- Text Size +

Estaba sostenido por un par de uñas largas pintadas de violeta que se apretaban a ambos lados de mi torso, y le pertenecían a alguien cuyo rostro nunca olvidaré, era Elena Roth. Vestía la misma ropa con la que la vi en mi sueño, aquella túnica negra bordada con morado, seguramente sea la vestimenta de las hijas de Axis, recordando lo que nos dijo Rena. También nos encontrábamos en la que parecía ser una habitación de hotel, nunca había estado en una pero se reconocerlas por las películas, y esta se veía bastante lujosa debo decir, con un gran ventanal a un lado que daba a casi todo el pueblo, por lo que noté que seguíamos en Rachelton, la puerta de lo que parecía ser un gran baño al otro, y una cama enorme con madera tallada en el centro, junto con otras cosas que no podía ni empezar a imaginar en tener. Era obvio que de alguna manera usó su magia para transportarnos aquí, pero la pregunta es ¿por qué?

 

- Vaya vaya vaya, no voy a mentirte Adam, capturarte fue mucho más difícil de lo que pensé, hasta yo tuve que intervenir. –Dijo, dejándome escuchar con claridad su vos, que tenía un leve acento de Europa oriental.

- Eres… Elena Roth.

- En carne y hueso.

 - ¿Qué quieres de mí?

- ¿Yo? No mucho, el capturarte es algo que beneficiaría más a tu… ¡No! Me dijo que ella se presentaría contigo, no te diré nada… Y creo que tú tampoco a mí.

- Nunca…

- ¿Estás seguro? –Empezó a apretarme entre sus uñas con más fuerza, mi Toque Divino evitaba que fuera apuñalado, pero si dolía, aunque no lo hizo por mucho rato.

- Ahh…

- Tranquilo, no voy a matarte, yo no. Igual sólo quiero molestarte, no necesito que me digas nada, escuché toda su pequeña charla en el parque, tenía mis sospechas de que alguien me estaba siguiendo, ¿pero Rena Ramos? Ella es una leyenda, y un problema… Pero no estaremos aquí mucho tiempo, este es sólo un punto de transición hasta que nos transporten a nuestro lugar de encuentro, por seguridad. Tampoco quiero aburrirte con mis planes o lo que te pasará, tengo una mejor idea.

- ¿Una mejor idea…?

 

Luego de darme una sonrisa macabra, ella me lanzó sólo con sus dedos hacia la cama, pero reboté en el borde de madera y me estrellé contra el suelo, y seguramente eso era lo que quería desde el principio. Desde abajo podía verla desde la perspectiva más imponente posible, y esa sensación se vio reforzada cuando sus habilidades mágicas hicieron acto de presencia. Su túnica y sus botas de cuero negras se empezaron a desmaterializar, dejando una estela oscura que se concentró en un tatuaje con forma de A que tenía en el antebrazo, dejándola desnuda y desapareciendo la marca. Era obvio que quería “jugar” conmigo, pero yo no quería eso, y trataría de oponerme.

 

- ¿Sorprendido Adam?

- He visto mejores.

- Ah, con qué piensas resistirte ¿eh? Vamos, es sólo un juego, ven y arrástrate a mis pies.

- No lo haré, tu… ¡Eres la villana, no pienso someterme ante ti!

- ¿Villana? Por favor, no me hagas reír, aquí no hay héroes o villanos, sólo hay magia, y las que se atreven a usarla sin miedo, como yo ahora mismo…

 

De pronto sentí algo raro, un cosquilleo extraño recorrió mi cuerpo e hizo que me pusiera en 4 sobre el suelo, y peor, que empezara a arrastrarme.

 

- Me… ¡Me estás…!

- ¿Controlando? Pues sí, recuerda que fui yo quien te maldijo, tengo el control absoluto de tu cuerpo, así que lo quieras o no vamos a jugar.

 

Ella me controlaba como a una marioneta, su magia eran los hilos invisibles que me harían hacer algo que no quería, que me movían lentamente hasta sus pies, hacia sus dedos, y a el espacio entre ellos, donde mi lengua empezó a lamer. El olor era nauseabundo y el sabor todavía peor, no sé cómo funcione el lavado de la ropa mágica o si existe siquiera, pero pareciera que había usado aquellas botas durante años. Lo peor era que no podía evitar respirar, todo mi cuerpo estaba a las órdenes de Elena, salvo mi mente. Esta no era la humillación típica a la que me sometía mi familia, o el hacerlo por gusto como con las Turner, aquí era literalmente control absoluto, y no quería someterme a ello, y aunque por momentos sentía que podía resistirme, inmediatamente después me encontraba dando otra lamida como un perro a sus pies.

 

- ¡Jajajaja! Eres natural en esto, tu familia te enseñó bien… Pero ya me aburriste, ven aquí. –Ella me elevó con su magia a la altura de su rostro mientras se sentaba en el borde de la cama, me dejó caer en su palma de un momento a otro, y sentí como el control poco a poco se esfumaba. –Ok, ¿te gustaron mis pies?

- ¡APESTAN! –Exclamé, escupiendo aquel sabor lo más que pude.

- Ah no seas así, se les lamías los pies a tus hermanas y a tu madre siempre, ¿acaso no te terminó gustando?

- ¡Si! ¡Digo no! Digo… Ese no es el punto, lo hacía porque ellas me lo ordenaban.

- Por eso no puedo entenderte, con ellas si pero conmigo no, por suerte yo no seré la que tenga que sacrificarte, y si pensabas que mis pies apestan… Bueno…

 

En ese momento volví al levitar en el aire y ella se acostó de lado sobre la cama, y jalándome hacia ella con su magia. A principio pensé que me dirigía a su vagina, pero de pronto mi dirección cambió hacia otro lado, y pude ver con claridad que juego quería jugar ahora, me estaba acercando a su ano.

 

- ¿Qué, no vas a suplicar piedad? –Permanecí en silencio a pesar del miedo, no le daría esa satisfacción. –Bueno, eres muy aburrido…

 

Fue entonces cuando mi rostro rozó su esfínter, siendo restregado por todos lados antes de que me presionara ligeramente, pero lo suficiente como para ser engullido por su culo. Ya no sentía la magia sosteniéndome, pero de todos modos seguía adentrándome más y más en su recto, y es que este mismo con su propia fuerza me estaba empujando hacia adentro. Yo no podía hacer otra cosa que moverme para tratar de escapar, pero apenas lo lograba debido a lo apretada que estaba su cavidad, más aún cuando de pronto me quedé con menos espacio que antes, ya que uno de los costados empezaba a empujar y palpitar, y efectivamente ella se estaba masturbando. Conmigo en su ano y con sus dedos en su vagina, Elena sentía un nivel de placer que se comparaba a mi nivel de humillación, de proporciones astronómicas. Traté de no respirar y mantener mi mente en blanco, y por lo pronto lo logré, aunque al parecer demasiado rápido, porque sentí que me estaba desmayando. Fue allí donde pasó algo extraño pero familiar, me encontraba a mí mismo en aquel limbo blanco, pero no podía ver a nadie, unos segundos después escuché que a lo lejos gritaban mi nombre: “Adam” “Adam” “¿Me escuchas?” “¡Adam!” Era una voz familiar y empecé a seguirla, hasta que pude ver de dónde venía, de Rena.

 

- ¡RENA!

- ¡Adam! ¡Escúchame, no tenemos mucho tiempo, dime en donde estás!

- No lo sé bien, pero es un cuarto de hotel muy lujoso, por la ventana se ve casi todo Rachelton.

- Un hotel con esa vista… Creo que ya sé dónde estás, resiste un poco más, iremos a…

 

Antes de terminar de oír lo que me quería decir, recuperé un poco la conciencia saliendo de mi estado de Toque Divino, al parecer Elena empezó a presionar su ano para sacarme como si fuera su mierda, cosa que hizo en cuestión de segundos, dejándome tirado en la cama cerca de un “charco” de esperma. Noté que ella estaba recuperando el aliento, antes de volver a hablar.

 

- Ufff… Al menos sirves para algo, pequeño… No me sentía así desde mis últimas vacaciones en Rumania, tal vez si tenemos tiempo antes del ritual ella me deje llevarte a…

 

En eso alguien tocó suavemente a la puerta de una manera única, como en código, y no sabía si sería Rena o sus compañeras, todo podría mejorar o empeorar en cuestión de segundos.

 

- ¡Ya abro! No pensé que llegarían tan rápido, no te muevas pequeño, aunque dudo que puedas de todos modos, jejeje.

 

Dicho eso Elena se paró de la cama y activó su tatuaje, quedando vestida igual que antes en cuestión de segundos, para luego pasar a abrir la puerta. Me pareció que ella reconoció aquel toquido, por lo que debía ser alguna especie de contraseña de su culto, mis esperanzas de ser recatado se tumbaron de golpe, aunque de igual manera subieron poco tiempo después, ya que casi al momento que puso su mano sobre la puerta, esta se prendió en llamas y del pomo salía mucha electricidad, lo que tiró a la bruja al suelo. La puerta cayó abajo y pude ver a Rena, Eve y Joan entrando a la habitación.

 

- ¡Adam! –Dijo Eve al verme sobre la cama, se acercó y me tomó para abrasarme y besarme, pero por suerte…

- ¡No me beses!

- ¡Por…! –Eve vio en donde estaba y entendió lo que pasó. – ¿Acaso ella te metió en su…?

- Ano… Sólo allí… Por suerte.

- Que alivio, me alegro… ¡No! No me alegro de que te metiera en su… Me refiero a que…

- Eve…

- ¿Sí?

- Yo también te extrañé, gracias por rescatarme.

- No fui yo, Rena con sus poderes mágicos logró contactarte con ese Toque Divino, no sé muy bien cómo.

- Rena…

 

Ella estaba inmovilizando a Elena con una especie de lazos hechos de magia, a la par que Joan apagaba el fuego de la puerta con un extintor. Rena puso una mano sobre su cabeza, como si tratara de hechizar su mente.

 

- Ella también tiene el Toque Divino, no puedo indagar mucho en su cerebro.

- ¿Entonces qué hacemos? Ella ya vio nuestras caras, mi familia está en peligro. –Exclamó Joan.

- Claro que no, usaré esta oportunidad para borrar sus rostros de su mente en lugar de para buscar su guarida, así que salgan de aquí antes de las vea de nuevo.

- Rena, pero… –Dijo Eve.

- Sólo háganlo, la transportaré a un lugar seguro y luego me reuniré con ustedes.

 

Eve quiso rechistar, pero Joan puso una mano en su hombro y dijo:

 

- Gracias Rena, buena suerte.

 

Joan y Eve empezaron a correr antes de que yo pudiera hablar, bajando rápidamente por la escalera de incendios hasta finalmente salir afuera del hotel por la parte posterior. Nos escondimos en unos matorrales por si acaso, hasta que al fin y luego de recuperar el aliento Eve volvió a hablar.

 

- Diosa mía, ya estamos a salvo Adam.

- Eve… Rena…

- Lo se Adam, Rena fue muy noble al protegernos. –Dijo Joan.

- No es eso… Rena, ella debe saber una cosa… Elena… Sólo estaba esperando a que las hijas de Axis…

 

No terminé de hablar cuando de pronto todo se sacudió, hubo una gran explosión en el último piso del hotel, justo donde estuvimos hace apenas un par de minutos, y donde Rena estaba ahora. Eve gritó el nombre de su amiga, y el rostro de Joan también notaba el repentino impacto que sufrió, junto con un atisbo de duda que se reflejaba en su mirada, y no tardé mucho en notar por qué.

 

- Eve, no mires, date vuelta… ¡Date la vuelta, por favor!

 

Entre lágrimas Eve obedeció a su madre, yo le dije que todo saldría bien, ya que por el rabillo del ojo logré ver como Joan se desvaneció rápidamente, iba a ayudar a Rena. Fueron unos segundos muy angustiantes para mi querida Eve, pero ella no se volteó, yo seguía viendo disimuladamente, pero con miedo a que haya pasado lo peor… Por suerte me equivoqué, ya que de repente Joan regresó cargando a una muy mal herida Rena, pero aún con vida, y Joan al fin llamó a su hija.

 

- Hija…

- ¡RENA!

- Ayúdame a subirla al auto, ya llevaremos a casa esta noche.

 

Sin titubear ambas la recostaron en la parte de atrás y entraron conmigo en los asientos delanteros, partiendo nuevamente rumbo a la casa, aunque no por el mismo camino ya que Joan tomó algunos desvíos en la ruta, como para asegurarse de que nadie nos seguía. Hubo silencio desde el inicio, Eve trató de respirar y calmarse, y de repente dijo algo que, aunque evidente, no dejaba de ser impactante.

 

- Mamá… ¿Cómo salvaste a Rena?

 

Joan y yo nos quedamos de piedra, pero no tanto como con lo siguiente.

 

- ¿Tú también eres bruja, verdad?...

You must login (register) to review.