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Estaba aterrado. No solo me había encogido sin ninguna razón aparente, sino que mi hermana se dirigía hacia mí y no sabía que yo estaba en el suelo, con mucho miedo al verla acercarse rápidamente con sus pies descalzos, y de inmediato pasó por mi mente la idea de que estaba a punto de pisarme. Grité su nombre pero no me escuchó, agité mis brazos como loco pero eso tampoco hizo diferencia, su acercamiento era inminente, por lo que simplemente me cubrí la cara para no ver como el enorme pie de mi hermana de 14 años me aplastaba completamente… Pero eso no pasó.


 


Luego de un tiempo considerable sin que nada ocurriera levanté la mirada y vi que ella se había metido al baño a ver si yo estaba ahí, aparentemente su pie pasó de largo y no me aplastó. Sentí alegría de seguir con vida, pero logré caer en cuenta de que debía salir de su camino, porque cuando regresara era posible que no corriera con tanta suerte. Aun así me preguntaba qué es lo que haría después, estaba reducido y nadie lo sabía, evidentemente necesitaba la ayuda de alguien, pero ni mi madre ni Hilary eran opciones convenientes, de ninguna manera. Por otro lado Holly era una de las 2 personas en las que confiaba ciegamente, y si bien casi me pisa hace unos momentos, si logro llamar su atención podría conseguir que me ayudara con este problema de alguna manera. Se me prendió el foco poco después, ella vino a buscar las servilletas del KFC que me dio, las cuales estaban en el suelo al lado de mi cama, por lo que con todas mis fuerzas corrí hasta donde estaban y me subí en ellas. Holly no tardó en salir de mi baño poco después.


 


- Creo que volvió a irse temprano a la escuela, bueno, no puedo culparlo… Ahora ¿Dónde dejó las servilletas? –Dijo Holly mientras inspeccionaba mi habitación, hasta que puso su vista sobre los arrugados trozos de papel, en donde yo estaba. Luego de recogerlos yo me aferré duro a ellos, mientras seguía gritando el nombre de mi hermana sin éxito en que me escuchara. Ella bajó a la cocina para botarlos a la basura, y si lo hacía debía dar mi vida por terminada, por lo que grité mucho más fuerte para que me escuchara.


 


- ¡HOLLY, HOLLY! ¡SOY YO, ADAM, ESTOY AQUÍ EN LA SERVILLETA! ¡HOLLY!


 


Gritar su nombre no sirvió, por lo que en un arrebato desesperado usé lo último que me quedaba de voz y grité:


 


- ¡¡¡CONEJITA!!!



- ¿Adam? ¿Estás aquí? ¿Dónde estás?


- ¡¡¡SÍ, CONEJITA, ESTOY EN LA SERVILLETA, MÍRA LA SERVILLETA!!!


 


Ella lo hizo y me vio ahí encogido, pegó un pequeño grito soltando la servilleta, la cual calló dentro del cubo de basura junto conmigo. Traté de arrastrarme fuera y gritar “Conejita” para que me oyera, y luego de un minuto vi su enorme mano la cual me recogió, dejándome recostado en su palma frente a su rostro.


 


- Adam… ¿En serio eres tú, qué fue lo que pasó?


- No tengo idea, Conejita, gracias por salvarme.


- Ni lo menciones… Cielos, esto es de locos.


 


Procedí a contarle todo lo que había pasado desde que desperté, no fue mucho y tampoco reveló nada sobre mi situación, ya que Holly estaba tan extrañada como yo.


 


- Ya veo, bueno si tú no sabes qué fue lo que pasó, menos lo voy a saber yo, hermanito.


- Aun así, no sé como pero tienes que ayudarme.


- Eso es obvio, si mamá o Hilary descubren que te pasó… No quiero ni pensarlo.


- Tampoco yo, pero…


 


Dejé de hablar ya que tanto yo como Holly escuchamos algo que nos heló la sangre.


 


- ¿Holly, hija, estás ahí?


 


Evidentemente era mamá, Harriet Hudson, la última persona que quisiera ver estando en este estado, y tanto yo como Holly veíamos venir que esto era muy malo.


 


- Emm… Sí mamá.


- Es muy temprano, ¿qué estás haciendo?


 


Holly no tenía mucho tiempo para pensar, mamá se estaba acercando a ella y debía esconderme en algún sitio, pero estaba en pijama y no tenía bolsillos, por lo que no sé qué pasó por su mente, pero levantó un poco sus bragas y me dejó caer ahí dentro.


 


- Estaba buscando algo.


- ¿Qué cosa?


- Emm… Uno de mis aretes.


- Tú no usas aretes… ¿Qué está pasando?


- Es que…


- Holly, soy tu madre, dime la verdad ahora mismo.


- Bueno… No son mis aretes, eran para Hilary por su cumpleaños el mes que viene, los compré sueltos ayer en el descanso y se me debieron haber caído, y como Adam barrió pensé que estarían en la basura… Pero no los encontré.


 


Holly era brillante, no sé si mamá se tragaría eso, y a decir verdad no estaba pensando tanto en ello, ya que me encontraba cara a cara con su enorme vagina, que era mucho más grande que yo, podría devorarme entero si me descuidaba, por lo que me apegué mucho a la tela de sus bragas para evitar acercarme a sus enormes labios inferiores, mientras mi madre escuchaba a mi hermanita.


 


- Ya veo… Y no querías decirme para no arruinar la sorpresa, ¿cierto?


- Ajá, así es.


- ¡Muy mal! Debiste acudir a mí, mira, luego de la escuela te recogeré para que las 2 vallamos al distrito de lujo para que elijas unos aretes mucho mejores, ¿te parece?


- ¡Es una buena idea mamá, gracias! Y no le digas nada a Hilary.


- Por supuesto que no… Oye, ¿por casualidad has visto a Adam? Pasé por su habitación y no estaba.


- Bueno… Ayer se fue temprano, tal vez hoy hizo lo mismo.


- Puede ser… Como sea, aun no son ni las 6 de la mañana, ve a dormir un poco que hoy tienes práctica de Futbol, capitana.


- Eso haré mamá… Oye, ¿hoy vas al trabajo? Lo digo porque ahora pensaba bañarme.


- Hoy no querida, la ducha es toda tuya.


- ¡Gracias!


 


Holly corrió por las escaleras y se dirigió al baño, abrió el agua caliente del lavabo y de la ducha y me sacó de sus bragas, colocándome sobre la cerámica del lavamanos.


 


- Lo siento, ¿estás bien?


- Si… No te preocupes…


- Escucha, aquí no podemos hablar, me voy a bañar, tu haz lo mismo aquí y te llevaré conmigo a la escuela para que planeemos mejor que hacer.


 


Yo asentí con la cabeza y ambos nos quedamos en silencio. Ella se iba a quitar la ropa por lo que yo volteé y vi que de hecho había dejado corriendo el lavamanos para que lo usara como ducha en miniatura. Pensé en quitarme la ropa pero de hecho ya estaba desnudo, la vergüenza me invadió por un momento ya que no era tan consiente de ese hecho, pero por lo pronto procedí a bañarme para quitarme el olor de grasa de pollo, basura y la vagina de Holly de encima. Al terminar Holly salió de la ducha y se puso la toalla, ya podía voltear así que yo también terminé rápido mi “ducha” y ella me recogió en su puño, para llevarme a su habitación donde me dejó dentro de su mochila de deportes. La ropa de hoy estaba limpia, pero aun así el bolso  como tal olía terrible, pero no era como si me fuera a quejar con ella por eso. Unos 10 minutos después ella me sacó de la mochila y me puso sobre su palma, ya estaba caminando hacia la escuela.


 


- Ya estamos solos, no hay nadie en la calle y ya estamos algo lejos de casa, así que ahora dime si pensaste en algo que podamos hacer hermanito.


- Bueno… No del todo, pero si algo tengo claro es que no puedo regresar a casa así.


- Sí, tienes razón, aparte mamá me vendrá a buscar después de la escuela, creo que no podré seguir ocultándote sin que de mínimo empiece a sospechar.


- Es verdad…


 


De pronto se me prendió el foco, si bien casi no confiaba en nadie en este mundo, y Holly ya no podía hacer mucho más por mí, dadas las circunstancias, por mi mente cruzó el nombre de la única otra persona aparte de Conejita en quien confío.


 


- ¡EVE!


- ¿Cómo?


- ¡Eve, ella definitivamente podría ayudarme!


- ¿Estás seguro?


- Al 100%, sólo confío en 2 personas en mi vida, en ti y en ella, y como tú no puedes hacer mucho más por lo de mamá, Eve es mi única esperanza.


- Ya veo, ¿y qué hacemos?


- Búscala en el primer recreo, si lo haces antes podríamos llamar la atención de sus hermanas y no queremos eso. Entonces le explicamos la situación y me dejas con ella.


- Comprendo, pero hay un problema.


- ¿Cuál es?


- No tengo recreo, todo el primer bloque fue reservado por la entrenadora del equipo para las prácticas.


- Mierda.


- Si, recién estaré libre a la hora de almuerzo.


- ¡Esas son más de 3 horas!


- Así es, ¿estás seguro de que no puedo dejarte con ella antes?


- Para nada, si lo haces el riesgo de que sus hermanas nos descubran es altísimo, y lo que menos quiero es que todo el mundo se entere de esto… Tendré que estar en tu bolso hasta el almuerzo.


- Ni hablar, los guardamos todos al lado de la cancha de Futbol, es muy peligroso dejarte ahí por tanto tiempo.


- Ya veo, ¿entonces qué sugieres?


- Bueno… Creo que tengo una idea… Pero no creo que te guste…


 


Ella procedió a decirme lo que pensaba.


 


- ¡DENTRO DE TU ZAPATILLA! ¡ES UNA LOCURA!


- Piénsalo, tú mismo me dijiste que eres más resistente siendo tan pequeño, quiero decir mides como 1 centímetro, ahí dentro hay espacio y nadie nunca sabrá que estás ahí ni se topará contigo por accidente. Aparte no tengo otro lugar donde ponerte, es ahí o en mis bragas, y ni tú ni yo queremos que eso pase de nuevo ¿verdad?


- Si, tienes razón. Hay que hacerlo.


 


Luego de eso Holly corrió a un callejón y se quitó su zapatilla derecha de deporte, y con cuidado me dejó dentro de ella.


 


- Ve a la zona de los dedos, es la más blanda y hay espacio en la punta. Si estás en problemas sólo golpea mi dedo meñique, así podré sentirte… Lo siento, pero no veo otra salida mejor, nos vemos en unas horas hermanito.


 


Luego de eso mi visión de su rostro fue reemplazada por su colosal pie derecho cubierto con su media blanca de deportes, yo corrí hasta donde me dijo, pegando mi espalda a la punta interior de su zapato, mientras veía como su pie se acercaba más a mí. Por suerte sus dedos se detuvieron poco antes de tocarme, por lo que no me tocó entrar en contacto con su pie… Todavía.


 


Sus pasos eran firmes y sacudían todo mi mundo a cada segundo, trataba de no distraerme para mantenerme de pie todo el tiempo y no chocar bruscamente contra sus dedos, y así estuve un buen rato. No lo sabía con exactitud, pero podía deducir más o menos lo que Holly estaba haciendo en el mundo exterior (de su zapato). Ya había llegado a la escuela y estaba hablando con las que parecían ser sus amigas del equipo de Futbol, no podía seguir su conversación del todo, pero eso me parecía al juntar algunas frases que pude escuchar más o menos claro, al parecer estaban en los vestidores esperando a la entrenadora, y Holly hablaba con total naturalidad, y al rato empecé a pensar que tal vez se haya olvidado que yo estaba ahí. Sea como sea no iba a interrumpirla a menos que sea algo de vida o muerte, y la verdad tampoco la estaba pasando mal, estaba metido en mis pensamientos, pensando en que le diría a Eve cuando la viera. Lo único que me fastidiaba un poco era el olor al interior del zapato. Los pies de Holly no olían mal, después de todo se bañó, pero sus zapatos no, y en ellos aun quedaba impregnada la esencia rancia de su entrenamiento de ayer, entrenamiento que si bien pude experimentar con mi lengua en la tarde, ahora al medir tan poco lo sentía todo mucho peor, y ni siquiera estaba sudando, por lo que no quería pensar que pasaría cuando Holly empezara a jugar.


 


Finalmente la entrenadora llegó, les dio indicaciones a las chicas y todas salieron a la cancha, la hora de jugar había llegado, y empezarían corriendo alrededor del campo de Futbol. Todo dentro del zapato se agitaba bastante por los pasos de Holly, pero yo trataba de mantenerme firme, aunque cada vez mis brazos se cansaban más. Para mi sorpresa logré mantenerme de pie todo el rato que estuvo corriendo, cosa admirable ya que sus pies empezaban a sudar, volviendo algo pegajoso el interior donde me estaba agarrando. Entonces llegó el principio de mi verdadero suplicio, al parecer iban a practicar penales. Creo que Holly no pensó mucho en que zapato ponerme, ella era diestra y seguramente patearía con la pierna derecha, y eso fue lo que hizo. Su tiro fue tan fuerte que yo no pude aguantar más, y me desprendí del borde de su zapato, chocando con la punta de sus dedos sudados. Cuando su pie regresó al suelo, yo no alcancé a pararme antes de que volviera a correr, y terminé debajo de sus dedos de los pies, que poco a poco se estaban empapando de sudor, y a mí con ellos. A pesar de todo no me podía mover, sin importar cuanto lo intentara, sus dedos me tenían firme, era el prisionero de los dedos del pie de mi hermana, y lo fui como por 2 horas. Luego me empezó a dar hambre, recordé que no comía desde anoche, y a pesar del noble gesto de mi hermanita no comí mucho que digamos de todos modos, por lo que me empezaban a sonar las tripas. No sé si era por la desesperación de llevar tanto tiempo bajo el pie de Holly, o la incertidumbre de cuando sería que podría volver a salir, pero vi cerca de mi cara una pequeña pelusa de su calcetín, que para mí era del tamaño de una hamburguesa, y sin pensarlo mucho me la comí. Luego de eso empecé a sentirme cansado, y lo único que podía beber eran las gotas de sudor pegadas a los dedos de mi hermana, cosa que también hice. Luego de tanto rato ya estaba en un estado deplorable, y sólo pensaba en sobrevivir. En el momento menos pensado, el pie de Holly salió de su zapato, dejándome libre. Mi conciencia regresó a mi cuerpo, y vi como estaba pegado con su sudor en el fondo de su zapato, justo sobre las marcas que dejaron sus dedos en la suela. Vi que 2 de sus dedos de la mano entraron en el zapato y me sacaron, nuevamente me encontraba en un baño (esta vez el de la escuela) viendo el enorme rostro de mi hermana menor.


 


- Santos cielos, hermanito, ¿estás bien? ¿Hermanito?


- Sí… Estoy… Bien, Conejita… Sólo algo agotado.


- En serio lo siento, espero que no estés enojado conmigo.


- No te preocupes, estamos bien… Sólo báñate bien hoy, ¿ok?


 


Ella se rió de mi chiste, y a pesar de mi apestosa experiencia mis convicciones eran las mismas, no quería ver sufrir a mi hermana menor, mucho menos por mi culpa, así que traté de mantenerme lo más fuerte posible, a pesar de las circunstancias.


 


- Muy bien, ahora aguarda en mi puño de nuevo, iré a buscar a Eve para que hablemos los 3 en un lugar privado… Más privado que el baño.


 


Dicho y hecho, todo se oscureció ya que Holly me cubrió con sus dedos, no me apretó para nada, es más se notaba mucho cariño y preocupación en su agarre, siempre me pregunté cómo es que Holly era tan diferente a mi hermana mayor y a mi madre, era amable, compasiva, carismática, no sé si sea porque somos más cercanos en edad, o simplemente así es ella, pero la amo mucho y siempre estaré agradecido con ella por lo que hizo, sin importar que haya usado sus pies para ayudarme. Al poco rato escuché que ambas chicas se reunían.


 


- Hola Eve.


- ¡Hola Holly! Hace tiempo que no te veía. Oye, ¿por qué Adam no vino a clases?


- De eso quería hablar contigo, ¿puedes acompañarme?


- Está bien, pero por favor no tardes tanto, le prometí a mis hermanas almorzar juntas en la cafetería.


- Es complicado, no sé si pueda ser breve.


- ¿Le pasó algo malo a Adam? ¿Está bien? ¿Las otras le hicieron algo?


- Tranquila, nada fuera de lo común pasó con ellas… Pero mejor te sientas cuando te lo diga.


- ¿A dónde me llevas?


- Al cuarto de limpieza, nadie puede oír lo que debo decirte.


- Me estás asustando, Holly.


- Tranquila… Ya casi llegamos… Entremos.


- No se… ¡Ya dime lo que le pasó a Adam!


- ¡No puedo! Es complicado… ¿Confías en mí?


- …


- Sabes como soy con él, no soy como mi familia.


- Lo se… Ok vamos.


 


Ambas entraron en el armario del conserje, notaba mucha preocupación y ansiedad en la vos de Eve, por lo que no sabía muy bien cómo reaccionaría.


 


- Mira Eve… Esta mañana fui a despertar a Adam, y cuando lo encontré, pues…


 


Mi hermanita abrió su puño, revelando mi pequeña figura frente a la giganta Eve.


 


- ¡¡¡Diosa mía!!!


- Shhh… No grites, por favor.


- ¿Adam, que le pasó?


- Pues parece que se encogió, obvió.


- ¡Eso lo puedo ver! ¿Adam?


- Aquí estoy Eve, me alegra verte.


- A mí también pero, ¿cómo pasó esto?


- No tengo idea, cuando desperté ya estaba así, le pedí a Holly que me ayudara, y quería que tú también lo hicieras.


- Por supuesto, ¿cómo puedo ayudar?


- Si mi mamá descubre que tengo a Adam así, sólo Rachel sabe lo que le podría pasar, temo muchísimo por su seguridad, así que hasta que regrese a la normalidad no puede quedarse en nuestra casa. –Dijo Holly.


- Así es, por eso quería pedirte que, por favor, me dejes quedarme contigo, Eve.


- Quieres… ¿Vivir conmigo?


- No quiero importunar, es sólo hasta que averigüemos quién me hizo esto y cómo podemos revertirlo…


- ¡Claro que puedes venir conmigo!


 


Mi hermana y yo nos quedamos helados, no había terminado de hablar y Eve ya había aceptado. A pesar de todo no me sorprende, ella es mi mejor amiga, le confiaría mi vida y de cierta forma es lo que le estoy pidiendo, y no lo habría hecho sabiendo que me extendería la mano para ayudarme.


 


- Gracias Eve, en serio muchas gracias.


- No hay de que Adam, para esto estoy.


- También debo agradecértelo Eve, yo ya me voy, pero por favor mantenme al tanto siempre que puedas sobre cómo está mi hermano, confío en que estará bien, pero es más que nada para que no pierda la cabeza.


- Tranquila Holly, yo te mantendré al corriente, y trataré de averiguar qué fue lo que le pasó a Adam.


- También investigaré por mi cuenta… Adiós Hermanito.


- Adiós Conejita.


 


Dicho esto Holly salió del pequeño cuarto, y me quedé a solas con Eve. Pude notar al fin lo colosal que era, aquella chica que era un poquito más baja que yo, ahora era más grande que un rascacielos comparado conmigo, y aunque de cierta forma todo esto me intimidaba, pude notar como nunca antes lo hermosa que era. Su precioso rostro, su largo y sedoso cabello rojo, sus seductores ojos color avellana, por dios antes no me daba cuenta, pero tenía a toda una diosa de la belleza como mejor amiga.


 


- ¿Adam, por qué me miras así?


- ¡¿QUÉ?! Bueno… Es que es raro verte tan grande.


- Y para mi es raro verte tan pequeño… Ay, esto me toma por sorpresa, nunca pensé que algo así pasaría.


- No temas, lamento tener que acudir a ti, no quiero agobiarte pero no tengo a nadie más.


- Te entiendo… Está bien, voy a cuidar de ti y juntos averiguaremos que fue lo que pasó contigo, te lo prometo.


- Gracias Eve, sabía que no me defraudarías.


- Ni lo menciones… Pero ahora tengo que ir a comer con mis hermanas, y luego toca la exposición con la profesora Mason, y luego me iré con mis hermanas a casa… Ay, donde te pondré para que no te vean… ¿Adam?


- ¿Sí?


- ¿Puedo ponerte aquí? –Dijo Eve señalando sus pechos.


- ¡¿Cómo?!


- Si no quieres no, es sólo que…


- Está bien, puedes hacerlo Eve.


- ¿En serio?


- Si, Holly ya me escondió en otros 2 lugares, y ninguno fue ese.



- Ya veo, no preguntaré, pero agárrate fuerte.


 


Luego de eso Eve abrió un poco su blusa y me colocó dentro de su sostén, en su pecho izquierdo. Podía sentir los latidos de su corazón, y de cierta forma eso me tranquilizaba, ahora estaba con Eve, y tenía plena confianza en que todo a partir de ahora saldría bien… De haber sabido…


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