- Text Size +

Rachel cargó su puño izquierdo para impactar con Rebecca, quien lo detuvo con su puño derecho causando una explosión sónica momentánea, que quebró los vidrios de muchos edificios a 1 km a la redonda, rápidamente mi linda usó su otro puño para golpearla en la cara, pero la Diosa se agachó deprisa usando el movimiento de sus piernas para derribar a mi novia, quien cayó de espaldas con los brazos extendidos.

 

- ¿Tan pronto te cansas? ¡Patética!

 

Rebecca se acercaba a Rachel, quien logró reaccionar a tiempo y levantándose con los brazos en el suelo se empujó con las piernas hacia Rebecca, dándole en estómago muy duro lo que dejó ver que no sólo tenía rojo el cabello debido a la sangre que escupía.

 

- ¿Decías?

 

Debido a nuestra conexión sentía como el poder en el catalizador aumentaba lentamente, mucho más lentamente que en el primer ataque de Rebecca, parece que el combate cuerpo a cuerpo no robaba casi nada de magia, pero había que seguir, al menos un poco más hasta tener el suficiente poder para usar ataques mágicos contra la Diosa.

 

El golpe la hizo retroceder y rápidamente Rachel se paró de manos a su lado y le hizo la llave de Sonya Blade, agarrando su cintura con sus piernas, apretó lo más duro que podía, drenando poder mágico por cada Joule que generaba su agarre. Aun así no duró tanto como quisiera, ya que Rebecca desplegó luego de un grito una onda sónica que no solo hizo volar por los aires a mi novia, sino que desmoronó casi todos los vidrios de la ciudad al unísono, una tortura para nuestros oídos.

 

- ¡Te crees tanto con el poco poder que tienes, serás una giganta pero YO SOY UNA DIOSA!

- Bueno, si lo eres…

 

Hubo un silencio por un segundo por eso último, pero yo sonreí al saber que venía a continuación.

 

- ¡ERES LA DIOSA DE LAS PERRAS!

 

Entonces Rachel se impulsó con sus piernas hacia Rebecca, tacleándola y dejándola de espaldas al suelo, no sin antes aplastar a cientos de creyentes en el camino. Fue ahí donde empezó el festival de golpes, con sus puños cargados mi Diosa le dio a la perra golpe tras golpe, en la cara, en el estómago, en el pecho, todos impactando y estremeciendo el suelo alrededor de tal encarnizada batalla, la teníamos contra las cuerdas.

 

- ¡ERES UNA MALDITA ZORRA, COMO PUDISTE LLEVAR AL MUNDO A ESTE ESTADO, NO ME IMPORTABA ANTES, PERO VIENDO AHORA LO QUE HICISTE NO MERECES LLAMARTE DIOSA, ERES UN DEMONIO!

 

De pronto las lágrimas empezaron a brotar del rostro de Rachel… Y en el mío.

 

- Pero lo peor de todo… ¡MATASTE A STACY! ¡ELLA ERA MI MEJOR AMIGA, MI HERMANA, MANDARÍA TODO AL CARAJO, PERO POR SU MUERTE HOY TE MUERES TU!

 

Es posible que el dolor que sentía Rebecca por los golpes no se compare al que sentíamos ambos en ese momento, era cierto, podíamos excusarnos en querer salvar al mundo, pero a la mierda ellos, solo queríamos salvar a Stacy. Cada golpe le dio mucha magia a mi Diosa Rachel, pero había un problema.

 

Al golpear tanto el rostro de Rebecca descuidamos ver sus manos, el canal de su magia, y ella dio un destello tan fuerte que incluso de espaldas nos nubló la vista. Fueron unos pocos segundos, pero al poder ver una vez más hubiéramos deseado quedar ciegos, Rebecca nos había encogido a tal punto que mi Rachel parecía una muñeca en comparación, y una asustada tanto como yo al ver la enormidad de la pelirroja elevando su pie derecho sobre nosotros.

 

- ¡Valla valla! ¿Sabes? No llegué a ser Diosa así de la nada, trabajé, maté a muchos, más o menos no importa, si me dejara llevar por emociones estúpidas no merecería estar donde estoy, no merecería que cada día miles de personas adoren mis pies ¿quieres una probada?

 

Con un golpe seco Rebecca bajó su pie sobre nosotros, cubriendo por completo el cuerpo de Rachel, quien junto al mío gemíamos de dolor.

 

- No necesitaba forzar a mis creyentes para que me adoraran, ellos mismos lo decidían, todos los que viven aquí lo hacen porque me adoran como la Diosa que soy, pero creo que tú necesitas un empujón.

 

Acto seguido la perra pelirroja chasqueó sus dedos y mi Rachel empezó a lamer los sucios dedos de sus pies, la magia la obligaba pero ella trataba de resistirse, por desgracia fracasando. Su cabeza estaba justo entre sus enormes dedos, los cuales lamió de arriba abajo, incluso entre ellos donde había mucha mugre y hasta pequeños cuerpos de reducidos, y obviamente sentía eso en mi boca también. Adoro lamerle los pies a mi Diosa, y de cierta forma disfrutaba con las otras, pero esto era algo insoportable en todos los sentidos.

 

De pronto Rachel dejó de lamer, lo que por desgracia no quitó ese amargo y salado sabor de nuestras bocas, pero no podíamos preocuparnos de eso ya que vimos como la mano de Rebecca nos levantó hasta llevarnos frente a su rostro.

 

- Qué… No lo puedo creer… ¡ERES TÚ GERA! Estuviste en su cabeza todo este tiempo, valla.

 

¡Maldita sea! Había descubierto donde estaba, y seguro también el…

 

- ¿Hechizo de vinculación? De que otro modo no te caerías, idiota. Pero si estabas vinculado a esta perra ¿Te gustaron mis pies?

- ¡SÍ ME ENCANTARON!

 

¿Qué? Ahora me estaba obligando a mí a hacer su voluntad, y aunque Rachel lo sentía, aun así me dolió que tuviera que escuchar eso.

 

- Ohh que dulzura… Dulzura… ¿Saben qué? Me cansé de juegos, y creo que hoy comeré un poco antes de la hora ¿les parece bien?

 

Entonces Rebecca inclinó su cabeza hacia atrás, puso una mano en sus caderas y la otra sosteniendo a Rachel (y a mi) boca abajo viendo el abismo que eran sus fauces.

 

- ¡Adiós hijos de perra!

 

La pelirroja no vaciló, soltó del tobillo a mi novia y ambos caímos dentro de su boca. Me costaba creer que ese sería el fin, todo por lo que pasamos para terminar devorados por la zorra de Rebecca, ninguno quería imaginarlo, pero la saliva que restregaba sobre nosotros con su lengua lo hacía muy evidente, ese iba a ser el fin…

You must login (register) to review.