a mí me ha mostrado que es un chico amable, comprensivo y que piensa tanto en cuidar a su hermanita como yo a las mías, es bueno mamá.

- A mí también me ayudó. –Dijo Lisa.

- Y a mí –Dijo Dead.

 

Joan siguió sin hablar por unos segundos, supongo que procesando lo que le habían dicho sus hijas, y no me extraña ya que yo estaba igual. Nunca quise ser un santo con ellas ni nada, simplemente... Fui yo mismo con ellas, y me alegraba que vieran valor en mi persona, uno que a mí me cuesta ver para ser sincero. De pronto el silencio se rompió por la voz de la madre Turner.

 

- Chicas… Me sorprende lo que dicen, a diferencia de Eve ustedes apenas lo conocen… No le haré daño y le ayudaré en lo que pueda, ahora vallan a dormir, hablaremos mañana por la mañana.

- Pero mamá… -Dijo Lisa.

- Vallan a sus camas, y despídanse de Adam.

 

Las 3 se detuvieron para despedirse de mí una por una, incluso Abby volvió a darme un beso, y salieron de la habitación, dejándome a solas por primera vez con Joan Turner.

 

- Gracias s-señora Turner.

- No me lo agradezcas, hijo, agradécele a ellas… Pero me temo que no volverás a verlas.

- ¡¿CÓMO?!

- Puede que no fuera tu culpa, pero yo soy su madre, no puedo dejar que todo siga igual luego de lo que sé. Voy a ayudarte, te devolveré a tu tamaño normal e irás a tu casa, y no recordarás nada de lo que pasó aquí.

- ¿U-Usted puede hacer eso?

 

En lugar de responder con palabras, Joan me dejó en el suelo y cerró los ojos, entonces de su mano salió un resplandor brillante que me cegó con un momento, cuya luz se dirigió directamente a mí, ¿estaba haciendo magia? ¡No puede ser, la madre de Eve es bruja! La sorpresa fue tal que no noté sino que hasta la luz de desvaneció que Joan estaba notablemente cansada, y que, de hecho, yo seguía del mismo tamaño.

 

- ¿Q-Qué pasó? ¿Usted es una…?

- ¿Bruja? Desde siempre.

- Pero entonces…

- No puedo retirar tu hechizo, la magia que te tiene de este tamaño es muy poderosa, no me caben dudas que tiene que ser un maleficio.

- ¿M-Maleficio?

- Verdad que no sabes nada de esto. Los maleficios son hechizos muy poderosos que hacen brujas con mucha magia, creo que el tuyo fue hecho más bien por un grupo de ellas, y por lo general son permanentes.

- ¡¿PERMANENTES?! Es decir que yo…

- No necesariamente, la única forma de romper el maleficio es con una serie de rituales muy duros y peligrosos, o que simplemente lo haga quién lo conjuró en primer lugar, de lo contrario no se puede hacer nada… Disculpa pero así me es difícil hablar, ven conmigo.

 

Joan me extendió su palma y yo subí, se echó sobre la cama y me puso en la mesita de noche, al pareces estaba bastante cansada, pero siguió hablando.

 

- ¿Dijiste que esto te pasó durante la noche de ayer?

- Si, me acosté a dormir estando normal y en la mañana ya tenía este tamaño, ¿usted tiene idea de lo que me pasó?

- Tú dime, ¿alguien de tu familia es bruja?

- No… O al menos no que yo sepa, mi relación con mi madre y mi hermana mayor es… Difícil.

- No lo dudo, trabajo con tu madre en la agencia de bienes raíces y… Mejor no lo digo con su hijo presente.

 

Ya veo, pues si la conoce sabe cómo es, y yo no puedo volver con ella hasta que regrese a la normalidad, tengo miedo de lo que pasará si lo hago, o si descubren que Holly me ayudó a escapar.

 

Joan se quedó callada unos segundos…

 

Pues no me gusta la idea de que te quedes con mi hija, pero ella decidió ayudarte, y no eres una mala persona como… Ya sabes… Te devolveré con ella con mi magia, y mañana hablaré con ella sobre esto.

 

No me costó mucho unir los hilos, y dije que lo que pensaba en voz alta.

 

- Entonces, si Abby me trajo aquí para que usted me ayudara… ¡ABBY TAMBIÉN ES BRUJA! Entonces así me sanó.

- ¿No te habías desmayado?

- Sí, de dolor, creí que había muerto, pero…

- ¿Pero qué? Ya te dije que no me mintieras.

- Pero…

 

Estaba dudando si decirlo o no, mi encuentro con Rachel esa algo muy importante, y si se lo contaría a alguien sería a Eve o a Holly cuando la viera, pero debo ser honesto, fuera de ellas Joan es la única que me ha ayudado con el tema de mi tamaño, hasta usó magia y todo, y sin menospreciar al resto, a ella si le debía sinceridad.

 

- Yo casi muero… Estaba en un limbo o algo así y vi… A la Diosa Rachel, ella me ayudó a regresar.

- La… ¿Diosa Rachel?

- Sí…

 

Joan se mordió el labio y procedió a hacerme otro hechizo, esta vez era algo distinto, pero al parecer tampoco funcionó.

 

- Parece que no alucinaste chico, no pude acceder tu memoria.

- ¿Mi memoria?

- Traté de acceder a tu memoria para ver si era cierto, pero no pude, cosa que lo prueba… Verás, los que entran en contacto con Rachel adquieren el Toque Divino, ¿has oído de él?

- Si, en el Libro de Rachel lo explican.

- Menos mal que lo has leído, pocos lo hacen entero, sólo van hasta el final por el morbo y lo dejan, siendo que ese libro enseña bastante más sobre nuestro mundo. Entonces sobra la explicación, tu memoria permanecerá intacta hasta el día de tu muerte.

- ¿Qué quería hacer usted con mi mente?

- Quería… ¡Ay! –Joan dejó de hablar y se tocó el pie derecho.

- ¿Qué tiene? ¿Le duelen los pies?

- Algo, sí, mi trabajo implica caminar todo el día, mis pies me están matando.

- Si quiere yo podría ayudarla, se hacer masajes de pies, aprendí en casa.

- ¿En serio?

- Claro, usted trató de ayudarme, sólo quiero devolverle el favor como pueda.

- Mmmm… Ok, estaría loca por negarme, la verdad. –Dicho esto Joan me tomó con 2 dedos y me puso en la planta de su pie derecho, mientras yo empezaba a masajear. –Mmm no mentías, aun así de pequeño lo haces bien, chico.

- Gracias… Ah sí, ¿y mi memoria?

- Bueno, me sabe mal decirlo ya que estás en eso… Pero quería borrarla, el secreto de mi magia es algo que solo debe quedar entre Abby y yo.

- ¿Entonces sus otras hijas no lo saben? ¿Por qué?

- Abby tampoco debía saberlo, pero como ella era mi soporte dentro de esta casa y me ayudó a criar a las niñas tuve que decirle y entrenarla.

- Entonces las demás también son… ¿Y por qué engañarlas?

- No las engaño… La magia es algo que, mal usado, puede generar caos. Y si, está la ORM que se encarga de regular la magia como si del FBI se tratara, pero ni ellas pueden estar en todos lados. No es que me de miedo que mis hijas hagan mal uso de la magia, son buenas chicas.

- Lo sé, parece que las educó bien, son muy buenas personas.

- Gracias por eso… Pero no sé si lo entiendas, no quiero que mis hijas vean que la magia es la solución para todo, quiero que crezcan como personas normales, que aprendan a valerse por sí mismas sin necesidad de usarla… Ahhh… Más abajo sí…

- Entiendo… Algo así como los Kent con su hijo Clark…

- ¿Cómo dices?

- Ah nada, es una serie que me gusta mucho, Clark será Superman y tiene poderes, pero sus padres no quieren que los use para sacar ventaja en la vida… La entiendo, señora Turner.

- Entonces confío que no les dirás nada, ¿verdad?

- Mis labios están sellados, se lo prometo con mi vida.

- Te creo… Y espero no equivocarme… Ahh sí, eres genial Adam, será magnífico tenerte por la casa, al menos por un tiempo…

- Gracias por dejar que me quedara aquí, señora.

- Haz que valga, chico. –Dijo Joan sarcásticamente.

 

Puede que aún no me haya ganado del todo su confianza, pero ojalá en el futuro lo consiga. Si bien puede ser raro que me ofreciera a dar el masaje, la verdad luego de todo lo que ocurrió hoy parece que le estoy agarrando un gusto a esto. Mi madre y Hilary siempre me obligaban a hacerlo, me torturaban con sus pies, y por lo general no sentía nada más que resignación, pero con las Turner era diferente, eran amables, lindas y consideradas, me daban ganas de estar con ellas, era un sentimiento muy familiar de hecho, como cuando estaba con Holly, pero ella era mi hermana y debíamos mantener nuestros buenos tratos en secreto, pero con las Turner no, podía ser yo mismo con ellas, y me aceptaban tal cual como soy. Eve tenía una hermosa familia, pero a pesar de eso la más hermosa es ella.

 

Aunque en ese momento estaba enfocado en el masaje, al principio su enorme pie estaba tenso, pero al pasar mis manos por su suela empezó a relajarse poco a poco. No negaré que el olor era abundante, pero al final era una tarea agradable de llevar a cabo. Luego de un rato pasé a su otro pie y seguí con lo mío, Joan de cuando en cuando me decía “mmm sí” o “justo ahí, bien”, al parecer le gustaba ser mimada, ya veo de dónde sacó Lisa su personalidad. Luego de más o menos media hora termine con ambos pies y Joan me recogió mí me puso frente a su cara.

 

- Estuviste muy bien, Adam, nunca me había relajado tanto.

- De nada señora Joan, he tenido práctica toda mi vida en casa, mi madre me obl…

- ¿Te obliga a hacerle masajes?

- Sí… Y otras cosas, soy algo así como el sirviente de la familia.

- ¡Santa Diosa! Tú sabes que eso está mal, ¿no?

- Es la forma que tienen para sobrellevar la muerte de papá.

- Esa no es excusa, jovencito. Una madre debe anteponer a sus hijos y no al revés, ya veo por qué recurriste a mi hija por ayuda… Y descuida, también te ayudaré en lo que pueda.

- Muchas gracias.

- No me lo agradezcas, sólo espero que no vuelvas a pensar así. Ahora guarda silencio que te devolveré con Eve sin que se de cuenta, aquí nos despedimos, duerme bien Adam.

- Igualmente, señora Joan.

 

Entonces ambos guardamos silencio y, en puntitas de pie, Joan bajó las escaleras y fue a la puerta de la habitación de Eve, abrió la puerta con magia y me hizo volar también hasta su calcetín, donde yo me metí y la salude con la mano en silencio, ella me hizo un pequeño gesto y cerró la puerta de igual manera. Eve estaba profundamente dormida y luego de aquel día yo debería seguir su ejemplo. Me quedé dormido pensando en lo último que me dijo Joan, o sea, siempre supe que no era normal lo que mi madre y mi hermana me hacían, pero ya lo había asimilado, y quería proteger a Holly, pero sus palabras me hicieron dudar si había otras formas de vivir en armonía, después de todo su familia también adolecía la ausencia de un padre, y la vida de sus hijas no era ni remotamente parecida a la mía. Esos pensamientos me siguieron hasta que di mis últimas pestañadas antes de caer en un profundo sueño…

Parte 10: La Llegada de Marcy Primera Parte – El Encuentro: by GeaGts

Esa noche tuve un sueño extraño. Me encontraba en el mismo limbo blanco donde conocí a la Diosa Rachel, pero ella no estaba ahí, grité un par de veces su nombre pero no recibí respuesta alguna, hasta que, y luego de caminar bastante mientras llamaba, logré ver a una mujer a lo lejos. Corrí hasta ella preguntando quien era, y cuando estuve a escasos metros de ella de pronto me congelé, no podía moverme, y ella simplemente se volteó para verme a los ojos. Vestía una túnica de seda negra con bordes color violeta que le llegaba hasta los tobillos, dejando ver unas botas de cuero negras casi totalmente lisas. Su cabello estaba rapado en los laterales de la cabeza, dejando la parte superior algo alborotada, la cual era mitad blanca mitad violeta. Su tez pálida junto con sus ojos también violetas pero con un brillo tremendo hacían una combinación un tanto tétrica, potenciada por su expresión seria. Yo la veía fijamente y ella hacía lo mismo conmigo, hasta que empezó a hablar.

 

- Adam… Adam… ¿Dónde estás…?

 

Traté de moverme pero no pude, sólo podía mover la boca y entonces respondí como lo había hecho antes, sólo que con más miedo en mi voz, ya que al parecer una bruma oscura empezaba a subir por mis piernas.

 

- Quien… Eres… Tu…

- Soy la vida y la muerte… El Inicio y el Fin… El Amor y el Odio… Y pronto vendrás conmigo…

 

Su voz se fue desvaneciendo, junto con su figura, que empezó a alejarse de mí, o más bien yo de ella, mientras se desvanecía en una neblina cargada de magia y yo era tragado por la bruma. Empecé a gritar desesperadamente, el miedo se apoderó de cada parte de mi cuerpo…

 

Fue entonces cuando desperté. Oí fuera del calcetín que Eve ya se había despertado, y al parecer oyó mis gritos ya que no tardó en sacarme de mi cama de tela para hablar conmigo.

 

- ¡Adam! ¡¿Qué pasó, estás bien?!

- Sí… Solo tuve una pesadilla.

- Menos mal, imagínate que hubiera pasado si una de mis hermanas pasa y te oye gritar, ¿cómo les explico?

- ¿Tus hermanas?... Eve, hay algo que quiero decirte, pero por favor no te alteres.

- Está bien… ¿De qué se trata?

 

Luego de todo lo que ocurrió anoche con la familia de Eve, y luego de amanecer con mal cuerpo gracias a mi pesadilla, traté de ser lo más sincero que pude con mi mejor amiga, y empecé a contarle todo con la sutileza y calma que me caracteriza.

 

- ¡ANOCHE TU MAMÁ RECOGIÓ EL CALCETÍN CONMIGO ADENTRO Y LA METIÓ A LA ROPA SUCIA, DONDE ESTABA UNA MANGA QUE RECOGIÓ DEAD/ROXY PARA AYUDARLA A ESCRIBIR CONMIGO DENTRO, ME NOTÓ Y JUGÓ UN RATO CONMIGO HASTA QUE ENTRÓ LISA Y ME LEVÓ A SU CUARTO PARA ITERROGARME Y JUGAR MÁS CONMIGO, SE FUE A BAÑAR SONSTENIÉNDOME PERO RESBALÓ Y SE GOLPEÓ LA CABEZA, DEJÁNDOME EN EL SUELO DONDE ABBY ME PISÓ Y LUEGO DE AYUDAR A LISA SE FUE A SU CUARTO, CASI MUERO BAJO SU SUELA Y TUVE UNA VISIÓN DONDE VI A LA DIOSA RACHEL HABLÁNDOME PERO DESPERTÉ, ABBY ME CONTÓ DE SU VIDA, ERA MUY AMABLE, Y ME LLEVÓ CON TU MAMÁ DONDE AL FINAL SE METIERON TODAS LAS HERMANAS MENOS MARCY, ME DEFENDIERON DEL ENOJO DE JOAN Y LUEGO DE DARLE UN MASAJE ME DEJÓ DE VUELTA EN TU CALCETÍN MIENTRAS DORMÍAS!

- ¡¡¡QUÉ!!!

 

De la sorpresa que tuvo mi breve resumen en ella, por accidente Eve me dejó caer al suelo, pero afortunadamente movió su rodilla antes de que me estampara contra el piso para salvarme.

 

- Lo siento, no quería…

- Está bien Eve… Pero todo lo que dije es verdad, fue una serie de accidentes y eventos fortuitos, pero al fin conozco a casi toda tu familia.

- ¡Ayayayay! ¿Y ahora qué hago? ¿Acaso les caíste bien? ¿Mamá te dijo algo grabe, está enojada?

- No no, para nada, como te dije, causé una buena impresión en todas al final… Creo que debería hablar con ellas de esto, pronto.

- Sí… Tienes razón... Un momento.

 

Entonces Eve cerró su palma con cariño para ocultarme y bajó al primer piso de la casa, donde al parecer estaba toda su familia desayunando en la mesa de la cocina, y pude reconocer sus voces.

 

- ¡Buenos días! –Dijo Eve.

- Buenos días Eve, ¿despertaste temprano? ¿Hoy si nos acompañas a desayunar?

- No es eso, me gusta dormir, es sólo que tengo que hablar con ustedes de algo.

- ¿De qué? –Preguntó Marcy, al parecer.

- Algo de mayores, niña linda, parece que ayer las demás se divirtieron un poco sin mí. –Dijo Eve con un tono enfático en algunas palabras.

- No entiendo. –Dijo Marcy.

- No te preocupes, son cosas aburridas para niños que les gustan a las chicas más grandes, cosas “pequeñas”. –Dijo Eve.

- Ahhh, ya sé de qué hablas, cariño. Oye Marcy, ya terminaste tú cereal, ve a lavarte los dientes. –Dijo Joan.

- Pero mamá, quiero oír de las cosas divertidas que hicieron.

- Son cosas aburridas de grandes, sólo ve, ¿de acuerdo?

- Ok… -Dijo Marcy, antes de pasar al lado de Eve y subir las escaleras. Cuando dejé de escucharla y las chicas también, Eve abrió sus manos mostrándome ante las caras de pena de su familia.

- Adam ya me dijo todo, ¿qué tienen que decirme ustedes?

- ¿El? Uff, nada. –Dijo Lisa

- Nada de nada. –Dijo Roxy.

- No me acuerdo de nada. –Dijo Joan.

- ¡Él es Adam, hola Adam! ¿Dormiste bien? –Dijo Abby.

- ¡ABBY! –Gritaron las evasivas.

- ¿Qué? No puedo mentirle a Ivy.

- Gracias, hermana. ¿Y bien, qué pasó?

- Mira, todo fue por accidente, algunas se dejaron llevar, yo fui la más tranquila, claro. –Dijo Lisa.

- ¿Tranquila? Jugaste al BDSM con él, Lizzy. –Dijo Roxy.

- ¡¿QUÉ?! –Exclamó Eve.

- No es cierto, sólo… Rasgué la superficie, eso es todo.

- Niñas, cálmense… Hija, ¿qué te dijo Adam? –Preguntó Joan.

- Me dijo que lo encontraste en la ropa sucia, que pasó por R-Dead y Lisa que jugaron con él, que Abby lo pisó y lo ayudó junto contigo, y que te dio un masaje.

- ¿Qué más?

- Creo que es todo.

- ¿Te dijo de todas las veces que se corrió? –Dijo Lisa.

- ¡¿QUÉ?! –Ahora la mirada inquisitoria de Eve estaba sobre mí.

- Oye, no te enojes,  tú fuiste la primera. –Dijo Lisa.

- ¡YA BASTA! Esas cosas las pueden hablar después, lo que tienes que saber hija es que Adam pasó por todas nosotras, que lo apreciamos, es un buen chico y te ayudaremos a cuidarlo hasta que recupere su tamaño normal.

- De acuerdo… ¿Y estás de acuerdo con eso, mamá?

- Por supuesto, Adam es bueno y necesita de nuestra ayuda.

- Gracias…

- Pero no creo que debas llevarlo a la escuela si eso es lo que querías, que se quede en tu habitación en lo que vuelven.

- ¿Te parece bien eso, Adam?

- Claro, no veo el problema.

- Ahora guárdalo antes de que llegue Marcy, luego hablaremos de cómo ayudarlo.

- Ok mamá… Dijo Eve mientras se iba, recogió un par de hojuelas de cereal y le dio una mirada enfadada a Lisa. Finalmente volvió a su habitación, recogió el calcetín y lo puso encima de su escritorio junto conmigo.

- Bien Adam… Pues te dejaré aquí hasta que regrese, tengo Prime Video en mi Laptop para que puedas ver series y no te aburras, y… Aquí tienes un poco de cereal, sé que no es la gran cosa pero en tu tamaño seguro que servirá, lamento no estar más preparada…

- No tienes que disculparte, Eve, con lo que ya estás haciendo por mí es suficiente… Gracias.

- De nada, Adam. –Dijo Eve, luego fue a buscar su mochila y su celular para irse, ella siempre despertaba más tarde que sus hermanas por lo que me dijo una vez, así que ya era hora de ir a la escuela, pero antes de eso, quise decirle una última cosa.

- Eve.

- ¿Sí?

- Tu familia es genial, y pasaron varias cosas… Pero no lo olvides, tú eres mi mejor amiga, y yo te, te…

- Gracias Adam, en serio… Y eso guárdalo para un momento especial, jiji.

- De acuerdo.

 

Eve sonrió y se fue, dejándome prendida la computadora con la página. Unos minutos después vi al auto salir de la casa por la ventana, que daba a la entrada de la casa, y como el otro día allí manejaba Abby llevándose a todas sus hermanas a la escuela. Al poco tiempo y para mi sorpresa entró Joan a la habitación.

 

- Con permiso… Adam, tengo que hablar contigo.

- Hola, señora Joan, ¿qué pasa? Dije, presionando con ambas manos la barra espaciadora para pausar el episodio de Smallville que estaba viendo.

- Ya sabes, espero que no le hayas contado “todo” a Eve.

- Se lo prometí, no hablé de nada relacionado con su magia, lo más que le dije fue mi encuentro con Rachel.

- Comprendo, gracias por eso chico… Y trata de no mencionarlo mucho, te lo digo para cuando regreses a la normalidad, el Toque Divino es algo bastante especial, y mientras menos gente lo sepa mejor, en especial si son gente que también lo tiene.

- No entiendo, ¿a qué se refiere?

- Bueno, luego de dejarte empecé a leer más sobre esto en uno de mis libros por si encontraba algo que nos ayudara, y al parecer durante la Gran Guerra Santa las brujas descubrieron que el Toque Divino es una forma de comunicación entre distinta gente que lo haya tenido, consecuencia de haber conocido a Rachel, supongo. Y esta comunicación se daba por…

- ¿Los sueños?

- ¿Cómo lo sabes?

- Es que anoche tuve una pesadilla, una extraña mujer me congeló en el mismo lugar donde vi a Rachel, y me estaba buscando.

- Por todos los cielos… Creo que ella puede ser la mujer que te encogió. ¿La habías visto antes?

- No la recuerdo de nada, la verdad.

- Ok… Seguiré leyendo en el trabajo y veré si puedo saber más, igual le diré a Abby que me ayude con eso, por lo pronto quédate aquí, y no salgas de la habitación.

- Ok… –Dije, hasta que algo me vino a la cabeza rápidamente, recordando lo último que viví. – ¿Señora Joan, puedo preguntarle algo?

- Claro hijo, dime.

- Ayer cuando me topé con Roxy, con Lisa, con Abby y con usted, siempre me preguntaban si vi a Marcy o si ella me vio, ¿por qué?

- Bueno… Mi hija Marcy es especial, es muy animada y juguetona, así que si algún día viera a un reducido como tú, Diosa sabe lo que le pasaría, por eso ella no debe saber de ti, por eso no salgas del cuarto… Ay mira la hora, llegaré tarde al trabajo… Recuerda no mencionar la magia, adiós Adam.

 

Dicho eso Joan se tele trasportó fuera de la habitación, al parecer aprovechó de que sus hijas no estaban para usar magia e irse más rápido, por lo que vi. La mañana estuvo sin incidentes, vi unos 7 capítulos de Smallville hasta que, por desgracia, me dieron ganas de ir al baño. Dudo que los cereales me hayan caído mal, pero aun así no había ido al baño en muchísimo tiempo, así que las ganas me entraron de golpe. Joan me dijo que no saliera de la habitación, y ciertamente llegar hasta el baño me tomaría varios minutos, pero tampoco quería dejarle a Eve un regalo en su escritorio, sería horrible luego de todo lo que ha hecho por mí, así que vi una oportunidad en la ventana cerca de mí, estaba un poco abierta y podría aprovechar eso, era poco decoroso, pero dadas las circunstancias no podía esperar a tener más opciones. Subí hasta la parte inferior de la ventana y me puse en posición, esto no es necesario contarlo, así que digamos que misión cumplida, supongo. Cuando traté de bajarme pasó algo horrible, una briza azotó la ventana y me hizo perder el equilibrio, lo suficiente como para hacerme caer fuera de la ventana. Si una caída desde el escritorio podría lastimarme mucho en mi tamaño, una como la que estaba sufriendo seguramente me mataría. Estaba aterrado, grité pero fue en vano, sólo cerré los ojos antes del final y…

 

No morí. Al parecer aterricé en un charco de lodo dentro de la zona pastosa de la entrada de la casa Turner, y eso amortiguó la caía. Aun así me parecía raro, mi caída fue como saltar de un piso 30 en mi tamaño, ¿acaso el Toque Divino me protegió? Supongo que luego lo sabría, pero de momento estaba feliz de seguir con vida. Al otro lado de la calle vi mi casa, me recordó que no debía estar ahí así que empecé a caminar de vuelta a la casa Turner, no sin antes zambullirme en un charco de agua cercano para quitarme algo del lodo que me cubría. Logré pasar por debajo de la puerta y empecé a caminar, pero en mi tamaño me tomaría mucho tiempo llegar a la habitación de Eve. Aun así no tenía de otra, por lo que en media hora caminé por toda la sala hasta las escaleras, tarareando canciones como menso para no aburrirme. Al llegar vi que la escalada iba a estar dura, me costó de 1 a 2 minutos subir un escalón, y al décimo escuché algo aterrador, la puerta de la casa se abrió, y una voz aguda retumbó en las paredes.

 

- ¡MAMÁ! ¡ABBY! ¡ALGUIEN! Volví a casa, la profesora Brooks volvió a enfermarse y la mamá de Andrea me trajo de nuevo. ¿¡HOLA!?

 

Era Marcy, había llegado a casa. Yo traté de correr a una esquina para que no me viera o me pisara al subir a su cuarto, pero todo fue en vano, luego de dan un paso sobre la escalera todas las advertencias de Joan y preocupación de las chicas cayeron en picada, ella me vio…

Parte 11: La Llegada de Marcy Segunda Parte - Delicioso: by GeaGts

Nuestras miradas hicieron contacto. En el escalón que estaba, me encontraba a la altura de sus ojos, y a pesar de la mirada dubitativa de Marcy, para mí esto era muy aterrador. Llevaba una vestimenta parecida a la que le vi ayer en el almuerzo de la escuela, una chaqueta militar, una blusa para niñas color amarillo, un pantalón corto de Jeans y unas zapatillas de deporte blancas, con calcetines igualmente blancos. Su cabello seguía tan despeinado como siempre, unido sólo por el moño negro en la punta de su cabeza. Ella podría medir como 1 metro 20 centímetros, pero para mí (sin contar a sus hermanas claro) seguía siendo una colosa, colosa que tenía su atención centrada en mí pequeña y temblorosa figura.

 

- Wooooow… ¡Hola pequeño, tú quién eres! –Preguntó la niña gigante.

- Yo… Em… –Dije, tratando de articular palabra.

- ¡Vamos, no seas tímido, yo no muerdo, jijiji! –Dijo para luego meterse a la boca el dulce que tenía, como una bola de caramelo pequeña con un palo, la verdad no sé lo que es, no he comido un dulce en mi vida, pero si sabía que mejor le respondía algo.

- Me… Me llamo Adam… Adam Hudson.

- ¿Adam? Espera, mi hermana Ivy tiene un amigo que se llama Adam, siempre habla de él, ¿eres tú?

- S-Si, ese soy yo…

-¡WOW! –De repente me tomó con una mano y me puso frente a su cara, mientras sostenía con la otra el caramelo. –Estaba esperando conocerte, Ivy te quiere mucho, ¿pero cómo llegaste a ser tan pequeño?

- Bueno… Es complicado.

- No soy tonta, puedes contarme… Ven, acompáñame.

 

Marcy empezó a caminar hacia la cocina, aunque creo que lo de acompáñame fue mera cortesía, ya que yo no podía ir a ningún lado. Me dejó sobre la mesa y agarró una silla, la puso frente a la alacena y se subió para sacar algo.

 

- Em… ¿Qué haces, Marcy?

- Quiero alcanzar algo… Espera un poco, pequeñín. –Dijo mientras se estiraba lo más que podía, era algo muy tierno, cómo al ser tan pequeña necesitaba hacer eso para alcanzar algo en la alacena, si yo hubiera tratado de hacer eso a su edad… No quiero ni pensar en lo que me habría hecho mi madre. Finalmente lo logró y puso su objetivo sobre la mesa, parecía ser una azucarera de plata, la destapó y colocó su caramelo adentro, recubriéndolo de azúcar blanca. –Ahora sí, dime que te pasó.

- Marcy… ¿Estás segura que deberías comer eso?

- A mamá no le gusta, pero ella no está aquí ¿verdad? Será nuestro secreto… Aparte es esto o te como a ti, jejeje…

 

Aunque lo dijo de broma (o eso pensaba) la sola insinuación de algo así me asustó mucho, y empecé a decirle lo que quería mientras ella seguía disfrutando de su dulce.

 

- Bueno, ayer en la mañana desperté así, y mi hermana me dejó a cargo de Eve para cuidarme hasta saber cómo devolverme a mi tamaño normal… El resto de tu familia también me ayudará.

- Y como siempre no me dijeron nada… ¿De eso estaba hablando Ivy en la mañana, no?

- Pues creo que sí, yo estaba en su puño.

- ¡AY! ¡Me enoja, creen que soy una niña y nunca me dicen nada! –Exclamó golpeando la mesa, haciéndome temblar, mientras sumergía de nuevo su caramelo en azúcar.

- Tranquila… Seguro no lo hacen por malas, es sólo que…

- Sólo me mienten… ¡Ven aquí! –Ella me tomó en su enorme e infantil puño y me acercó a su cara de nuevo, que reflejaba rabia y frustración.  –Dime, ¿por qué no me dirían que te quedarías aquí con nosotras?

- No lo sé… Tal vez aun no sabían cómo decírtelo. –Dije tratando de disimular, Joan me dijo que ella era muy hiperactiva, y que sería peligroso que alguien tan pequeño como yo estuviera cerca de ella, y creo que ya veo el por qué, aunque no se lo iba a decir así de directo.

- ¿No sabían? Tú me lo explicaste muy bien y lo entendí, ¿por qué ellas no creen eso? A veces pienso que creen que soy tonta…

- Oye, no pienses eso…

- ¡ENTONCES POR QUÉ ME MIENTEN! –Marcy volvió a agitar sus manos con furia, pero esta vez me dejó caer sin querer, aunque por suerte aterricé en la suave azúcar del tarro. –Perdón Adam, estás cubierto de azúcar… Creo que te voy a limpiar, jijiji. –Corrección, por desgracia aterricé en la suave azúcar del tarro.

 

 La niña me recogió con 2 dedos y me puso frente a su boca, la cual se abrió de par en par dejando salir a aquella terrorífica anaconda que tenía por lengua, empezó a acercarme lentamente y yo sólo podía patalear tratando de zafarme, pero mis esfuerzos fueron en vano. Su lengua empezó a rozar todo mi cuerpo, reemplazando parte del azúcar con su cálida saliva. Su aliento también se hacía presente, impregnando toda la zona donde yo estaba colgado se su infantil esencia. Luego de un rato lamiéndome me soltó sobre su lengua, manteniéndome ahí por unos segundos. Yo traté de arrastrarme, traté de gritar, pero sólo veía cómo la gran alfombra de carne retrocedía para introducirme dentro de aquella húmeda gruta a la que llamaba boca, cuya abertura dibujaba una enorme sonrisa que poco a poco se fue cerrando, hasta que sus 2 hileras de dientes se juntaron, encerrándome dentro.

 

Si el ambiente fuera de su boca era espeso, aquí era peor. El aliento chocaba con las paredes de su boca provocando una sensación sumamente peculiar, es como si me ahogara sin agua, sin mencionar que el olor a azúcar impregnaba cada centímetro de su boca. El suplicio que su lengua ejercía sobre mí sólo se vio incrementado, ya que Marcy la usó para moldearme como al caramelo que tenía antes, frotándome por todos lados y también por las húmedas paredes de su prisión bucal. Temía sobre todo cuando me acercaba a sus dientes, pero por suerte nunca usó aquellos puñales de calcio conmigo. Entonces simplemente llegó un punto donde me sostuvo sobre su lengua, mientras yo veía el abismo profundo que era su garganta como si fuera mi destino final, pero afortunadamente no me iba a reunir con su estómago ese día, ya que de repente su lengua se abrió y ella me escupió, dejándome sobre la que parecía ser su cama, ahora estaba en su habitación.

 

- Ya perdiste el sabor, ¿te gustó el viaje?

 

Yo traté de hablar, pero simplemente no podía, seguía suspirando en un intento por recuperar el aliento.

 

- Te ves cansado, no fue para tanto, pasó sólo cómo una hora.

¡UNA HORA! ¡¿ESTUVE UNA HORA DENTRO DE SU BOCA?! Estar ahí tanto me hizo perder la noción del tiempo.

- Como sea, iré por agua, tú quédate aquí y no te muevas, quiero jugar más contigo.

 

Acto seguido ella salió por la puerta, dejándome sólo sobre su cama. Su sábana era color crema, casi de mí mismo tono de piel, aunque era mucho más suave. Mientras me levantaba pude ver bien su habitación, un sinfín de papel tapiz rosa y amarillo inundaban las paredes, junto con una serie de juguetes en estantes y un televisor mediano frente a su cama, el cual estaba encendido dando un show infantil que no pude reconocer, pero que por la animación espantosa y los animales mal dibujados me resultó sumamente repelente a la vista.

 

No pretendía quedarme ahí, si a lo que me hizo lo llamó jugar, no quería ni imaginarme que otros “juegos” pasarían por su joven mente. No tenía muy claro mi objetivo, así que simplemente empecé a correr, pensaba saltar de su cama y ocultarme hasta que llegara Eve o alguna de las otras para que me salvaran, pero creo que debí pensarlo mejor, al parecer tanto aliento de su boca me fundió el cerebro en ese momento.

 

Cuando estaba al borde de la cama y a punto de saltar, escuché cómo estaba llegando, así que en un intento de esconderé a plena vista, me acosté sobre el borde de la cama. Ella al principio no me notó, me llamó un par de veces hasta que, por desgracia, se empezó a sentar justo sobre mí. En ese momento grité tanto cómo podía, pero aún no estaba listo para volver a emitir sonidos con normalidad, por lo que no me escuchó y lo inevitable ocurrió. Luego de haber pasado por una experiencia pegajosa y mal afortunada, sólo era el inicio.

 

Ahora me encontraba bajo el trasero de Marcy, una niña de 10 años con azúcar hasta en las venas que era casualmente la hermana menor de mi mejor amiga, y por diosa, nunca pensé que iba a tener que decir esa oración. A través de su colosal posadera se filtraban ciertos sonidos, parece como que estaba hablando pero no podía escuchar nada de lo que decía, sólo estaba siendo tragado por sus pantalones cortos, rezando porque no haya comido nada muy condimentado, ya que lo que sí oía con claridad eran los sonidos de su estómago, y si ese tipo de cosas no las soportaba con mi tamaño normal en casa, era impensable hacerlo de este tamaño. Por lo mismo empecé a dar golpes a sus glúteos, tratando de que se levantara, pero ella sólo se acomodaba más, enterrándome más fuerte entra nalga y nalga. Aun así no me rendí, y al cabo de unos minutos, y luego de pensar mucho en este embrollo en el que estaba, mis esfuerzos dieron frutos al ver al fin la luz fuera del trasero de Marcy, ya era libre.

 

- Marcy… Por favor… No hagas eso. –Dije tratando de reponerme.

- ¿Adam? Yo sólo quería jugar un poco, lo siento.

 

En seguida me levantó entre sus manos para poder verme mejor.

 

- No te hice daño, ¿verdad?

- No… Sólo no lo hagas más, por favor, es un juego muy brusco.

- ¿Cómo dices?

- Espera… –Dije, mientras recuperaba el aliento, tanto tiempo bajo su trasero me dio la perspectiva correcta de cómo abordar esta situación, ser indirecto no funcionó, tratar de escapar tampoco, si quería lidiar con Marcy, debía hacerlo a su manera. –Dime una cosa, tu mamá no te deja comer azúcar, ¿cierto?

- Así es, pero no es justo, todas las demás si pueden.

- Creo que ya sé por qué es.

- ¿En serio? ¡Dime, dime, dime!

- Cuando comes azúcar te aceleras mucho, más de lo que eres normalmente, ¿verdad?

- Bueno… Algo así, me anima.

- Ahora piensa, ¿por qué no te dijeron que yo estaba aquí?

- Porque…

- Porque si tú me encontrabas tratarías de jugar conmigo así, de forma muy brusca. Y yo en este tamaño soy muy frágil, ¿entiendes?

- Entonces… ¿Mi familia si confía en mí?

- Más de lo que crees, te conocen bien, y saben de lo que eres capaz, sólo tratan de protegerte, y de paso a mí.

- Mmm… Creo que ya entiendo, ¿pero no te hice daño, verdad?

- Por suerte no.

- ¡Por diosa! ¿Y-Y cómo hago para no ser así?

- No trates de no serlo, con la edad vas a poder controlar mejor todas esas emociones, y no tendrás estos problemas.

- ¿De veras?

- De veras.

- ¿De veras de veras?

- De veras de veras, confía en mí.

- Aww… –Dijo Marcy antes de empezar a llenarme de besos, al principio me aterré (por obvias razones) pero el cariño de la niña me calmó, al parecer ya había aprendido la lección.

- ¿Ahora entiendes todo, Marcy?

- Creo que sí, gracias Adam.

- No hay de qué, sólo trato de ayudar.

- Como mi familia te está ayudando a ti, ¿no?

- Así es, aprender rápido, te felicito.

- Gracias... Pero aún tengo ganas de jugar, ¿quieres jugar conmigo?

- Claro que sí, jugaré contigo pero recuerda jugar bien, soy frágil de este tamaño.

- Entiendo… ¿Cómo jugaban mis hermanas contigo?

- ¿Disculpa?

- Ellas son mayores, seguro sabían jugar mejor que yo, dime, se honesto, ¿qué hacían?

 

No quería mentirle a la niña, pero tampoco podía decirle lo que hice con el resto de la familia Turner, es decir, ¡tiene 10 años! Seguramente ni sabe de las aves y las abejas, así que empecé a recordar algo que si pudiera decirle a Marcy, y simplemente lo dije de volada.

 

- Bueno… Jugamos con sus pies…

 

Ella se sorprendió y una pequeña sonrisa empezó a formarse en su rostro, después de lo ocurrido supe que debí mentir…

Parte 12: La Llegada de Marcy Tercera Parte – Juego de Pies: by GeaGts

Su sonrisa no era para nada tranquilizadora, lo que desde luego me inquietaba un poco, pero no tuve mucho tiempo para pensar ya que pronto la niña rompió el hielo.

- ¿Y que jugaban con sus pies? Recuerda ser honesto.

- Bueno, sólo los… Masajeaba, y besaba… Y me pisaban.

- Mmm no sé si me guste nada de eso… –Exclamé de alivio. –… ¡Así que lo haré a mí manera! –Precipitadamente.

Ella se sentó en el suelo y me dejó en medio de sus 2 pies, que estaban casi cruzados, por lo que tenía sus 2 infantiles y enormes suelas a ambos lados de mi cuerpo.

- Sube a mi pie… Vamos. Quiero probar que tan fuerte eres, para no pasarme cuando juguemos y que estés a salvo.

 

No quise enfadarla, y luego de todo lo que le dije me parecía genial que se tomara esas molestias y quisiera jugar limpio, así que le hice caso y me subí a su suela derecha, al tenerla un poco más cerca.

 

- Recuéstate.

 

Eso hice, al principio no entendía muy bien lo que quería hacer, pero al ver que su otra suela se acercaba a mí no dejaba mucho margen a la imaginación.

 

- ¡¿Q-Qué haces, Marcy?!

- ¡Tranquilo, sólo quiero probar tu fuerza, si sientes dolor avísame, si no pues todo bien!

 

Si pie se acercó lentamente a mi posición, traté de no asustarme y respiré un poco, craso error ya que terminé oliendo el apestoso pie de Marcy, para luego ser presionado por sus 2 suelas. Estaba atrapado entre aquellas paredes de carne que desprendían un olor peculiar, no era ni de cerca como el de las otras chicas Turner, era notablemente peor, muy parecido al de los pies de Holly, y creo que por las mismas razones, al parecer (por el calzado que llevaba Marcy) había hecho educación física, lo que significa más mugre y sudor que me hagan compañía en mi prisión de pies. Aun así no me dolía ni un poco, ni siquiera cuando empezó a frotar sus pies de arriba a abajo de una manera bastante rítmica, ¿este era un masaje? La verdad eso creo, no es que haya recibido nunca uno, pero la sensación era parecida a la que yo proporcionaba al masajear los pies de mi familia o los de Joan anoche, aunque como siempre a una escala mucho mayor.

 

-¿Estás bien, Adam?

- S-Si… Estoy bien Marcy…

 

Al tratar de responder se me metió un poco de sudor en la boca de repente, por lo que al toser no pude evitar  el roce de mis labios contra las suaves suelas de Marcy, cosa que la giganta no pasó desapercibida.

 

- ¿Eso fue un beso?

- Emmm…

- Parece que no está tan mal, sigue besando.

 

Aunque con resquemor, obedecí rápidamente la orden de Marcy. Empecé a besar sus suelas, abarcando casi toda la superficie ya que ella seguía moviéndome entre sus pies, no sé cuánto tiempo pasó desde que empecé con este juego, si algo aprendí estando en su boca fue que la niña no se aburría rápidamente, por lo que estuve un buen rato probando el sabor de su suela, tragando parte de su abundante sudor, e impregnándome tanto de la suciedad en su suela como del olor de sus pies, uno que a partir de ese momento nunca podría olvidar. Finalmente la niña se detuvo, dejándome recostado en su suela mientras me veía con una sonrisa en su cana sin ninguna pisca de malicia detrás, a la par de que yo sólo pensaba en recuperar el aliento luego de besar tanto su suela.

 

- ¿Te gustó ese juego, pequeñín?

- ¿Eh?... Sí… – ¿¡QUÉ!? Mierda, hablé sin pensar.

- ¡Perfecto! Debo decirte que usé toda mi fuerza al presionarte con mis pies, así que si pudiste con eso, puedes con cualquier cosa que intente. Ahora juguemos otra cosa, ponte en el suelo.

 

Lentamente me levanté y me paré en el suelo, era agradable volver a una superficie sólida luego de estar suspendido tanto tiempo entre los pies de Marcy.

 

- Juguemos a las atrapadas, yo trataré de atraparte y tú de huir, si puedes escapar por más de 5 minutos te dejaré elegir el siguiente juego, pero si yo en ese tiempo te atrapo 3 veces haré lo que quiera contigo, ¿de acuerdo? –Dijo la niña, aunque a mí eso me parecía una locura.

- ¡Pero Marcy, tú eres muchísimo más grande que yo, me atraparás en segundos! –Dije yo, tratando nuevamente de hablar a su manera y no decirle simplemente que no.

- Entiendo… Entonces me pondré una desventaja para que estemos parejos… ¡Ya se! Sólo puedo usar mis pies para atraparte. Ok, entonces pondré la alarma.

 

Marcy sacó su celular de su bolsillo y al parecer puso el cronómetro, me explicó que sonará cada minuto para tomar el tiempo hasta que pasen los 5, y me dejó unos segundos de ventaja para alejarme de ella. Finalmente puso en marcha la cuenta atrás y empezó a perseguirme. Los pasos de la niña retumbaban a mí alrededor, para ella era simplemente caminar, para mí cada paso era un temblor cuya magnitud iba en aumento conforme se acercaba a mi posición. Volteé la mirada y vi cómo estaba por pisarme con su pie izquierdo, así que rápidamente salté a un lado tratando de evitarlo, con éxito. Sonó la primera alarma, quedaban 4 minutos para ganar, pero eso de hecho me distrajo ya que el pie derecho de Marcy se puso rápidamente sobre mí, dejando la mitad de mi cuerpo atrapado entre sus dedos. Entonces ella se sentó y presionó sus 2 suelas sobre mí, atrapándome.

 

- ¡Yupi! ¡Te atrapé! ¡Sólo faltan 2 más, mejor corre, pequeñín! ¡Jijijijiji!

 

Ese consejo no era uno que iba a pasar por alto, así que nuevamente recuperé el aliento y empecé a correr lo más rápido que mi magullado cuerpo me permitía. Empecé a pensar en mis posibilidades, ella sólo podía atraparme usando sus pies, así que tenía que ir a un lugar donde sus pies no puedan alcanzarme. La segunda alarma sonó y viendo mis opciones me percaté de algo: La cama. Si me escondía bajo su cama en medio de la habitación, ella no podría alcanzarme con sus pies, era perfecto, por lo que empecé a correr hacia su cama. Sin darme cuenta le había perdido la pista a Marcy, y ella apareció de repente frente a mí, dio un salto cerca de mi posición y el suelo volvió a estremecerse, haciendo que perdiera el equilibro y cayera sobre mi espalda en el suelo. Lo siguiente que vi fue a Marcy riendo con las manos en las caderas, levantando su pie para aplastarme. Traté de gritar pero mi voz se vio ahogada rápidamente por la suela de su pie derecho. Estuvo así jugando conmigo hasta que sonó la tercera alama, luego simplemente volvió a presionarme entre sus 2 pies y soltarme.

 

- Ahhhhhhh… –Suspiré.

- ¡Cielos, queda muy poco, pero sólo una más  y gano, mejor corre de una vez Adam, jijiji!

 

Y eso hice, seguí corriendo hasta que finalmente alcancé el borde inferior de su cama, y evitando sus pisadas como la primera vez, logré meterme debajo de ella. Corrí hasta llegar al centro, donde sólo podía ver a los pies de Marcy asomarse tratando de alcanzarme. La cuarta alarma sonó, estaba a nada de completar el reto, y con un minuto de descanso, pero de repente la cama empezó a moverse a un lado, y de nuevo me encontraba en el exterior, viendo cómo Marcy me veía con un pie en el suelo y con el otro sobre el borde de la cama, la había movido.

 

- ¡¿Pero cómo?!

- Te dije que no podía usar más que mis pies para atraparte, no que no podía mover cosas en el cuarto, más vale que corras, pequeñín.

 

Ella tenía razón, no rompió ninguna regla, sólo se adaptó para ganar como yo lo hice antes, vi como su pie volvía a acercarse a mí, pero no me dejaría atrapar, empecé a correr evitando ser capturado. Quedaban pocos segundos para ganar, cuando de pronto sus 2 pies aterrizaron a ambos lados de mi cuerpo, aturdiéndome el tiempo suficiente como para que Marcy saltara sobre mí cuerpo con sus 2 suelas, las presionara y ganara el juego a escasos segundos de que sonara la quinta y última alarma, la cual la niña fue a apagar quitándome sus pies de encima por el momento.

 

- ¡¡¡GANÉ, GANÉ!!! ¡Y como premio puedo hacer lo que yo quiera!... Oye, ¿estás bien Adam?

- Sí… Sólo trato de… Recuperar el… Aliento…

- Parece que estás cansado, jijiji. Yo hoy tuve gimnasia y corrí bastante.

- ¿Entonces me entiendes?

- Claro, ya te dije que no soy tonta… Y tampoco soy mala, en el siguiente juego no te pediré mucho ejercicio…

- Muchas gracias Marcy…

 

Ella sonrió y me recogió del suelo, luego puso la cama en su lugar se sentó sobre ella, para dejarme otra vez sobre aquel cubrecama color crema. Estuve al pendiente de lo que hacía, y sin pararse alcanzó sus zapatillas y sacó sus calcetines de dentro de ellas, para luego dejarlas otra vez en el suelo. Con delicadeza volvió a colocarse su calcetín derecho en su pie, me guiñó un ojo y volvió a recogerme.

 

- ¿Q-Qué estás haciendo, Marcy?

- Cómo quiero que descanses un poco, te pondré dentro de mi calcetín para que estés cómodo y descansemos  un rato.

- ¡Espera! –Dije algo asustado, mientras veía como abría la abertura de su calcetín debajo de donde yo estaba.

- No seas tímido, no pasa nada, nos vemos en un rato, pequeñín.

Dicho eso, Marcy me dejó caer dentro de su calcetín. Me deslicé por el borde hasta llegar a la punta, el olor era muchísimo más intenso dentro de la tela, ya que la esencia de sus pies sudados por horas quedó impregnada en ella, no sabía cómo, pero el olor era mucho más intenso que dentro del zapato de Holly. Los dedos de su pie izquierdo no se hicieron esperar, y entraron junto con el resto de su pie lentamente en su calcetín acerándose a mí como un depredador a su presa. Finalmente llegaron, y yo estaba en medio del espacio entre sus dedos y el arco de su pie. Como la cerecita sobre el pastel, ella me presionó con todos sus dedos, en un jugueteo tierno que en mi tamaño era como un gran abraso de oso.

 

- ¡Veré la tele un rato, tu si quieres puedes seguir con esos besitos y lamidas de antes, no creo que se te canse la lengua, jijijijijiji!

 

Entonces ella se acostó en la cama, prendió la tele, cruzó las piernas y empezó a relajarse, mientras yo no podía hacer otra cosa que seguir con lo mío. Empecé a besar sus dedos y a lamer los arcos de los mismos pro no sé cuánto rato, llenando mi lengua de su esencia fétida a pies de niña sudados. Mi mente estaba en otra en ese momento, no recuerdo cuanto tiempo estuve en eso, no recuerdo si me estaba gustando o no (aunque no me disgustaba), y no recuerdo si llegué a excitarme o correrme, eso se los dejo a su criterio, yo por ahí no paso. Luego de lo que parecieron semanas enteras adorando los pies de Marcy dentro de sus medias, la puerta se abrió de golpe y escuché una voz que me sacó de mi transe.

 

- ¡MARCELINE SUSAN TURNER!

 

Era Joan.

 

- ¿¡Mamá!? Llegaste temprano, ¿no?

- ¿¡No trates de esconderlo, jovencita, donde lo pusiste!?

- ¿Yo? ¿A quién?

 

De pronto los ojos de Joan se posaron en el bulto de adentro del calcetín de Marcy, pude ver como su silueta empezaba a temblar con forme se daba cuenta de que yo estaba allí.

 

- ¡Sácalo en este instante, sin excusas!

 

Marcy renegó un poco, pero la mirada inquisitiva de su madre no le dio otra opción y se quitó el calcetín, dejándome caer sobre la cama.

 

- No puedo creerlo… ¿¡EN QUÉ ESTABAS PENSANDO, JOVENCITA!?

- Sólo quería jugar con él, es todo.

- ¡ÉL NO ES UN JUGUETE, ES UN SER VIVO!

- Pero mamá…

- No hay excusas, date la vuelta.

 

Marcy lo hizo, y noté como la mano de Joan desprendía un brillo que ya había visto anoche, y que pude reconocer.

 

- No le vas a…

- No hay de otra, ya te vio Adam.

- ¡Pero no fue su culpa!

- ¿Cómo dices?

 

Sentí la necesidad de defender a Marcy, ella no había hecho nada malo (al menos no a propósito) y era verdad que era alguien lista y capaz de mantener un secreto como este, no estaba de acuerdo en que la separaran del resto sólo por ser la más pequeña, y eso le dije a Joan junto con contarle la historia.

 

- …Y eso fue lo que pasó, fue mi culpa que todo esto sucediera, debí quedarme en el cuarto de Eve como me dijiste.

- Ya veo… Pero no sé si sea lo mejor para ella. –Dijo Joan.

- ¡SI LO ES MAMÁ, YO PUEDO! –Dijo Marcy.

- Pero…

- Ella puede, mamá.

 

Alguien más entró por la puerta del cuarto, era Eve. Por suerte Joan no usó sus poderes y no hablamos nada de magia, ese secreto, aunque yo no estaba muy de acuerdo, seguía a salvo.

 

- Marcy es mi hermanita, mi niña linda, y aunque no lo parezca es tan capaz de cuidar de Adam como cualquiera de nosotras.

- ¿Estabas escuchando? –Preguntó Joan.

- Si, no era mi intención pero tampoco quiero que Marcy pague los errores del resto, lo que dice Adam es cierto, puede que pienses que no está lista, ¿pero quién lo está? Nosotras nunca hemos cuidado a un pequeñín como él, y creo que es mejor que estemos todas unidas en esto en vez de ocultarnos cosas.

- ¡Gracias, hermana! –Dijo Marcy con unas lágrimas en los ojos, aunque no tantas como yo al ver tal hermoso acto de fraternidad que había hecho Eve.

- Puede ser… ¡Pero no quiero que hagas eso de nuevo jovencita!

- ¡No lo haré, lo juro!

- Está bien.

- Mamá, también hay otra cosa, necesito a toda la familia abajo para decirles algo, es sobre cómo ayudar a Adam.

 

Yo me extrañé al principio pero me alegraba que al fin hubiera un progreso, así que las 3 (junto conmigo) bajaron a la sala de estar, donde ya se encontraban Dead, Lisa y Abby. Me pusieron sobre la mesa donde pude admirar lo colosal de la figura de las 6 gigantas Turner juntas por primera vez, mientras esperaba.

 

- Ok Ivy, ya estamos todas, ¿qué querías decirnos?

- Bueno, desde ayer que he tratado de contactar a una amiga para que nos ayude con este problema. Bueno, resulta que me respondió y parece saber más que nosotras de este tema.

- Entonces eso significa qué…

- Sí Adam, Rena al fin me contestó…

Parte 13: Un paso más cerca de la Verdad: by GeaGts

Esto era sorpresivo, pero igual es algo que ya estábamos esperando desde ayer. Por lo pronto me limité a escuchar lo que Eve nos tenía que decir.

 

- ¿Y quién era Rena? –Preguntó Marcy.

- ¿Quién es Rem? –Preguntó Roxy esbozando una sonrisa, aunque no sé qué quiso decir.

- Graciosa… Rena es mi amiga, la conocí en el verano mientras trabajábamos como cajeras. –Respondió Eve.

- Entonces, ¿ella sabe qué hacer con Adam? –Preguntó Joan.

- Parece que sí, les explico. Cuando estábamos trabajando juntas hablábamos mucho de la Diosa Rachel, el libro, todo eso. Ella sabía mucho, y de magia también, incluso sospecho que es bruja. Por eso también le pedí ayuda, hoy la llamé y al fin me contestó, le conté sobre ti Adam y de todo lo ocurrido, me dijo que no tenía mucho tiempo y que fuera mejor que nos encontráramos en la plaza principal a las 9 de la noche para hablar de cómo arreglar esto...

- ¿Y eso vamos a hacer, Eve? –Pregunté.

- Pues claro. –Respondió.

- Espera, jovencita. Tú no vas a ir a ninguna parte… Sin mí. –Dijo Joan.

- ¿Cómo?

- Lo que escuchaste, no voy a dejar que ninguna de mis hijas salga de noche al centro del pueblo, menos con una chica que dices que es bruja y que yo no conozco de nada.

- Mamá…

- Perdón Eve, pero creo que tiene razón… –Dije.

- ¿Qué, y ahora estás de su lado Adam?

- No es eso, sólo creo que lo que dice tiene sentido… Aparte nos puede llevar y traer, ¿verdad señora Turner?

- Por supuesto, ¿cómo pensabas hacerlo tú, querida? Y llámame Joan, Adam.

- Cierto, disculpe.

 

Eve lo pensó un poco, pero finalmente estaba lista para ceder.

 

- Bien, creo que es cierto, pues ni modo, vámonos Adam. –Dijo Eve mientras me extendía su mano para que yo me subiera.

- ¿Y nosotras qué? –Preguntó Lisa.

- Como siempre, Abby está a cargo mientras yo no estoy. –Respondió Joan.

 

Escuché un gemido de parte de las gemelas y una risita de parte de Marcy, mientras que Eve y yo regresábamos a su habitación, ella me dejó en su mesita de noche y se acostó sobre su cama, notoriamente angustiada.

 

- Oye, ¿qué tienes Eve?

- Nada… Bueno si, es por Rena.

- ¿Qué hay con ella?

- Es que sabe tanto de magia, de Rachel… ¡De todo! Me da miedo que si sea una bruja y no me lo haya dicho. Quiero decir, es mi amiga, aunque la conozca desde hace poco… Y si es bruja me lo estaba ocultando…

- De modo que no quieres sentir que te mintió.

- Ajá.

 

Eso me puso a pensar, podía entender lo que sentía Eve, pero también puedo entender por qué una bruja oculta su magia, la misma Joan lo ha hecho durante años sólo por amor a sus hijas. ¿La verdad o la mentira son válidas o incorrectas? ¿Las 2 no importan mientras sean por una causa justa? Era un tema que no estaba preparado para analizar, pero si sabía que las mentiras pueden causar dolor, así que le dije a Eve lo que salió de mi corazón.

 

- Eve… Si Rena es tu amiga y te ocultó ser una bruja, en caso de que lo sea, seguro fue por una buena razón, y si no la tenía, no sé si era tu Amiga.

- Adam… Tienes razón, mejor no pienso en eso ahora, tengo mucha tarea. Cruzaré esa brecha cuando llegue a ella… Gracias. –Dijo Eve dándome otro de sus enormes besos que cubrían mi cuerpo entero.

 

Por mi parte me alegraba ayudar a Eve en lo que pueda, a todas las Turner en general, puede que sea pequeño, y que eso me haga sentir algo impotente, pero ayuda mucho saber que alegras la vida de los que te rodean con esos pequeños detalles… Lo que me recordaba que quería hacer algo.

 

- Eve…

- Dime Adam.

- ¿Viste a Holly en la escuela hoy?

- ¿A Holly? Pues sí, esta mañana en cuanto me vio no dudó en preguntarme como estabas, le dije que bien y que por casualidad toda mi familia se enteró, pero que te cuidaríamos bien.

- Crees que yo… Bueno…

- ¿Quieres hablar con ella?

- ¿Podría?

- Claro que sí, un segundo.

 

En eso Eve sacó su celular y llamó a Holly, la cual demoró un poco en responder.

 

- ¿Holly? Hola, soy Eve, quería hablarte de nuestra “pequeña tarea”, ¿tienes tiempo?... Ah bueno… Ok, te lo paso. –Eve me puso su teléfono cerca de mi cuerpo, apuntando al altavoz para que pudiera hablar claramente.

- ¿Hola Holly?

- A… Por dios, ¿eres tú? Ya quería que me llamaras. –Dijo Holly a través del teléfono.

- ¿Estás ocupada o…?

- No, descuida, acabo de entrar en mi habitación, Mamá y Hilary no deberían oírnos ahora, ¿cómo estás?

- Estoy bien, Eve me contó que la viste hoy, me estás cuidando muy bien, no te preocupes.

- Me alegro… -Noté que su voz estaba algo alterada, así que fui franco.

- Dime como estás tú, me preocupas, ¿cómo está todo en casa?

- Bueno, las 2 enloquecieron cuando no te encontraron, por mis prácticas en la escuela llegué más tarde a la casa y ya estaban gritando, Hilary estaba muy alterada, y mamá empezó a llamar a la policía para reportarte como persona desaparecida, pero al parecer la policía no hará nada hasta que lleves 24 horas sin aparecer. Yo pensé que no lo haría por miedo a que tú las delataras por sus maltratos, pero me dijo que estabas tan asustado siempre que no se te pasaría por la cabeza, algo normal en víctimas de abuso. Ya me lo sé de memoria, me aburrió de tanto hablar.

- Bueno… La verdad nunca pensé en hacer eso, es cierto… ¿Y tú cómo estás?

- Por suerte no sospechan de mí, me llenaron de preguntas pero no creen que yo haya tenido algo que ver, mis actividades escolares son mi coartada y al parecer si piensan que saliste muy temprano, como le dije a mamá ayer.

- Que alivio… Trata de mantener un perfil bajo, y descuida que estaré bien, te llamaré de ves en cuando.

- Gracias… Aunque mejor yo te llamo, por si acaso, a menos que las cosas se compliquen claro.

- Todo estará bien… Te quiero conejita.

- Y yo a ti, hermanito.

 

Holly colgó la llamada, y yo aliviado de que mi hermanita estuviera bien, pasé a ver a Eve, que tenía una mirada pícara sobre mí.

 

- ¿…Conejita?

- No preguntes.

 

Luego un par de risas inocentes, Eve se fue a hacer tarea al escritorio y me dejó viendo mi serie favorita en su celular mientras tanto. Las horas pasaron y ya eran casi las 8:30, por lo que Eve se cambió de ropa antes de salir, consciente de que yo estaba allí. Antes de que pudiera deleitarme nuevamente como ayer, alguien tocó a la puerta.

 

- ¿Puedo pasar hija? –Resonó la voz de Joan a través de la puerta.

- Ehh… Sí mamá, pasa. –Dijo Eve mientras se volvía a abotonar el uniforme antes de que su mamá viera algo.

- ¿Puedo llevarme a Adam un minuto? Quiero hablar con él un poco antes de salir.

- Em… Está bien. –Dijo Eve mientras me recogía y me pasaba a su madre, ambas se despidieron y Joan subió a su habitación para hablar conmigo, sentándose en su cama mientras me sostenía sobre su palma.

- ¿Qué quería decirme, Joan?

- Es sobre Marcy, dime si pasó algo entre ustedes.

- Se lo juro, no pasó nada de eso, ella sólo me metió en su boca, se sentó en mi por accidente y jugo conmigo usando sus pies.

- ¿Y eso te parece menos?

- Con todo respeto, creo que he pasado por cosas peores desde que me encogí, y ninguna fue idea mía.

- Puede que tengas razón, pero entenderás que es mi hija, mi niña pequeña.

- Y quiere protegerla… Algo que si pasó fue que hablé un poco con ella… Se siente triste, cree que en casa no la valoran.

- ¡¿Cómo?! Ella nunca me dijo nada de eso.

- Y no creo que lo haga, es una niña… No le dije nada de lo que prometí no decir, pero ella estaba angustiada, pensó que no confiaban en ella, pero le dije que sí que lo hacían, que la conocían bien y que por eso me ocultaron de ella, para protegerla y protegerme. –Dije, mientras Joan se quedó en silencio por un momento antes de responder

- ¿Se lo dijiste así?

- Más o menos, me tuve que poner a su altura para hablarle y que entendiera… Bueno, a su “altura”…

- Jajaja, ok Adam, entiendo, puede que tengas razón, ya luego hablaré con ella…

 

Joan soltó un ligero suspiro y volvió a guardar silencio por un momento, noté que sus ojos brillaban mucho, por lo que era obvio que no se encontraba del todo bien.

 

- ¿Le pasa algo?

- ¿A mí?... Bueno, es por lo que me dijiste hace rato, cuando no le borré la memoria a Marcy… Nunca lo había visto así, se sintió…

- ¿Mal?

- Exacto… Siempre pensé que ocultar la verdad era lo mejor, pero ya no estoy segura…

- Disculpe señora Joan, yo no tengo el derecho de decirle como criar a sus hijas… Pero si sé que los secretos pueden sin querer dañar a la gente, mientras más lo mantenga, mayor será la herida.

- ¿Eso lo viste en alguna película o algo?

- Serie… Pero lo aprendí a lo largo de mi vida, y también lo vi en Eve… Espero que haga lo mejor por ella, es muy importante para mí.

- Gracias Adam… En serio eres un buen chico.

 

Joan me abrazó con sus manos muy delicadamente, al parecer también entendió lo que quise decirle. He visto durante años cómo mi hermana guarda en secreto su relación conmigo, Hilary y mi madre piensan que es tan abusiva como ellas y mantener esa fachada siempre le ha generado dolor, y todos estos sentimientos quise transmitírselos a Joan, para que viera todo desde otra perspectiva...

 

Era raro, pero desde que me encogí y pasé a conocer más a Eve y a las Turner me he sentido diferente, mucha de mi tristeza general ya no estaba, era como vivir una de esas geniales historias que Eve me contaba, y de ser una parte importante de ellas, ¿acaso así se sentía el tener una familia? Sé que las Turner no son mi familia, pero (a excepción de Holly) cuando estaba con ellas me sentía mejor que nunca, y era genial el poder ayudarlas para que sus vidas fueran mejores.

 

Pasó un rato y por fin Eve estaba lista, así que los 3 nos despedimos de Abby, Marcy, Lisa y Dead y partimos en el auto hasta el parque. Eve me sostenía en sus manos de una manera firme pero delicada, tratando de cuidad de mí hasta en el más mínimo detalle, y se sentía muy bien. No tardamos mucho en llegar, Joan se estacionó al otro lado de la calle, y Eve logró ver a Rena sentada en una de las bancas del parque. Entonces cerró sus manos para ocultarme y ambas salieron para encontrarse con ella.

 

- Hola Rena. –Dijo Eve.

- ¿Entonces tu eres Rena? –Pregunto Joan.

- Sí, mucho gusto señora Turner. –Escuché la voz de Rena por primera vez, era como la de una niña de la edad de Holly más o menos, pero algo más grabe y con un tono general más serio.

- Entonces, tú puedes ayudarnos con nuestro… Ya sabes. –Dijo Joan.

- Eso creo, Eve me contó lo que pasó pero aun no tengo el panorama completo, ¿el chico está con ustedes? –Preguntó Rena.

- Sí, como me pediste. –Dijo Eve, moviendo un poco sus manos con tanta delicadeza como antes.

- Ok… Parece que no hay nadie, pero por si acaso vengan conmigo.

 

Nuevamente sentí pasos, pero no duraron mucho, deteniéndose poco después de haber empezado.

 

- Muéstramelo, Eve.

 

Acto seguido Eve abrió sus manos dejándome expuesto. Nos encontrábamos en un pequeño callejón cerca del parque, poco iluminado pero lo suficiente como pare ver a la chica frente a mí, Rena Ramos. La descripción que Eve me dio el lunes era muy exacta, en efecto se trataba de una chica de tez morena, su piel era como un bronceado leve y noté por momentos un brillo que se desprendía de sus lindos ojos, incluso más rojos que los de Joan. Su cabello negro azabache algo alborotado y liso le llegaba hasta los hombros y tenía un flequillo que le cubría casi toda la frente de forma inconsciente, y para verme mejor se lo movió a un lado. A pesar de que Eve me dijo que tenía 15 años, no tenía… Ya saben… Atributos desarrollados, por así decirlo, y vestía un vestido blanco con falda algo pequeño y unas botas café, todo coronado por una gema púrpura colgando de su cuello. Luego de unos segundos mirándome, la giganta relativa finalmente volvió a hablar, esta vez dirigiéndose directamente a mí.

 

- Hola Adam, Eve ya debe haberte dicho cosas de mí, pero de todas formas me presento, me llamo Rena Ramos, es un gusto conocerte.

- El gusto es mío, señorita. –Dije algo apenado, era bastante amable, en contraste a la actitud fría que noté en su voz hace rato.

- Ya se sobre tu problema, ¿ayer simplemente despertaste así, cierto?

- Así es, y fue muy raro, al dormirme estaba todo bien, pero en la mañana desperté así.

- Curioso, también Eve me contó de 2 sueños que tuviste, pero no pudo detallar mucho ¿puedes decirme de que se trataban?

- Emmm… Bueno…

- ¿Qué pasa?

- No quería hablar mucho de eso, ¿ayudará en algo a mi problema si lo digo?

- Si es lo que creo que es sí, ayudaría mucho.

 

Ok… Pues aquí voy… El primer sueño lo tuve luego de que Abby, la hermana de Ivy, me pisara. Pensé que moriría pero de pronto vi a la Diosa Rachel, ella me salvó y me dijo que esperaba no tener que decirme por qué. El segundo fue durante la noche, estaba en el mismo lugar del primer sueño, pero la Diosa Rachel ya no estaba, en su lugar vi a una mujer con una túnica que me paralizó y una bruma oscura cubrió todo mi cuerpo, me alejó de ella y desperté.

 

- Cielos… ¿Cómo era la mujer? ¿Te dijo algo?

- Aun lo recuerdo, tenía el cabello rapado a los lados, y arriba era largo y alborotado, pintado mitad y mitad de blanco y violeta, y vestía una túnica negra con bordes violetas… Aún recuerdo lo que me dijo: “Soy la vida y la muerte… El Inicio y el Fin… El Amor y el Odio… Y pronto vendrás conmigo”.

 

Vi a Rena si por su expresión estaba muy impactada, procesó un poco mis palabras y les preguntó algo a Eve y Joan.

 

- ¿Ustedes sabían de esto?

- No, Adam no me dio muchos detalles, apenas ahora supe de que fue esa pesadilla. –Respondió Eve, mientras su madre se quedaba callada, aunque sólo yo sabía por qué, pero para no levantar sospechas habló.

- ¿Qué tienen de especial sus sueños?

- Se los diré, pero necesito saber que puedo confiar en ustedes.

- Sabes que puedes confiar en mí, Rena. –Dijo Eve.

- En mí también, sólo quiero ayudar a Adam, lo prometo. –Dijo Joan, Rena se limitó a verla de reojo, pero al igual que yo no demoró en saber que hablaba con honestidad, sólo quería ayudarme.

- De acuerdo… Esto que les diré es súper secreto, nadie debe saberlo, ¿entendido? –Preguntó Rena, ambas chichas Turner asintieron con la cabeza, y yo también. –Perfecto… Para empezar el primero no fue un sueño, nadie “sueña” con la Diosa Rachel, si ella aparecer significa que era ella, lo sé porque a mí también me pasó, hace mucho tiempo… Se llama “Toque Divino”, eso le otorgó a Adam una ligera protección, pero también es una forma que tienen esas personas para comunicarse entre ellas… La persona del segundo sueño se llama Elena Roth, era estudiante de magia en la academia de Goddesswork hace años, pero desertó para unirse a las hijas de Axis.

- ¿Las Hijas de Axis? ¿Las de la gran guerra santa? –Preguntó Eve.

- Aguarda, perdón por sospechar pero tú nos pediste confianza, ahora yo te pido lo mismo, ¿cómo sabes tanto de todo esto?

- La confianza debe ser mutua… Es una larga historia, pero digamos que no nací hace 15 años, fue hace mucho más tiempo que eso.

- ¿Eres bruja, verdad? –Preguntó Eve directamente.

- Perdón por no decirte… Pero si lo soy. No es que no confiara en ti Eve, es que me la paso en cosas peligrosas, y no quería involucrarte.

Eve quedó en silencio por un momento, pero luego me miró y dijo esto.

- Si me lo ocultarse fue por una buena razón… No hay problema.

- Gracias, en serio gracias.

- ¿Ok, entonces qué tiene que ver todo esto con Adam?

- No estoy del todo segura. Verán, si he vivido tantos años es por un propósito, busco gente especial, no solo brujas, y todo bajo el ala de la Diosa Rachel… Soy su heraldo. Actualmente he estado investigando a las Hijas de Axis, yo misma fui testigo de su caída en la Gran Guerra Santa, pero desde hace un tiempo varios grupos alrededor del mundo han surgido con esas viejas ideas, y una de sus sedes está aquí en Rachelton. He estado recabando información al respecto para poder desmantelarla y de momento sólo sé que su líder es Elena Roth.

- ¿Ok, y que te llevó a seguir a las Hijas de Axis hasta aquí? –Preguntó Joan.

- Adam no es el único encogido que desaparece, desde hace unos meses que viene ocurriendo, uno cada mes. Cuando eso ocurre, voy a las escenas del crimen de forma invisible para revisar los rastros mágicos, y todos son de maleficios reductores y apestan a la misma persona.

- Elena Roth.

- Exacto Eve, mi objetivo ahora es encontrar su guarida, vencer a las Hijas de Axis y obligar a Roth a que le devuelva su tamaño a toda la gente encogida, y por lo visto eso te incluye Adam. Debo preguntarte, ¿viste alguna vez a Elena fuera de ese sueño?

- Pues no, es la única vez que la vi… Pero algo no me cuadra, ¿por qué querría encogerme a mí o a cualquier otra persona en particular?

- No estoy del todo segura, pero según lo que pude rescatar de los viejos rituales de la Orden de Axis, varios involucraban sacrificios humanos de sangre, sacrificaban a sus propias familias en nombre de Axis, a cambio de poderes mágicos prohibidos. Sospecho que eso quiere la Orden, pero aún no se los detalles.

- ¿Sacrificaban a sus propias familias? –Preguntó Eve.

- Pero entonces… Eso quiere decir qué…

- Pues sí, Adam, creo que alguien de tu familia es miembro de la Orden de Axis.

- Pero eso no tiene sentido, ninguna de ellas es bruja.

- Ese es el punto, estos rituales eran para darle poderes mágicos a las humanas no brujas, sospecho que tu madre es la miembro, de otra forma no me explico dónde está la conexión, ya que sea por quien sea, una de ellas dejó entrar a Elena Roth a tu casa.

- Puede ser, pero es una locura…

- Así suelen ser estas cosas, yo seguiré investigando para ayudarte, pero por ahora es todo, no puedo exponerme en público mucho más tiempo.

- Entiendo, seguir a esas sectarias es peligroso, nosotras cuidaremos a Adam, Rena.

- Sé que sí, bueno, eso sería todo lo que…

 

Rena no terminó de hablar cuando de pronto todo el callejón se oscureció de repente, reconocía aquella neblina, era la de mi sueño, y no auguraba nada bueno. De parte de las chicas escuchaba “no se muevan”, “qué ocurre”, “cuidado” pero no tenía certeza de nada, nadie la tenía. De pronto no sólo la neblina se intensificó, también sentí una especie de energía recorrer todo mi cuerpo, hasta el punto de marearme un poco. Unos segundos después la niebla se disipó y pode ver con un poco de claridad. Me encontraba en una habitación que nunca había visto, pero lo más desconcertante era que no estaba solo, y que Eve ya no era quien me tenía en sus manos…

Parte 14: Sometido: by GeaGts

Estaba sostenido por un par de uñas largas pintadas de violeta que se apretaban a ambos lados de mi torso, y le pertenecían a alguien cuyo rostro nunca olvidaré, era Elena Roth. Vestía la misma ropa con la que la vi en mi sueño, aquella túnica negra bordada con morado, seguramente sea la vestimenta de las hijas de Axis, recordando lo que nos dijo Rena. También nos encontrábamos en la que parecía ser una habitación de hotel, nunca había estado en una pero se reconocerlas por las películas, y esta se veía bastante lujosa debo decir, con un gran ventanal a un lado que daba a casi todo el pueblo, por lo que noté que seguíamos en Rachelton, la puerta de lo que parecía ser un gran baño al otro, y una cama enorme con madera tallada en el centro, junto con otras cosas que no podía ni empezar a imaginar en tener. Era obvio que de alguna manera usó su magia para transportarnos aquí, pero la pregunta es ¿por qué?

 

- Vaya vaya vaya, no voy a mentirte Adam, capturarte fue mucho más difícil de lo que pensé, hasta yo tuve que intervenir. –Dijo, dejándome escuchar con claridad su vos, que tenía un leve acento de Europa oriental.

- Eres… Elena Roth.

- En carne y hueso.

 - ¿Qué quieres de mí?

- ¿Yo? No mucho, el capturarte es algo que beneficiaría más a tu… ¡No! Me dijo que ella se presentaría contigo, no te diré nada… Y creo que tú tampoco a mí.

- Nunca…

- ¿Estás seguro? –Empezó a apretarme entre sus uñas con más fuerza, mi Toque Divino evitaba que fuera apuñalado, pero si dolía, aunque no lo hizo por mucho rato.

- Ahh…

- Tranquilo, no voy a matarte, yo no. Igual sólo quiero molestarte, no necesito que me digas nada, escuché toda su pequeña charla en el parque, tenía mis sospechas de que alguien me estaba siguiendo, ¿pero Rena Ramos? Ella es una leyenda, y un problema… Pero no estaremos aquí mucho tiempo, este es sólo un punto de transición hasta que nos transporten a nuestro lugar de encuentro, por seguridad. Tampoco quiero aburrirte con mis planes o lo que te pasará, tengo una mejor idea.

- ¿Una mejor idea…?

 

Luego de darme una sonrisa macabra, ella me lanzó sólo con sus dedos hacia la cama, pero reboté en el borde de madera y me estrellé contra el suelo, y seguramente eso era lo que quería desde el principio. Desde abajo podía verla desde la perspectiva más imponente posible, y esa sensación se vio reforzada cuando sus habilidades mágicas hicieron acto de presencia. Su túnica y sus botas de cuero negras se empezaron a desmaterializar, dejando una estela oscura que se concentró en un tatuaje con forma de A que tenía en el antebrazo, dejándola desnuda y desapareciendo la marca. Era obvio que quería “jugar” conmigo, pero yo no quería eso, y trataría de oponerme.

 

- ¿Sorprendido Adam?

- He visto mejores.

- Ah, con qué piensas resistirte ¿eh? Vamos, es sólo un juego, ven y arrástrate a mis pies.

- No lo haré, tu… ¡Eres la villana, no pienso someterme ante ti!

- ¿Villana? Por favor, no me hagas reír, aquí no hay héroes o villanos, sólo hay magia, y las que se atreven a usarla sin miedo, como yo ahora mismo…

 

De pronto sentí algo raro, un cosquilleo extraño recorrió mi cuerpo e hizo que me pusiera en 4 sobre el suelo, y peor, que empezara a arrastrarme.

 

- Me… ¡Me estás…!

- ¿Controlando? Pues sí, recuerda que fui yo quien te maldijo, tengo el control absoluto de tu cuerpo, así que lo quieras o no vamos a jugar.

 

Ella me controlaba como a una marioneta, su magia eran los hilos invisibles que me harían hacer algo que no quería, que me movían lentamente hasta sus pies, hacia sus dedos, y a el espacio entre ellos, donde mi lengua empezó a lamer. El olor era nauseabundo y el sabor todavía peor, no sé cómo funcione el lavado de la ropa mágica o si existe siquiera, pero pareciera que había usado aquellas botas durante años. Lo peor era que no podía evitar respirar, todo mi cuerpo estaba a las órdenes de Elena, salvo mi mente. Esta no era la humillación típica a la que me sometía mi familia, o el hacerlo por gusto como con las Turner, aquí era literalmente control absoluto, y no quería someterme a ello, y aunque por momentos sentía que podía resistirme, inmediatamente después me encontraba dando otra lamida como un perro a sus pies.

 

- ¡Jajajaja! Eres natural en esto, tu familia te enseñó bien… Pero ya me aburriste, ven aquí. –Ella me elevó con su magia a la altura de su rostro mientras se sentaba en el borde de la cama, me dejó caer en su palma de un momento a otro, y sentí como el control poco a poco se esfumaba. –Ok, ¿te gustaron mis pies?

- ¡APESTAN! –Exclamé, escupiendo aquel sabor lo más que pude.

- Ah no seas así, se les lamías los pies a tus hermanas y a tu madre siempre, ¿acaso no te terminó gustando?

- ¡Si! ¡Digo no! Digo… Ese no es el punto, lo hacía porque ellas me lo ordenaban.

- Por eso no puedo entenderte, con ellas si pero conmigo no, por suerte yo no seré la que tenga que sacrificarte, y si pensabas que mis pies apestan… Bueno…

 

En ese momento volví al levitar en el aire y ella se acostó de lado sobre la cama, y jalándome hacia ella con su magia. A principio pensé que me dirigía a su vagina, pero de pronto mi dirección cambió hacia otro lado, y pude ver con claridad que juego quería jugar ahora, me estaba acercando a su ano.

 

- ¿Qué, no vas a suplicar piedad? –Permanecí en silencio a pesar del miedo, no le daría esa satisfacción. –Bueno, eres muy aburrido…

 

Fue entonces cuando mi rostro rozó su esfínter, siendo restregado por todos lados antes de que me presionara ligeramente, pero lo suficiente como para ser engullido por su culo. Ya no sentía la magia sosteniéndome, pero de todos modos seguía adentrándome más y más en su recto, y es que este mismo con su propia fuerza me estaba empujando hacia adentro. Yo no podía hacer otra cosa que moverme para tratar de escapar, pero apenas lo lograba debido a lo apretada que estaba su cavidad, más aún cuando de pronto me quedé con menos espacio que antes, ya que uno de los costados empezaba a empujar y palpitar, y efectivamente ella se estaba masturbando. Conmigo en su ano y con sus dedos en su vagina, Elena sentía un nivel de placer que se comparaba a mi nivel de humillación, de proporciones astronómicas. Traté de no respirar y mantener mi mente en blanco, y por lo pronto lo logré, aunque al parecer demasiado rápido, porque sentí que me estaba desmayando. Fue allí donde pasó algo extraño pero familiar, me encontraba a mí mismo en aquel limbo blanco, pero no podía ver a nadie, unos segundos después escuché que a lo lejos gritaban mi nombre: “Adam” “Adam” “¿Me escuchas?” “¡Adam!” Era una voz familiar y empecé a seguirla, hasta que pude ver de dónde venía, de Rena.

 

- ¡RENA!

- ¡Adam! ¡Escúchame, no tenemos mucho tiempo, dime en donde estás!

- No lo sé bien, pero es un cuarto de hotel muy lujoso, por la ventana se ve casi todo Rachelton.

- Un hotel con esa vista… Creo que ya sé dónde estás, resiste un poco más, iremos a…

 

Antes de terminar de oír lo que me quería decir, recuperé un poco la conciencia saliendo de mi estado de Toque Divino, al parecer Elena empezó a presionar su ano para sacarme como si fuera su mierda, cosa que hizo en cuestión de segundos, dejándome tirado en la cama cerca de un “charco” de esperma. Noté que ella estaba recuperando el aliento, antes de volver a hablar.

 

- Ufff… Al menos sirves para algo, pequeño… No me sentía así desde mis últimas vacaciones en Rumania, tal vez si tenemos tiempo antes del ritual ella me deje llevarte a…

 

En eso alguien tocó suavemente a la puerta de una manera única, como en código, y no sabía si sería Rena o sus compañeras, todo podría mejorar o empeorar en cuestión de segundos.

 

- ¡Ya abro! No pensé que llegarían tan rápido, no te muevas pequeño, aunque dudo que puedas de todos modos, jejeje.

 

Dicho eso Elena se paró de la cama y activó su tatuaje, quedando vestida igual que antes en cuestión de segundos, para luego pasar a abrir la puerta. Me pareció que ella reconoció aquel toquido, por lo que debía ser alguna especie de contraseña de su culto, mis esperanzas de ser recatado se tumbaron de golpe, aunque de igual manera subieron poco tiempo después, ya que casi al momento que puso su mano sobre la puerta, esta se prendió en llamas y del pomo salía mucha electricidad, lo que tiró a la bruja al suelo. La puerta cayó abajo y pude ver a Rena, Eve y Joan entrando a la habitación.

 

- ¡Adam! –Dijo Eve al verme sobre la cama, se acercó y me tomó para abrasarme y besarme, pero por suerte…

- ¡No me beses!

- ¡Por…! –Eve vio en donde estaba y entendió lo que pasó. – ¿Acaso ella te metió en su…?

- Ano… Sólo allí… Por suerte.

- Que alivio, me alegro… ¡No! No me alegro de que te metiera en su… Me refiero a que…

- Eve…

- ¿Sí?

- Yo también te extrañé, gracias por rescatarme.

- No fui yo, Rena con sus poderes mágicos logró contactarte con ese Toque Divino, no sé muy bien cómo.

- Rena…

 

Ella estaba inmovilizando a Elena con una especie de lazos hechos de magia, a la par que Joan apagaba el fuego de la puerta con un extintor. Rena puso una mano sobre su cabeza, como si tratara de hechizar su mente.

 

- Ella también tiene el Toque Divino, no puedo indagar mucho en su cerebro.

- ¿Entonces qué hacemos? Ella ya vio nuestras caras, mi familia está en peligro. –Exclamó Joan.

- Claro que no, usaré esta oportunidad para borrar sus rostros de su mente en lugar de para buscar su guarida, así que salgan de aquí antes de las vea de nuevo.

- Rena, pero… –Dijo Eve.

- Sólo háganlo, la transportaré a un lugar seguro y luego me reuniré con ustedes.

 

Eve quiso rechistar, pero Joan puso una mano en su hombro y dijo:

 

- Gracias Rena, buena suerte.

 

Joan y Eve empezaron a correr antes de que yo pudiera hablar, bajando rápidamente por la escalera de incendios hasta finalmente salir afuera del hotel por la parte posterior. Nos escondimos en unos matorrales por si acaso, hasta que al fin y luego de recuperar el aliento Eve volvió a hablar.

 

- Diosa mía, ya estamos a salvo Adam.

- Eve… Rena…

- Lo se Adam, Rena fue muy noble al protegernos. –Dijo Joan.

- No es eso… Rena, ella debe saber una cosa… Elena… Sólo estaba esperando a que las hijas de Axis…

 

No terminé de hablar cuando de pronto todo se sacudió, hubo una gran explosión en el último piso del hotel, justo donde estuvimos hace apenas un par de minutos, y donde Rena estaba ahora. Eve gritó el nombre de su amiga, y el rostro de Joan también notaba el repentino impacto que sufrió, junto con un atisbo de duda que se reflejaba en su mirada, y no tardé mucho en notar por qué.

 

- Eve, no mires, date vuelta… ¡Date la vuelta, por favor!

 

Entre lágrimas Eve obedeció a su madre, yo le dije que todo saldría bien, ya que por el rabillo del ojo logré ver como Joan se desvaneció rápidamente, iba a ayudar a Rena. Fueron unos segundos muy angustiantes para mi querida Eve, pero ella no se volteó, yo seguía viendo disimuladamente, pero con miedo a que haya pasado lo peor… Por suerte me equivoqué, ya que de repente Joan regresó cargando a una muy mal herida Rena, pero aún con vida, y Joan al fin llamó a su hija.

 

- Hija…

- ¡RENA!

- Ayúdame a subirla al auto, ya llevaremos a casa esta noche.

 

Sin titubear ambas la recostaron en la parte de atrás y entraron conmigo en los asientos delanteros, partiendo nuevamente rumbo a la casa, aunque no por el mismo camino ya que Joan tomó algunos desvíos en la ruta, como para asegurarse de que nadie nos seguía. Hubo silencio desde el inicio, Eve trató de respirar y calmarse, y de repente dijo algo que, aunque evidente, no dejaba de ser impactante.

 

- Mamá… ¿Cómo salvaste a Rena?

 

Joan y yo nos quedamos de piedra, pero no tanto como con lo siguiente.

 

- ¿Tú también eres bruja, verdad?...

Parte 15: Una dura Confesión: by GeaGts
Author's Notes:

Perdón por la demora, pero ya regresé y desde ahora cada semana van a tener al menos un capítulo nuevo de esta historia hasta que termine de escribirla, gracias!

- Y por favor no me mientas, lo sabré…


- Sí… Si soy bruja hija.


Un silencio abrumador se hizo sentir muy fuerte dentro de auto, Joan estaba notablemente nerviosa por las palabras de su hija, y para mi sorpresa, Eve no parecía reflejar ninguna emoción, era como si estuviera pensando tan profundamente que hasta a ella misma le costaba asimilarlo, y luego de una revelación así es entendible que se encontrara en ese estado. Se notaba que Joan tenía helada la sangre, una sensación que fue trasferida a mi cuando me di cuenta que Eve volteó a verme directamente, sólo para decir:


- ¿Tu lo sabías, Adam?


Sus palabras eran como dagas, pero a estas alturas lo mejor que creí poder hacer era sincerarme.


- Sí… Me enteré anoche…


- ¡¡¡¿ANOCHE?!!! –Eve gritó de repente, mostrándose muy enojada, un contraste aterrador de su semblante sereno de hace un momento.


- Hija…


- ¿No mamá, cómo es posible que todo este tiempo hayas sido una bruja y me lo hayas ocultado? ¡Me mentiste!


- Eve, espera, no le hables así… –Dije.


- ¡Y tú no me hables, enano! ¿Desde anoche que sabes esto y no me lo dijiste? Ahora entiendo de donde vino ese discurso sobre ocultar la verdad, no hablabas solo de Rena ¿no?


- No… Pero no quise…


- ¡Basta Eve! Adam no tiene la culpa, fui yo quien le pidió no decirte nada, es importante que no lo supieras. –Dijo Joan tratando de defenderme, el tono de voz de ambas empieza a elevarse conforme la conversación va acalorándose más y más.


- ¿Qué? ¡Acaso no confías en mí, es eso mamá!


- No, si confío en ti, soy tu madre y te conozco bien, tanto que se te pondrías así si te lo decía.


- ¿En serio? Adivinaré, acaso hiciste lo que hizo Rena y me borraste la memoria, hemos tenido esta discusión antes.


- ¡¡¡SÍ!!!


Un par de lágrimas empezaron a derramarse de los ojos de Eve cuando dijo eso, seguramente quería seguir gritando, pero no se esperaba esa respuesta, y aunque no lo parezca, tampoco yo A diferencia de Eve, a su madre aun le quedaban cosas que decir.


- He pasado por esto muchas veces, tantas que no puedo recordar, contigo y con tus hermanas, y todo siempre termina igual, me gritan hasta que les borro la memoria y todo se resuelve.


- Señora Joan…


- ¡No me interrumpas, Adam! Tengo que hacerlo hija, si ustedes supieran que tienen magia, no se esforzarían en sus vidas, y no es la educación que yo quiero para ustedes…


- ¿Y mentirnos toda la vida sí lo es mamá?


- No… Eventualmente se los iba a decir… Cuando estuviera lista, cuando creyera que no se enojarían conmigo por ser una bruja.


Ambas se callaron, y en mi mente no dejó de volar la misma idea, este era un problema que había pasado tantas veces y que Joan siempre llegaba al mismo resultado. Puede que ella no lo viera claro, pero yo sí, y no pude callarme.


- Señora Joan, no creo que deba meterme, pero me parece que Eve se haya enojado con usted por ser bruja, se enojó porque le mintió ocultándole que era bruja, y conmigo también…


- Adam… –Dijo Eve.


- ¡Es verdad! ¡No llevo mucho tiempo conociendo a tu familia, Eve, pero desde entonces he visto el mismo problema, las cosas serían mejores si todas ustedes fueran honestas entre sí para variar!


Ambas se quedaron de piedra, yo nunca había hablado así, Eve lo sabía, pero algo dentro de mí hizo que sacara toda esa frustración de encima. Joan soltó una pequeña lágrima al verme, al parecer mi pequeño tamaño no impidió que mi mensaje emocional le llegara.


- Hija…


- Ahora no mamá… Por favor…


Joan asintió en silencio y siguió conduciendo, Eve desvió su mirada hacia la ventana mientras más lágrimas brotaban de sus lindos ojos avellana. El resto del trayecto ocurrió de la misma forma, ambas estaban en silencio sin hacer contacto visual entre sí, Rena seguía desmayada en el asiento trasero, y yo me quedé pensando todo el tiempo en todo lo que había pasado, esperando no haberme pasado con lo que dije. Cuando el auto llegó a la casa de las Turner, en silencio Eve salió por la puerta, recogió a Rena en brazos y se quedó esperando frente a la puerta de la casa. Joan seguía en estado casi catatónico, mientras yo la veía en el asiento del copiloto, el cual estaba caliente debido a que el trasero de Eve lo mantuvo así durante el viaje, pero no pude disfrutar de eso, simplemente volví a hablar.


- Señora Joan… Usted sabe que borrarles la memoria no es la solución… Aun puede hacerlo si quiere, pero no le cuesta nada ser honesta esta vez.


Ella me vio mientras derramaba otra lágrima, y en este caso sus ojos rojos no brillaban por la magia, lo hacían por la tristeza. Aun así ella esbozó una ligera sonrisa, me recogió salió del auto, abriendo la puerta de la casa. Al entras vi que el resto de las chicas Turner estaban en la sala esperando, y vieron como Eve cargaba a Rena en sus brazos mientras se dirigía a su habitación.


- ¿Ivy, qué pasó? –Preguntó Abby.


- Que mamá les diga. –Acto seguido Eve siguió su camino subiendo las escaleras y desapareciendo de la vista.


- ¿Qué pasó, mami? –Preguntó Marcy.


- Bueno… –Joan desvió la mirada y volvió a verme, como si esperara confirmación de mi parte, aunque no tenía que hacerlo. Yo simplemente asentí ligeramente con la cabeza mientras veía como ella recuperaba algo de valor para hablar, se paraba más recta y dijo:


- Chicas, necesito hablar con ustedes, siéntense.


Las 5 se sentaron y Joan me dejó sobre la mesa en medio de ellas, se notaba que todas estaban preocupadas, hasta que Lisa rompió el hielo.


- Entonces… ¿Por qué Eve entró con esa chica así?


- Ella es Rena… Si era una bruja, tuvo una batalla con una chica, la que encogió a Adam, pero se recuperará.


- Mamá…


- No te preocupes Abby, todo está bien, Rena le borró la memoria así que no vendrá aquí… Pero no quería hablarles de eso ahora.


- Ok… ¿Y de qué querías hablarnos entonces? –Preguntó Roxy.


Bueno… Es una larga historia, y les quiero pedir que por favor la escuchen con mucha atención y traten de no interrumpirme… Esto no es fácil para mí.


Perceptiva como ella sola, al parecer Abby intuía lo que Joan iba a hacer, y no tardó en decírselo.


- Mamá… ¿Acaso les vas a…?


- Sí… Tengo que decirles la verdad.


- Mamá, sólo dilo ya. –Dijo Lisa.


- Ok pero no se alteren… La verdad es que yo… Yo… Soy una bruja.


- ¡¡¡QUÉ!!!


Marcy y las gemelas gritaron al mismo tiempo, parecía que su atención estaba en las palabras de su madre más que nunca, y en mí también, aunque en ese momento noté algo, desde arriba de la escalera estaba Eve, asomada en una esquina y viendo toda la situación mientras lloraba. Yo no dije nada, no tenía caso, así que escuché todo lo que Joan tenía que decir.


- Sé que es difícil de asimilar, y deben tener muchas preguntas…


- ¡Pues claro! ¿Tienes poderes y todo eso entonces? –Preguntó Lisa.


- ¿Puedes volar? –Preguntó Marcy.


- ¿Cómo no supimos nada de esto? –Preguntó Roxy.


- Bueno… Respondiendo en orden, sí, sí, y a eso voy, pero quiero que escuchen atentamente y en silencio, por favor…


Todas se calmaron un poco, dándole espacio a su madre para poder hablar.


- Gracias… No quiero aburrirlas con detalles, pero tampoco quiero mentirles, así que aquí va… Cuando nací todo era normal, con sus abuelos éramos una familia muy típica, pero cuando tenía 8 años la magia brotó de mí. Era muy extraño ya que mi madre no es bruja, ni su madre, por lo que investigamos y descubrimos que una antepasada nuestra lo era, por lo que de ahí vino mi magia. Mis padres no sabían que hacer por lo que unas brujas les recomendaron que me mandaran a la academia mágica de Goddesswork para entrenar, aunque sea en las vacaciones de verano, y eso hicieron. El descubrir esto fue muy raro para mí, todo en mi vida estaba de cabeza, pero entrené con mi magia hasta que me gradué. En la universidad hice algo que nunca antes había hecho, debido a la gran carga de cursos que tenía, decidí usar la magia para aprender todo mucho más rápido y así tener tiempo para mí misma y poder salir de fiesta y esas cosas. Mis padres no estaban de acuerdo, pero a mí no me importaba, sólo quería divertirme y pensé que no habría consecuencias… Pero si las hubo. Un día llegué borracha a casa después de una fiesta y discutí con papá, tanto que no pude centrarme y por accidente lo encogí con mis poderes y… Mamá lo pisó por accidente. Como saben su abuelo no murió sino hasta hace un par de años, pero si se preguntaban por qué quedó en silla de ruedas… Fue por eso. Aprendí por las malas a que, usar mis poderes para mi beneficio personal no solo era egoísta, sino que podía lastimar a las personas que más quería… En fin, durante los viajes al hospital para seguir la rehabilitación física del abuelo, conocí a su enfermero, su padre. Rápidamente nos enamoramos y en unos pocos años nos casamos y heredamos esta casa de su padre, su otro abuelo, quien era un veterano de Vietnam y, después de la guerra, mando a construir esta casa… Con el tiempo todas ustedes nacieron y crecieron sin su magia, sin embargo el primer sello que hice se rompió y Abby obtuvo sus poderes de golpe.


- Por eso es que se quemó el baño hace tantos años. –Agregó Abby.


- Así es… Ella era la única que sabía lo de la magia. En fin, poco después de que naciera Marcy, su padre tuvo que ir a la guerra en medio oriente. Dijo que iría a ayudar a un amigo que estaba en el frente, y que volvería para recordar a su padre con orgullo. Todo lo de Abby ocurrió mientras su padre estaba lejos y no podía tomar una decisión sobre su vida sin él, por lo que esperé durante meses a que volviera, pero…


Joan no pudo aguantar el recordar eso y se puso a llorar, todas estaban muy concentradas en el relato de su madre que ni se movieron, también estaban tristes… Pero Marcy le levantó y de repente abrazó a su mamá.


- No llores mami, por favor…


- Marcy… Gracias hijita, gracias… –Las lágrimas de Joan cesaron y esbozó una ligera sonrisa, para luego sentar a Marcy en su regazo y abrazarla con una mano.


- No tienes que seguir por ahí mamá, ya sabemos, descuida. –Dijo Roxy.


- Sí… Pero bueno… Supongo que lo de la magia venía porque no querías que pasáramos lo mismo que tú. –Agregó Lisa.


- En parte sí, sabía que estos poderes eran una gran carga, por eso sellé sus poderes cuando eran bebés.


- ¿Un sello? ¿Pero en dónde? –Preguntó Roxy.


- Un poco más arriba de sus nucas, por su cabello nunca lo irían a ver. –Respondió Joan.


- Ya veo… Por eso no querías que me cortara el cabello para parecerme menos a Lizzy.


- Así es… Y porque también el pelo corto te quedaría horrible, hija.


Todas rieron por ese último comentario, incluso yo que no sabía muy bien de qué hablaban, pero me sentía alegre rodeado por ellas. De repente vi como Eve se acercaba, sus hermanas se dieron la vuelta y luego lo hizo Joan, para ver que tenía que decir, aunque fue algo bastante simple, significaba mucho.


- ¿Me puedo sentar?


- Por supuesto, siéntate Eve…


Eve se sentó en el asiento que había desocupado Marcy y se preparó para escuchar (o más bien seguir escuchando) el resto de la historia de su madre.


- En fin… Cuando su padre falleció fue algo muy duro para todas, en mi caso me veía en la tarea de cuidar de una bebé y 3 niñas que desconocían sus poderes mágicos latentes… Abby se ofreció a ayudarme en todo lo posible, incluso le enseñé todo lo que sabía sobre la magia para ello, y es algo que le agradezco enormemente… Decidimos ocultarles la verdad con su padre porque él sabía todo por lo que yo había pasado, y no sólo por eso… Quería que ustedes tuvieran una infancia normal como la que yo viví antes de saber que era bruja, y sobre todo quería que aprendieran a vivir antes de tomar atajos con magia, no quería que cometieran mis mismos errores.


Todas quedaron el silencio luego de aquellas palabras, hasta que Abby decidió hablar en un tono mucho más asertivo del que la caracterizaba.


- Mamá… Quien no conoce su pasado está condenado a repetirlo.


- Sí… Creo que es verdad Abby.


- Lo digo en serio, yo… A pesar de todo, nunca me gustó ocultarle nada a mis hermanas, yo… Sentía que les estaba mintiendo sobre una parte importante de mi vida, y de sus vidas.


- Abby… Nunca me lo dijiste.


- No quería preocuparte ya tenías mucho con qué lidiar, pero… En serio que se los digas me quita un enorme peso de encima. –Dijo Abby entre lágrimas, las cuales eran una mezcla entre pena y alegría.


- Bueno… Para la próxima se honesta conmigo hija… Aprendí eso hace poco. –Dijo Joan mirándome con una sonrisa, mientras yo le levantaba mi pulgar en señal de aprobación. –En fin… Ya hablé demasiado, ¿qué tienen que decir ustedes?


- ¡Yo creo que eres genial mamá! –Dijo Marcy volviendo a abrazar a su madre.


- Bueno… Es mucho que asimilar… Pero creo que Marcy tiene razón, eso de tener magia debe ser muy cool. –Dijo Roxy.


- Así es Dead, ¡tienes que enseñarnos a usarla, mamá! –Agregó Lisa.


Al final todas miraron a Eve, esperando una respuesta. Ella tomó un largo respiro y empezó a hablar desde el fondo de su corazón.


- Mamá… Tú salvaste a Rena con tu magia, no sé si estaría viva de no ser por ti… Tu magia no es mala, es genial y… Creo que entiendo por qué hiciste todo lo que hiciste. Puede que me tome un tiempo aceptarlo, pero…


- Ese tiempo lo tendrás con todas nosotras, Ivy. –Dijo Abby.


- Así es… Gracias hija, ven aquí.


Joan le extendió los brazos a Eve para que fuera a abrazarla, y no tardó en hacerlo. Segundos después las gemelas y Abby la siguieron en ese abrazo grupal. Yo me sentía muy feliz por ellas, pero de repente la enorme mano de Eve me tomó para que yo me uniera al abrazo.


- Gracias Adam… Gracias.


- No fue nada Eve.


Ese abrazo grupal fue el primero que tuve en mi vida, y fue hermoso. Sentía como todo el cariño acumulado de las Turner se centraba en ese punto, y yo por suerte formaba parte de todo esto. La calidez que sentía, no producto del sudor de la mano de Eve, sino del amor que sentía esta familia me embragó por completo, quería que este lindo momento nunca llegara a su fin, pero una voz familiar nos interrumpió.


- Perdón por cortar con este lindo momento, pero tengo que decirles algo.


- ¡Rena! ¡Qué haces aquí, vuelve a la cama, estás herida! –Exclamó Eve.


- Me siento un poco mejor, lo sufriente como para irme.


- ¿Te vas? ¿Por qué? –Preguntó Joan, mientras el abraso se disolvía y Eve me mantenía en su palma.


- Bueno, cuando se fueron y le estaba borrando la memoria a Elena, luego de terminar aparecieron desde un portal varias de sus acólitas de la secta, me tomaron por sorpresa y me atacaron. Antes de que pudiera volver a levantarme, casi todas se esfumaron en una espesa neblina, de la cual antes de desaparecer por completo vi como una figura encapuchada emergía y lanzó una gran ráfaga de energía para destruir el lugar. Todo explotó… Luego viniste a salvarme y me desmayé. Cuando desperté y vi que estaba en su casa, sabía que tenía que irme lo más pronto posible, aunque le borré la memoria a Elena sobre las últimas horas,  estar muy cerca de ustedes ahora que su grupo me vio es muy peligroso.


- ¿Eso significa que no me ayudarás a volver a mi tamaño normal?


- Me costaría bastante romper ese maleficio, y tu Toque Divino complica aún más las cosas… Lo mejor por ahora sería que te quedes al cuidado de Eve hasta que me recupere, pueda volver a investigar a Elena y su grupo, la capture y la obligue a romper el maleficio.


- ¿Y eso cuanto podría durar? –Preguntó Eve.


- Varios meses.


- ¡MESES! –Gritamos todos al unísono.


- Lo sé, lo sé, es demasiado… Pero no puedo ofrecerles algo mejor por ahora, lo lamento.


Todas guardaron silencio por un momento, hasta que Joan empezó a hablar.


- Está bien Rena, Adam se quedará con nosotras el tiempo que sea necesario.


- Así es, vamos a cuidar de él muy bien, te lo prometo. –Dijo Eve.


- Nos encargaremos de que tenga todo lo que necesite. –Dijo Abby.


- ¡Y jugaremos mucho con él! –Dijeron las gemelas al mismo tiempo, seguidas de un grito de alegría de Marcy. Las otras las miraron extrañadas pero sin preocuparse demasiado, de hecho quien estaba más sorprendida era Rena.


- Wow… Pensé que eso sería un problema mayor, pero parece que no.


- Puedes confiar en nosotras, Rena.


- Yo sé que sí, gracias Eve, gracias Joan… Nos veremos pronto.


Acto seguido Rena se desvaneció en el aire, dejando la casa.


- Bueno… ¿Dónde estábamos? –Dijo Eve mirándome, antes de que el abrazo grupal regresara.


Y así empezó esta nueva etapa en mi vida, sólo quedaba esperar a que Rena regresara en unos meses y, hasta entonces, pasarla bien con las chicas Turner un poco más, en tan poco tiempo sentí que eran como mi familia, una verdadera familia…

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