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Lisa se dirigió a su habitación, que se encontraba cerca de la de Dead, pude notar entonces la disposición de la casa, al menos la del segundo piso, estaba en un pasillo con una escalera que bajaba en un extremo y otra que lo subía en el otro, en las paredes del pasillo habían 4 puertas, una era la del bajo, 2 correspondían a las habitaciones de Dead y Lisa, y la cuarta no lo sé, pero tenía que ser la de otra hermana de Eve. El cuarto de Eve estaba en otro pasillo paralelo a este, el cual se conectaba en medio, llevando al otro lado de la casa, y ese pasillo por lo que vi tenía una disposición similar: Un baño, el cuarto de Eve, y otras 2 habitaciones para otras hermanas. Habían 3 a las que no había entrado, supongo que una sería la de Abby, otra la de Marcy, y otra la de su madre supongo, aunque no estoy muy seguro, y tampoco tenía ganas de averiguarlo. Finalmente Lisa entró a su cuarto y se sentó frente a su escritorio, dejándome en él y apuntándome con la luz del flexo para verme mejor, como si viera un germen en un microscopio (y así me sentía). Luego de unos segundos rompió el silencio.

 

- Como pensaba, eres el amigo de Ivy, Adam ¿verdad?

- Sí…

- ¿Por qué tan serio? ¿Acaso te doy miedo? Jejeje.

- Bueno, un poco, pero es normal.

- Creo que si, en tu condición cualquier cosa más grande que tu es una amenaza, como eso. –Lisa golpeó la mesa con su puño muy cerca de mí, haciéndome gritar de repente. –Ahora será mejor que me digas la verdad, ¡¿Qué estabas haciendo con mi hermana?!

- ¡Nada malo, lo juro, ella fue quien estaba jugando conmigo!

- Parece factible, ¿pero por qué Dead perdería el tiempo con un pequeño bicho como tú? ¡¿Acaso ella te encogió?!

- No.

- ¡¿Te hizo leer sus libros?!

- No…

- ¡¿Te topaste antes con Marcy?!

- ¡No! –Era raro que ella también me preguntara eso, pero algo más llamó mi atención. –Espera, ¿Cuáles libros?

- ¿Cómo? Ya veo, ella no te dijo nada de eso… Entonces yo tampoco lo haré, pero será mejor que tu si empieces a hablar, porque de lo contrario… –Ella volvió a golpear su puño contra el escritorio, aún más cerca de mí.

- ¡OK, OK, NO ME LASTIMES, HABLARÉ! Pero es una larga historia.

- Tengo tiempo, escupe.

 

Al igual que con Roxy, empecé a hablarle de toda mi travesía a Lisa desde que me encogí hasta este momento, obviando las partes más obscenas para evitar que se enojara más conmigo, ya que lo que dijo era cierto, me aterraba la escala titánica de su figura y su capacidad ridícula de acabar conmigo cuando quisiera.

 

- Ya veo… ¿Entonces Dead hizo que la sirvieras como un esclavo?

- Así es, pero fue un juego nada más.

- Mmm no lo creo, ella puede aparentar ser muy dura y apática en el exterior, pero se parece más a mí de lo que le gustaría admitir.

- Si, creo que lo noté, fue muy efusiva varias veces, me sorprendió.

- No lo dudo… Oye, ¿mencionaste que todo fue por la excusa de dejarte dormir en su habitación?

- Sí, pero no sé si fue una excusa.

- Si lo fue, te digo que ella se parece a mí, es algo parecido a lo que yo habría hecho, y ahora que lo pienso…

 

Rápidamente Lisa bajó su puño sobre mí, pero en lugar de aplastarme me agarró en su mano y me llevó frente a su cara, muy parecido a como lo hizo antes su hermana gemela. Apenas tuve tiempo de reaccionar, y menos con lo que dijo después.

 

- Dadas las circunstancias entenderás que no voy a permitir que duermas con mi hermana, pero estoy de acuerdo con que no podemos despertar a Ivy, así que quiero que lo digas.

- ¿Cómo?... Ah… ¿Me puedo quedar a dormir en tu habitación?

- Sí, puede ser, pero quiero me lo supliques… Esclavo, jijiji.

Con eso último entendí por dónde iban los tiros. Lisa pudo haberme llevado consigo para proteger a Roxy en un principio, pero se estaba aprovechando de la situación para tenerme a su disposición, aunque de una forma mucho más directa que Roxy. No podía hacer nada contra eso, así que decidí seguirle el juego, después de todo ella era la hermana Turner que más miedo me daba su presencia, al menos hasta ahora.

 

- Oh, Diosa Lisa, no soy digno ni de ser la tierra que pisa, pero por favor le suplico que en su divina voluntad, me deje pasar la noche aquí, se lo ruego.

- ¡JAJAJAJAJA! Parece que has tenido práctica. Pero aun así no me termino de convencer, creo que lo mejor será que demuestres que mereces lo que me pides.

- ¿Y cómo haré eso, Diosa Lisa? –Luego me arrepentiría de haber preguntado eso.

- Bueno, tengo varias ideas, jeje.

 

Acto seguido ella me dejó en el suelo en medio de su cuarto, y sin previo aviso empezó a desnudarse, dejando caer su ropa cerca de mí como si no fuera la gran cosa. Su cuerpo era verdaderamente hermoso, muy bien proporcionado y de tetas bastante grandes. Su cabello pelirrojo que colgaba de una cola de caballo estaba muy bien cuidado y reluciente, y si no fuera por su peinado diría que era una de esas Diosas de la mitología Griega, porque su cuerpo era digno de la escultura más hermosa que haya visto. Toda la fascinación que sentía por su figura en ese momento se vio reflejado en mi pene, que quedó erecto a una velocidad impresionante, algo que aquella diosa ante mis ojos no pasó por alto, dedicándome una sonrisa pícara antes de empezar.

 

- De rodillas, esclavo.

 

No tardé en obedecerla y me incliné ante ella, sin dejar de mirarla.

 

- Ahora adórame.

 

Alcé mis manos y empecé a inclinarme hacia adelante varias veces a modo de reverencia, tal cual como si lo hiciera ante una deidad, a ella parecía encantarle todo esto, así que puso su pie encima de mí, sobre mi espalda, para luego ordenarme continuar. Con el enorme peso de su pie y su aroma sofocándome, seguí con mi labor de adorar a mi ahora Diosa Lisa, era duro, y aunque no alcancé a moverme como antes debido a la presión, a ella parecía encantarle todo esto, por lo que empezó reírse bien fuerte, para luego sin previo aviso aplastarme bajo su pie.

 

- Agradece que tienes el honor de estar bajo mi pie, esclavo. Casi nadie tiene ese privilegio.

- Gracias… Diosa Lisa… Es muy amable…

- ¡Lo sé, jajajajaja!

 

Ella siguió aplastándome, quedé atrapado bajo su pie en cuestión de segundos, y antes de que me diera cuenta ella levantó su pié, aunque yo seguía pegado a su planta. La volteó frente a su rostro para verme, y ahí yo vi su cara, riéndose a más no poder, claramente amaba tenerme subyugado de esa manera.

 

- ¡Deberías ver tu cara, es increíble, Jajaja! –Luego de reírse un buen rato, la Diosa Lisa me despegó de la planta de su pie y me tomó con 2 dedos, sentándose en su cama y acercándome a un lugar que no dejé de ver desde el inicio de esto.

- Quiero que lamas mi teta, esclavo, ¡ahora!

 

Con la cara a escasos milímetros de su pezón, empecé a chuparlo. Era algo sumamente excitante, no puedo negarlo, y aunque me sentía mal por Eve, no tenía otra opción que dejarme llevar por el momento, no es que Lisa me diera otra opción tampoco. Así que ahí estaba yo, chupando la teta de mi nueva Diosa como un bebé de la teta de su madre, la máxima señal de sumisión y dependencia, y aun así mi erección no hacía más que crecer. Ella lo notó y, rápidamente se masturbaba, me colocó entre sus 2 tetas y empezó a presionarlas con sus antebrazos, mientras metía sus dedos en su vagina. Posiblemente esta era la paja rusa más grande de la historia, y yo formaba parte de ella. Luego de un par de minutos no pude más y me corrí sobre sus pechos, era increíble que lograra hacerlo ya 3 veces en una noche, no era mucho de hacerlo, aunque aprendí mucho las veces que tuve la oportunidad, y todos los libros XXX que he podido leer me han dado una idea de como sentirme, pero para ser honestos ni toda la literatura erótica del mundo se acercaba a describir mi sensación exacta en ese momento. La Diosa Lisa volvió a tomarme entre sus dedos, que aunque estaban algo húmedos, al parecer no alcanzó a correrse.

 

- Me debes otra así luego, Esclavo. Por ahora vamos a bañarnos.

- ¿B-Bañarnos?

- Sí, es raro pero me gusta bañarme de noche, mamá dice que ahorra algo de tiempo por la mañana, y si, tu vienes conmigo.

 

Sin mucha más parsimonia fue a buscar una toalla de su armario y salió al baño, que quedaba a pocos pasos (suyos) de su habitación. Antes de entrar completamente ocurrió algo que no me esperaba, Había algo de jabón líquido derramado en el suelo del baño, y para su mala suerte (y la mía) Lisa la pisó, cayendo de espaldas y soltándome. Volé por los aires hasta caer a unos 3 metros de ella, quien estaba en el suelo algo aturdida. Por suerte el suelo del pasillo del segundo piso era afelpado, o si no sabría decir qué me hubiera pasado. Traté de correr para ayudarla, pero al parecer no era el único, ya que una voz femenina hizo eco en la habitación luego de oír el estruendo.

 

- ¿Hola?

 

Subiendo las escaleras se encontraba alguien a quien no había visto mucho antes más que en fotos de Eve, era Abby, su hermana mayor, la cual llevaba sólo unas bragas rosadas y una blusa blanca, con un emparedado en una mano y un vaso con jugo en la otra.

 

- ¡LIZZY!

 

Dejó su comida sobre un calefactor a un lado de la pared y corrió para ayudar a su hermana desmayada, todo fue tan rápido que no lo tengo tan claro, pero el enorme pie de Abby se posó sobre mí, aplastándome en el acto.

 

- ¡¿LIZZY, QUÉ PASÓ?! –Preguntó Abby, logrando hacer reaccionar a su aturdida hermana menor.

 - ¿Abby? Yo, em… No recuerdo bien. Creo que me caí.

- Ya veo, estás bien, quieres que te traiga hielo para el golpe.

- No, no te preocupes… Creo que iba a bañarme, ya se me pasará.

- ¿Segura?

- Sí.

- Ok… Parece que te tropezaste con ese jabón de ahí, recuerda limpiarlo.

- ¿Ah? Ok, ya veo, vale.

- Recuerdas algo antes del golpe.

- Bueno, creo que no. Lo último que recuerdo es ir a ver a Dead a su habitación… Pero no te preocupes, estaré bien.

- De acuerdo… Ve a bañarte, y si necesitas algo me avisas.

- Ok, gracias hermana.

- Para eso estamos, Lizzy.

 

Dicho esto Abby se dio media vuelta y, luego de buscar su comida nuevamente, empezó caminar por el pasillo en medio del segundo piso hacia el otro conjunto de habitaciones. No parecía notarme bajo su suela, y era bastante malo que Lisa haya olvidado que me tenía, ya que ahora estaba a merced de Abby, quien no sabía de mi existencia…

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